Cadena de favores con acento castizo
Tras dar la vuelta al mundo en bici, este madrileño ha cruzado el río Amazonas con una canoa de madera. Su reto permite que una chica de Kenia vaya a la Universidad becada.
Archivado en: aventura, solidaridad, Javier Colorado
"Lo más importante ha sido vivir la aventura y poder contarla"
Francisco Quirós
03/11/2017 - 10:52
"El leve aleteo de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo". Este proverbio chino, sobre el que se asienta el concepto del 'efecto mariposa', tiene una fiel representación en la última aventura llevada a cabo por Javier Colorado, un madrileño de 31 años criado en el Soto de La Moraleja. Este ingeniero químico e industrial emprendió el pasado 1 de abril la aventura de atravesar el río Amazonas con una canoa de madera fabricada totalmente a mano, un viaje que ha tenido una bella consecuencia en otro punto del planeta, en Kenia, donde una chica de 19 años podrá ir a la Universidad gracias, entre otras cosas, al apoyo de Glenfiddich, uno de los patrocinadores de este proyecto.
La capital ecuatoriana, Quito, fue el punto de partida de esta aventura, aunque para el propio Javier, el inicio se sitúa en otro momento: "Todos estos viajes comienzan cuando decido que lo voy a hacer, no tiene por qué ser cuando literalmente doy la primera pedalada. Todo empieza con una decisión. Este viaje se me ocurrió cuando visité Ecuador durante la vuelta al mundo en bicicleta. En unos viajes acaban surgiendo otros. Se puede decir que hay múltiples puntos de partida".
LA VERDADERA META
En total han sido unos 3.000 kilómetros los que ha recorrido Colorado junto a Manu, el encargado de plasmar toda esta aventura a través de fotografías y vídeos, un trayecto que ha demandado un gran esfuerzo físico, pero que también ha supuesto otro viaje, interior, mucho más placentero: "A nivel personal no ha sido duro, sino una gozada. Cuanto más duro es un reto, más lo disfruto".
Porque, para este protagonista, "lo más importante ha sido vivir una aventura, que no la puedes guardar en una caja, en un banco, debajo del colchón... y sin embargo tiene un valor incalculable. Lo mejor de todo es poder compartirla".
CALOR HUMANO
En total, este viaje ha durado cuatro meses, un tiempo que da para muchas vivencias y anécdotas, de las que Javier destaca, por encima del resto, el componente humano. "Cuando llegábamos a los asentamientos ubicados en la selva, llamábamos mucho la atención. La reacción que tienen cuando llegas no es nada negativa. Para ellos, que no tienen televisión ni nada parecido, eres la anécdota del día o de la semana, una atracción", explica usando esa hospitalidad extraordinaria para reforzar su teoría inicial: "Al final todo es una cadena de favores en esta vida. Hay mucha gente que ha posibilitado que yo pudiera hacer mis viajes, así que yo hago todo lo posible por no cortarla, por continuarla", zanja.
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EL ESPÍRITU AVENTURERO YA TIENE UN NUEVO DESTINO: El 1 de octubre de 2013, Javier Colorado iniciaba su primer gran reto: dar la vuelta al mundo en bicicleta. Más de tres años después volvía a casa, pero lejos de darse por satisfecho ya pensaba en su siguiente aventura, consistente en cruzar el río Amazonas. |
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