Gregorio Iriarte, 45 años en la médula de Bolivia
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"Gregorio Iriarte llegó a Bolivia en 1964 como un peón más de la Guerra Fría. A este padre oblato, nacido en Olazagutía (Navarra) hace 83 años, lo destinaron a Llallagua, el mayor centro minero del país, para dirigir una radio católica y frenar la expansión del comunismo. No sólo reconcilió a mineros y religiosos, sino que él mismo salvó la vida al líder de los comunistas, amenazado de muerte por el Ejército, acompañándole en una fuga trepidante con disfraces y documentos falsos. Denunció las brutalidades cometidas contra los mineros, luchó por los derechos humanos, fue testigo de las mayores masacres, participó en reuniones secretas con presidentes de la República, escribió libros clandestinos que acabaron derribando la dictadura de los ministros traficantes de cocaína...
Sus profundos análisis de la realidad boliviana, plasmados en una veintena de libros, fascinaron a un Evo Morales que iniciaba su carrera hacia la presidencia y que llevó al sacerdote navarro a dar mil charlas por el país. Iriarte sigue escribiendo libros y artículos en su austera habitación de Cochabamba, mientras asiste con mirada crítica al proceso de transformación que Morales impulsa en Bolivia".
Esta podría ser la entradilla de la entrevista al padre Gregorio Iriarte, un hombre fascinante a quien conocí por medio de Miguel Sánchez-Ostiz y Amets Arzallus. Es posible que pronto se publique la versión en euskera de la entrevista. La versión en castellano le interesó a un diario, pero me sugirieron que la publicara sin cobrar. Así está el periodismo.
Publicado el 30 de diciembre de 2009 a las 10:30.







