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JUICIO POR EL CRIMEN DE ISABEL CARRASCO / las declaraciones de los testigos

Sorpresa al tercer día: aumentan las dudas razonables

Ahora sí, los testigos juran o prometen decir la verdad a partir de esta tercera jornada del juicio por el crimen de Isabel Carrasco, que se viene celebrando en la Audiencia Provincial de León. Si no lo hacen pueden ser acusados de perjurio.

Martínez Carrión
21/1/2016 - 18:21

El primero en comparecer ha sido el testigo clave, el policía nacional jubilado Pedro Mielgo, testigo ocular del asesinato y quien tuvo la sangre fría de perseguir a la asesina, parar en un momento dado un coche de la policía local y señalar e identificar a Monserrat González, cuando ya se encontraba en el interior del vehículo de su hija, dispuesta para huir nada más que se reuniera con Triana. Un héroe por jugarse su vida y la de su mujer en un acto intuitivo, premiado como ciudadano ejemplar con la Medalla de Oro de León.
El testimonio de Mielgo es clave para probar si Monserrat tiró en el acceso a un garaje el bolso en el que había escondido el revólver con el que mató a Carrasco o si, por el contrario, lo entregó a su hija. Si se hizo de una u otra manera determinará si hubo un plan premeditado y, por tanto, Triana estaba al tanto de las intenciones asesinas de su madre o si la intervención de Triana se debió a la casualidad y al azar. Pues este dilema deberá esperar a ser solucionado. Mielgo, ante un muy agresivo defensor de las acusadas, reconoció que perdió de vista durante varios instantes a su perseguida y que, además, unos contenedores le impidieron ver en un momento dado el brazo de Monserrat sobre el que colgaba el bolso. Es decir, la asesina pudo deshacerse del bolso sin que Mielgo se percatase. Cuestión muy importante. De ello depende el grado de implicación de Triana.
Pero peor ha sido, por inesperado y sorprendente, cuando Mielgo ha asegurado que no reconocía su voz como el interlocutor de una conversación telefónica mantenida con el 112 y el que una persona, que sólo podía ser él, relata en tiempo real, jadeante y con voz entrecortada, la persecución y la identificación de la asesina. La defensa ha aprovechado esta situación para adelantar la posibilidad de una denuncia por "falso testimonio" contra Mielgo, toda vez que la mujer del policía jubilado sí ha reconocido la voz como la de su marido y, posteriormente, uno de los dos policías locales que procedieron a la detención de Monserrat y Triana, cuya voz también se oye en esas grabación, identifica a Mielgo como la voz protagonista de esa llamada.
La declaración y posible contradicción de Mielgo ha armado un gran revuelo en la sala, ha dado alas a la defensa y sobre todo, habrá dejado desconcertados a más de un miembro del Jurado. En este sentido, la defensa de Monserrat y Triana consigue su objetivo de sembrar dudas más que razonables entre el Jurado. Su gran objetivo para rebajar la pena de Monserrat y lograr la absolución de Triana.
El mismo abogado ha logrado instalar otras dos dudas razonables sobre la mesa del Jurado. La primera se refiere a la hora del asesinato y si fue exactamente a las 17:15h. No es una cuestión baladí. Porque hay una llamada desde un móvil de Monserrat a Triana a las 19:17h, que el fiscal y las acusaciones consideran vital porque habría servido a Monserrat para decirle a su hija que ya había matado a Carrasco y que se fuese hacia el coche con el que pensaban huir. Si el asesinato no fue exactamente a esa hora, entonces la llamada podría haberse hecho antes del asesinato. En este sentido, la inspectora jefe de la UDEF, la brigada policial que dirigió la investigación, declaró como testigo que no puede certificar exactamente la hora del asesinato.
Y la segunda gran duda se refiere a la polémica intervención de los dos policías de Burgos, invitados a la investigación, que llegaron a León por orden del jefe regional de policía y amigo del comisario de policía de Astorga, marido de Monserrat y padre de Triana. Ha quedado demostrado que esos dos policías de Burgos estuvieron en la casa de Raquel en la primera detención de la policía local y cuya presencia fue ignorada en los informes y declaraciones policiales, hasta justo el momento antes de convertir ese silencio en un posible delito de perjurio. La policía jefa de la UDEF reconoció ayer en su testimonio que fue un error no haber incluido en los informes policiales la participación y actuación de estos policías de Burgos.
Tampoco está muy clara la intervención de estos mismos policías de Burgos en el primer interrogatorio a Monserrat y Triana en la comisaría de León y de qué forma obtuvieron la pronta confesión de Monserrat como autora material del asesinato.
El testimonio de estos dos policías será la próxima semana uno de los momentos claves de juicio. Va en ello el riesgo de declaración de nulidad del juicio que ahora se celebra.

 

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