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Carme Chaparro: "Lo mejor de la vida, a los 40"

La periodista dice ser "muy afortunada" por trabajar en la profesión que "le encanta".

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"Las redes sociales son un altavoz para lo bueno y para lo malo"

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Mamen Crespo
21/4/2017 - 09:58

Este primer libro ha visto la luz con un premio debajo del brazo. Y no es cualquier galardón, sino uno de los más importantes que se entregan en España, el Premio Primavera, que conceden el Área Cultural de El Corte Inglés y la editorial Espasa del grupo Planeta.

Después de 20 años demostrando que es una gran periodista, ahora le han bastado unos pocos meses para recibir el sobresaliente como escritora. Entre tanta tarea, el deporte queda en segundo plano.

¿Cómo has vivido que te hayan dado un premio con tu primera novela?
Ha sido y sigue siendo maravilloso, un sorpresón que me ha hecho muy feliz por el reconocimiento del jurado a una novela que no sabía de quién era. Yo perseguía que esta historia se peleara por ella misma y no que la defendiera mi nombre y, por eso, la presenté con seudónimo.

¿Tenías muy claro que era muy buena o has tenido miedo?

Claro que he tenido miedo. Yo sabía que era buena y mis amigos lo corroboraban. De hecho, Carmen Posadas, a la que se la mandé, me dijo que estaba maravillada, que era fantástica y un tesoro, pero por mucho que te digan, la prueba de fuego son los lectores. Y están respondiendo mejor de lo que yo pensaba, maravillosamente bien.


Con esta primera novela te han elevado a la categoría de escritora. Palabras mayores. ¿Cómo se digiere esto?
Mal. Yo soy periodista, llevo 20 años en la profesión y, al final, lo que he hecho ha sido cambiar lo que hago todos los días, que es escribir sobre historias reales, por un formato mucho más largo como es una historia de ficción. Me considero ante todo periodista. Escritora lo están decidiendo ahora los lectores, y creo que también lo soy, pero periodista siempre.

¿Por qué has escogido como tema central del libro los niños desaparecidos?
Porque lo he tratado muchas veces en la información diaria, es un tema que se alarga mucho en el tiempo. En algunos casos, muchos años.

En la historia se pone de manifiesto la importancia de la audiencia en casos tan mediáticos. A veces, puede parecer que la verdad es lo que menos importa, y que lo que cuenta es dar algún dato cuanto antes.
Suele pasar. Te diría que no vemos información, sino que la consumimos de manera compulsiva. Las redes sociales tienen buena parte de culpa o de responsabilidad de todo esto. Todo se mide. Estamos dentro de esa vorágine que no sé dónde nos va a llevar.

Todo se mide y tú dejas los informativos de fin de semana de Telecinco, que son líderes, y te vas al diario de mediodía en Cuatro. ¿Las cifras te tienen agobiada?
No, ya son 20 años. Claro que me preocupan y las miro porque, al final, los periodistas trabajamos para que la gente se informe con nosotros. Para mí el cambio ha sido un premio porque he pasado de un informativo compartido de fin de semana, en el que la actualidad es de otro tipo, a uno en solitario, a las 2 de la tarde, tiempo en el que está pasando todo. La actualidad a esa hora bulle, mucho más que a las 3. Es un informativo en el que siempre estás improvisando, cambiando... y el plató y el control son un hervidero de nervios y adrenalina periodística. Estoy encantada.

Ana, una de las protagonistas de la novela, dice que en la vida o ganas o caes bien, que las dos cosas es imposible. Tú en tu profesión has ganado y no sé si lo has compatibilizado con lo de caer bien.
Vivimos en un país complicado, en el que el éxito de los demás se gestiona un poco mal por determinados colectivos. Son grupos pequeños, pero sí que es cierto que es gente que hace mucho ruido, sobre todo ahora con las redes sociales, que son un altavoz complicado para lo bueno y para lo malo.

La otra protagonista es periodista de televisión. ¿Hay algo de ti en ella?
Mucho de lo que he aprendido en estos años, claro. Cuando Inés cuenta cómo funciona una redacción, los sucesos, cómo interactúa con sus fuentes, las palizas que se pega porque hay un caso que de repente despunta y tiene que trabajar 16 horas al día... Todo eso es parte de mi experiencia. Muchas de las cosas que Inés hace en su trabajo las he vivido, las he visto o me las han contado.

