Hey, pistolero
Archivado en: Ciclismo, Tour de Francia, Mikel Astarloza, Juanma Garate, Lance Armstrong
ACTUALIZACIÓN (31 de julio, 20.25): La Unión Ciclista Internacional anuncia que Astarloza dio positivo por EPO una semana antes del Tour. Qué enorme decepción.
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Los ciclistas vuelven a casa.
Mikel Astarloza, ganador en Bourg-Saint-Maurice, que hasta ese día se refería a sí mismo como "un líder patético", porque sus compañeros trabajaban para él y nunca ganaba: "En el equipo suelen decir que siempre voy quedándome del grupo de cabeza y sufriendo. Esa es la historia de mi vida. Los recuerdos que tengo son sufriendo y descolgándome. Cuando deje el ciclismo me quedaré con lo de ir sufriendo y no aguantado el grupo de cabeza. Siempre digo que soy el peor del mejor grupo".
(Entrevista en El Diario Vasco)
La verdad es que si pensamos en una imagen de Mikel, el pobre siempre aparece luciendo dentadura:
(La foto es de NVJ).
Juanma Garate, ganador en el Mont Ventoux, que fue al Tour para ayudar a Menchov -desaparecido-, Freire -errante- y Gesink -caído-: "Esto lo compensa todo, los sufrimientos desde que eres cadete, los sueños desde que eres un crío. Soñé que llegaba con Contador. Me acuerdo que la segunda vez que gané en Gorla, en aficionados, también soñé que ganaba. No me suelo acordar mucho de los sueños, pero de éstos sí. Mi mujer me suele decir que se me olvidan".
(Entrevista en El Diario Vasco)
Estos dos han vuelto a casa felices. Pero hay uno que está avinagrado total: Lance Armstrong.
Sus pataletas de estos días me han decepcionado mucho. Yo hubiera dicho que en el podio de París se iba a mostrar alegre y hasta afectuoso con Contador, ejerciendo un papel de padrino, de maestro veterano, de viejo campeón que felicita al nuevo. Aunque él estuviera cabreado, pensé que iba a actuar un poco de cara a la galería. Debería haber ofrecido esa imagen conciliadora. Pero se ve que la grieta entre los dos es muy grande. Y si juzgamos los gestos de cada uno, yo diría que Armstrong es el principal culpable.
Ha sido poco respetuoso con Contador desde el principio. Anunció su regreso al ciclismo justo en los días en los que el madrileño, su futuro compañero de equipo, estaba a punto de ganar la Vuelta. Y eclipsó su victoria, claro. Un gesto feo.
La semana pasada actuó igual: sin esperar a que acabara el Tour, sin respetar a su patrocinador actual, Armstrong anunció que se iba a un nuevo equipo. Habría sido más elegante esperar a que terminara el Tour, pero Armstrong y Bruyneel, que en esos momentos cobraban de Astaná, aprovecharon los focos para darle bombo a su nuevo equipo. Feo.
En la última curva del Mont Ventoux, Contador se giró hacia Armstrong, le sonrió y levantó el puño, celebrando el podio del americano. Quiso ser conciliador. Pero Armstrong dio una imagen penosa en París: le estrechó la mano con una frialdad polar y permaneció en el podio con la desgana de quien espera al autobús. "Pagaré a gusto la palmera de chocolate", le dije al amigo que me ganó la apuesta, "porque va a ser tremenda la imagen de Armstrong de nuevo en el podio". A mí me parecía un momento espectacular, pero se ve que al tejano se la renflanflinfaba.
La imagen del Astaná, ganador de la clasificación por equipos, en el podio fue desoladora. Contador estaba en una esquina, sonriente. Los demás ciclistas pasaron el rato mirando a Tudela y esperando a que pasara el trago.
Esa noche celebraron una cena con los patrocinadores, a la que los ciclistas acudieron trajeados (por petición expresa de los jefes). Salvo Armstrong, que fue en chándal.
Y después de todos estos gestos infantiloides, estas pataletas y estas faltas de respeto, el colmo del Twitter. Armstrong no le dice nada a la cara a Contador, sino que le lanza mensajitos por internet.
El madrileño dijo que Armstrong era un gran campeón pero que no lo admiraba como persona y nunca lo haría (unas declaraciones muy evitables, es cierto). Y Armstrong, muy picado, atacó a base de mensajitos:
"He visto las declaraciones de Contador. Yo, en su lugar, dejaría de hablar tonterías y empezaría a dar las gracias al equipo. Sin él, no habría ganado".
"Hey, pistolero, no hay 'yo' en 'equipo' (juego de palabras en inglés: "there is no I in TEAM) ¿Qué te dije en marzo? Que tenías todavía mucho que aprender. Y no he cambiado de opinión".
Se refiere a la París-Niza: Contador tenía la carrera ganada, pero el penúltimo día se cebó persiguiendo a corredores que no eran amenazantes para él, se desfondó y acabó perdiendo la carrera en favor de Luis León Sánchez. Armstrong criticó, con razón, los movimientos nerviosos y absurdos de Contador. Pero el madrileño ha demostrado a lo largo del Tour que tiene aquella lección bien aprendida: ha dosificado esfuerzos, ha cedido victorias... Por eso es un poco penoso que Armstrong siga hurgando en aquella historia.
Y la guinda, en una respuesta al Twitter de Axel Merckx. Dice Armstrong: "Un campeón también se mide por el respeto que les tiene a sus compañeros y a sus rivales".
Pues eso.
Publicado el 29 de julio de 2009 a las 12:15.