La gripé
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"La gripé se acentúa en nuestra ciudad", solía decir mi abuelo.
Explican los expertos que la famosa gripe no se contagia entre cerdos, sino exclusivamente entre humanos, por lo que deberíamos dejar en paz a los chanchos y cambiarle la denominación a la enfermedad. Proponen "gripe norteamericana". Al parecer, en Estados Unidos empiezan a llamarla "gripe mexicana". Y los mexicanos, mosqueados, contraatacan con el término "gripe estadounidense".
En euskera, a la viruela se le llama nafarreria (o sea: una enfermedad de navarros). Los navarros quisieron salvar su honra y señalaban con el dedo a algunos de entre ellos mismos: a la viruela también se le llamaba baztaneria o baztanga (o sea: enfermedad de los baztaneses). Y los habitantes del Baztán encontraron a otros culpables en su propio valle: a la viruela la llamaban agoteria (enfermedad de los agotes, la raza marginada cuyos descendientes aún viven en el barrio de Bozate, antiguo gueto). Es la vieja y cruel asociación entre enfermedad física y tara moral.
Solía preguntarme si entre los agotes habría algún vecino especialmente odiado a quien le colgaran la bicha: el último responsable de la enfermedad. Algo así como "Martín, el de la viruela".
La gripe porcina va a mutar de nombre en cualquier momento. Espero que se conformen con una denominación geográfica lo suficientemente amplia e inofensiva, porque acaban de encontrar al último agote griposo. Y lo tienen a huevo.
Publicado el 29 de abril de 2009 a las 17:30.