"Este mundo me parece una trinchera"
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Se discutió mucho sobre los trece apóstoles que esculpió Oteiza en el friso del santuario de Aránzazu. A mí se me ocurre otra interpretación: si consideramos la Última Cena de Oñati como un evento cultural celebrado en Guipúzcoa, no cabe duda de que el decimotercero debe ser Iturri (conocido como Mikel Iturria cuando se quita la capa de internauta). Por la blogosfera vasca circuló una vez este titular: "Se ha celebrado un evento cultural en Donostia y Mikel Iturria no ha asistido".
Iturri acude a todos los conciertos, exposiciones, películas, presentaciones y conferencias de los alrededores. Con lo que cuesta mantener un blog, va el tío y publica el suyo -siempre jugoso- tanto en euskera como en castellano (Harrikadak / Pedradas). Además, este amanuense del siglo XXI se dedica a traducir al castellano algunos textos interesantes que se publican en los medios euskaldunes. Habría que darle un premio o una subvención o un vale por cañas y pinchos en el bar Tánger.
Hace unas semanas, Iturri se tomó el trabajo de traducir en su blog la maratoniana entrevista que le hizo el gran reportero Alberto Barandiaran al escritor Miguel Sánchez-Ostiz en la revista Argia ("un temporal de esos que siempre deja algo en la playa"): "Lubaki bat iruditzen zait mundu hau" ("Este mundo me parece una trinchera").
La traducción está dividida en cuatro partes:
En la primera, Sánchez Ostiz menciona sus viajes por Bolivia, la revolución pacífica que allá se vive, el racismo en varios sentidos, las tensiones... ("quienes debían haber nacido para obedecer han empezado a mandar").
En la segunda parte explica su empeño por levantar acta de algunos rincones oscuros de este mundo. Dice que vivimos tiempos apasionantes, "sentados sobre un barril de pólvora".
En la tercera parte da algunas pistas sobre la novela en la que tratará el inicio de la Guerra Civil ("macagüen, menudos tiempos aquellos"), habla de la memoria histórica, de los disgustos con su Pamplona natal...
Y en la cuarta habla del caso Egunkaria, del compromiso, de la libertad de conciencia. Y de la necesidad de aprovechar el tiempo, de la urgencia de trabajar ante el acoso de la vejez.
De los libros viajeros de Sánchez-Ostiz me admira su empeño por intentar entender a los demás, a los extraños, a los otros, sin juzgarlos. Y me gusta el recordatorio permanente de que los visitantes, los viajeros, los escritores, los periodistas, él incluido, sólo obtenemos una visión muy limitada de esas realidades ajenas. En el caso de países tan complejos como Bolivia, donde él ha viajado muchas veces, deberíamos ser sinceros y reconocer que no hemos entendido casi nada, que no nos hemos hecho ni una mínima idea de tantos y tan remotos mundos, tantas vidas que quedan a desmano.
Pero siempre tenemos un esquema en el que podemos encajar a nuestro gusto los fragmentos que hemos recogido. Siempre tenemos una trinchera en la que acomodarnos.
Por eso, entre el porrón de frases destacables de la entrevista, traigo aquí estas pocas:
"Resulta muy fácil acercarse a las realidades que nos son ajenas como si fuéramos misioneros. Como misioneros o como guerrilleros. Sin embargo, es difícil dejar en casa tus prejuicios y tus pensamientos y tratar de ser comprensivo con las formas de vida que te encuentras".
Remato con Chéjov (donde dice "psicólogo", se puede poner "periodista", "escritor"...):
"Un psicólogo no debe pretender que entiende lo que no entiende. Es más, un psicólogo no debe dar la impresión de que entiende lo que nadie entiende. No seamos charlatanes y digamos con franqueza que en este mundo no se entiende nada. Sólo los imbéciles y los charlatanes creen comprenderlo todo".
Publicado el 1 de abril de 2010 a las 10:30.