Tienes dos hijos, ¿cómo compaginas esta vorágine con la maternidad?
Mal, es complicado. Mi madre vive en Barcelona. Tengo la suerte inmensa de tener una pareja, que es el padre de mis hijas, que procura estar pendiente de la casa, de las niñas, de poner lavadoras, de hacer la compra... Las mujeres nos cargamos muchas cosas a la espalda y esto no es una lucha nuestra, sino una lucha compartida al 50%, con porcentajes que deben variar dependiendo de la época y de la actividad de cada miembro de la pareja.

Muchas mujeres dicen que es culpa nuestra, en gran parte, porque no delegamos. ¿Tú también lo crees?
Sí. Yo ya estoy aprendiendo a hacerlo, porque tengo una pareja maravillosa. Hay mujeres que no tienen esa suerte y hay otras que aunque la tengan quieren hacerlo todo. Perdemos mucho tiempo criticándonos las unas a las otras porque creemos que son malas madres porque no viven la maternidad como nosotras, porque se incorporan al trabajo y se reparten la baja con su pareja... Todas esas energías que perdemos criticando a esas mujeres por lo que sea las estamos perdiendo en vez de focalizarlas en lo que de verdad importa. No en ser iguales que los hombres, porque no lo somos, sino en conseguir la igualdad con ellos, conseguir que no nos asesinen. Ese es uno de los grandes problemas que tenemos.

En la televisión es fundamental la imagen. ¿Cómo te cuidas?
¿Le harías esa pregunta a un hombre? (risas). Esa pregunta me la suelen hacer siempre, en todas las entrevistas, y yo siempre digo lo mismo. ¿Se la harías a Pedro Piqueras o Matías Prats? Yo tengo 44, ellos están en los 60, deberían cuidarse más que yo. Ahora me cuido poco y mal, me levanto a las 6 de la mañana, estoy toda la mañana trabajando, creo que en las últimas semanas de promoción he comido un día, de sentarme a la mesa. Salgo de aquí y me como un sándwich y yogur con cereales y mi cuerpo lo está notando. Lo que pasa que es sabio y genera endorfinas y estimulantes que te ayudan a seguir y seguir. Si estuviera haciendo esto de algo que no me gustara viviría en un infierno. Es una alegría tener un sitio en el que ir a trabajar y que te encante. Me considero inmensamente afortunada de trabajar en lo que me gusta.

De deporte ni hablamos claro...
Intento hacer algo, tengo una elíptica en casa. En mis dos embarazos, hasta el último día, hacía media hora en casa. Lo que pasa es que llevo tres operaciones de rodilla, me clavé unas escaleras mecánicas y me destrocé la rodilla, tengo mucho dolor siempre y mi articulación cruje, se desgasta.... Bajo las escaleras como las viejecitas, porque se me va la rodilla y me mato (risas). Todo lo que es deporte de impacto no puedo.

Tú lo de dormir ocho horas no lo contemplas...
Tengo insomnio desde muy jovencita, duermo muy mal. Cuando era más joven tardaba horas en dormirme y ahora desde hace años caigo frita, pero a las cuatro horas o así me despierto y estoy dos o tres horas relajada en la cama. Se me ocurren cosas para la novela... El otro día la doctora de cabecera me dijo que esto ya no se va, que va a más con la edad, y me dio unas pastillas de hierbas. Iré probando técnicas de relajación. Cuando acabe la promoción intentaré ponerme en serio y dormir 6 horitas.

Has sido mamá cerca de los 40. ¿Ha sido difícil la recuperación?
Tuve a la primera con 38 y a Enma con 40 y me costó más recuperarme. Cuando tienes dos hijos tan seguidos... Si yo ya tengo insomnio y encima cuando estoy en esa fase de que me estoy durmiendo, me despiertan, me quiero morir. Había noches que no podía más con tanta falta de sueño. Yo nunca quise tener hijos y, de repente, pensé ahora quiero. Me arrepiento y me sabe mal haberlas tenido tan tarde porque me planteo que cuando yo me esté jubilando, mis hijas estarán acabando la universidad. Me da pena cuando pienso que no podré acompañarlas más. A ver si avanza la ciencia y vivimos unos añitos más

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