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España no dará marcha atrás en su plan nuclear

El último de los siete reactores dejará de estar operativo en 2035. Países como Francia apuestan por la ampliación de este tipo de centrales. La incertidumbre se dispara con la crisis del gas ruso.

Archivado en: ecología, medio ambiente, energía nuclear

Panorámica de la central nuclear de Cofrentes

Los residuos mantienen su radiactividad durante varios miles de años

D. Nebreda
07/10/2022 - 00:12

Alemania ha alcanzado el punto de no retorno. Los tres reactores que tiene operativos dejarán de operar este invierno. Por ello, el motor de la Unión Europea se quedará, de manera inevitable, expuesta ante la incertidumbre energética debido a la posible interrupción del suministro de gas ruso por la guerra de Ucrania. España tiene operativos siete reactores nucleares. Según el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 aprobado en 2020 por el Ministerio para la Transición Ecológica, todos cerrarán antes de 2035: Almaraz I (2027), Almaraz II (2028), Ascó I (2030), Cofrentes (2030), Ascó II (2032), Vandellós II (2035) y Trillo (2035). De esta manera, se dejará de producir el 20% de la energía total que consumimos y será necesaria su obtención a través de otras fuentes.

El presidente de la Sociedad Nuclear Española, Héctor Dominguis, criticó que "España es el único país de la Unión Europea con generación nuclear que no está revisando su programa para ampliar la vida de los reactores". En este sentido, Francia ha consolidado su apuesta por esta energía. El presidente Macron anunció en febrero la construcción de 14 reactores más, que se sumarán a los 56 ya existentes. Reino Unido también ha dado un impulso a su política nuclear, aprobando la construcción de ocho reactores más. Por último, Holanda sumará dos más y Bélgica ha dado marcha atrás a su política de cierres.

RESIDUOS
El debate de las centrales nucleares, tradicionalmente, no se centraba tanto en las emisiones de C02 sino en su seguridad, sobre todo tras el accidente de Chernóbil y en la gestión de los residuos. En España se depositan en el almacén centralizado de El Cabril, en Hornachuelos (Córdoba). Desde su construcción, guarda 28.218 metros cúbicos de residuos radiactivos (23.500 procedentes de las centrales, 2.500 de intervenciones especiales y 2.000 de la medicina nuclear). El principal inconveniente y el mayor motivo para el desmantelamiento de todas las centrales nucleares es que su combustible, el dióxido de uranio, mantiene su radiactividad durante varios miles de años. Ante la crisis energética proveniente del corte de suministro del gas ruso, el problema está en cómo seguir generando electricidad si se cierran las nucleares, que en España produjeron el 20,8% del total de la energía. El proceso para sustituir la nuclear por renovables durará varias décadas. Es por ello por lo que los países han vuelto a recurrir a la quema de carbón, abriendo incluso centrales térmicas ya cerradas. El pasado marzo volvió a operar la central de As Pontes, en la provincia de Galicia.

ETIQUETA VERDE
En este contexto, Europa aboga por la energía nuclear. El Parlamento Europeo avaló el pasado mes de julio la posición adoptada por el Consejo que clasificaba la energía nuclear y el gas merecedoras de la etiqueta verde. Esta medida respalda la petición de Francia, quien reclamaba un reconocimiento expreso de la energía nuclear como fuente libre de emisiones de C02. Mairead McGuinness, comisaria europea de servicios financieros, durante el debate parlamentario celebrado en la Eurocámara, incidió en que "las bajas emisiones de carbono hacen que forme parte de nuestra combinación energética en transición".

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