Ángel, después de leer tu comentario decidí retocar el final del texto para reducir el riesgo de un equívoco. Esa corrección, obviamente, equivale al reconocimiento del error.
Deja todos los comentarios que te apetezca en este blog. Yo los agradeceré. Y si son críticos, también te los agradeceré. No lo digo por decir: tendré en consideración tus críticas, como he hecho esta vez al corregir el texto. Si sólo se pudieran dar palmaditas en la espalda, apaga y vámonos; por eso es una pena que vayas abandonando los blogs en los que has tenido alguna discusión, como cuentas. En cualquier caso, si no quieres dejar comentarios, estupendo también. Aquí seguiremos.
Recuerdo el intercambio de comentarios que tuvimos hace tiempo, cuando escribí un texto sobre el asesinato de Isaías Carrasco y lo dificilísimo que iba a ser afrontar algún día la cuestión del perdón. ¿Te acuerdas? Yo me he acordado enseguida de aquella vez, en cuanto he leído tus comentarios de ahora. Porque me ha dado la impresión de que, cuando intervienes en este blog , muestras una sensibilidad especial para cazar supuestas ambigüedades morales.
Creo que has sido demasiado suspicaz. Tienes facilidad para ver polémicas en asuntos donde es casi imposible que las haya, porque son de un consenso tan básico… No creo que tú y yo tengamos ninguna diferencia esencial al opinar sobre la gravedad del terrorismo o la gravedad del cáncer, pero al final acabamos dando explicaciones sobre estos asuntos. Ni en el caso de Isaías Carrasco ni el de Fignon he tenido discusiones o diferencia de opiniones con ningún otro lector de este blog. Ojo: no rechazo la responsabilidad que yo pueda tener al ocasionar ese equívoco con una redacción incorrecta o ambigua. Y, obviamente, como lector tú me juzgas por mis textos y no por mis intenciones.
Pero déjame que te pida una cosa, Ángel, como compañero de la blogosfera (tú me lees, yo te leo). Te pido una predisposición un poco más benevolente cuando me leas. Un pequeño beneficio de la duda. Si alguna frase mía te hace pensar que no doy la importancia suficiente al terrorismo o al cáncer o algún tema así de grave, coméntamelo y déjame una pizca de margen. Es posible que me haya expresado mal y que pueda corregirlo. Si no, discutiremos tranquilamente.
Cuando lo de Carrasco, tú y yo acabamos poniéndonos de acuerdo y lo arreglamos todo estupendamente. También me acuerdo muy bien de eso. Espero que siga siendo así. A mí me cuesta enfadarme, y los enfados suelen durarme dos minutos. Espero que te ocurra lo mismo y que sigamos leyéndonos y, cuando nos apetezca, escribiéndonos.
Un saludo.