La irreductible imperfección humana
Archivado en: Fogonazos, Nueva York, Los caminos del mundo, Nicolas Bouvier, Josema
El blog Fogonazos -pena perdérselo- cuenta la magnífica historia del minuto fantasma de los trenes de Nueva York: los 900 convoys que salen de esta ciudad a diario lo hacen con un minutillo de retraso (exactamente, 58 segundos de retraso medio) como gesto de cortesía secreta para que los pasajeros más apurados no pierdan el tren.
Este detalle me ha recordado otras dos historias:
1. La postal que me envió Josema desde Londres hace años, con una observación muy típica de él y que casi nadie más en este planeta sería capaz de hacer: Josema estaba mosqueado porque el reloj del Big Ben ¡no tenía segundero! Tanta matraca con la "puntualidad británica" y resulta que en Londres alguien puede llegar 59 segundos tarde a un sitio y presumir de puntual. Qué poco riguroso, qué flojera británica.
2. La tradición de los caravaneros persas de dormir la primera noche muy cerquita de casa (historia que debo de haber contado ya media docena de veces, desde que en la primera etapa de Vespaña, precisamente con Josema, dormimos en Sunbilla, ¡a 46 kilómetros de casa!, en un viaje que iba a durar 10.300).
Supe de esa tradición en Los caminos del mundo, uno de los mejores libros de viajes que he leído nunca. En este párrafo:
"`Primera etapa: corta etapa', dicen los caravaneros persas, que saben perfectamente que, la noche de la salida, todos se dan cuenta de que han olvidado algo en casa. En general, sólo se hace un pharsar [unos seis kilómetros]. Esto permite que los despistados todavía puedan ir y volver antes de la salida del sol. Este margen que conceden a la distracción me parece una razón más para que me guste Persia. No creo que en este país exista una sola disposición práctica que no tenga en cuenta la irreductible imperfección del hombre".
Para saber un poquito más sobre este fantástico libro:
Los caminos del mundo (1) / Los caminos del mundo (2)
Publicado el 21 de octubre de 2009 a las 08:45.