¿Hoy está alegre el corasón?
Nos enteramos entre las dos tandas, a bordo de una trainera, en plena bahía de La Concha. El que estaba escuchando la radio con auriculares, cantando los tiempos de Kaiku, San Juan, Astillero y Donostiarra, se calló un rato y luego dijo en voz baja algo confuso sobre un anuncio de alto el fuego.
La noticia circuló de proa a popa en susurros, soltamos alguna exclamación entre dientes, hubo un silencio raro y luego salieron Urdaibai, Orio, Pedreña y Hondarribia.
Me vino el arranque de una canción añeja:
Regatas en San Sebastián / hoy está alegre el cooorasón...
Pero pensé que el corasón sólo estaba alegre
para apostarse sincuenta a dies / que gana Aita Manuel.
Y poco más.
El traje nuevo me pondré / y después de Misa Mayor / iré a contemplar / cómo va a ganar / San Pedro contra San Juan. / No temas, Miren, que vuelva yo / medio moskorra, medio arruinao / voy a ser rico / y he de comprarte / mantelería de buen color...
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Fui remando con la gente de Albaola, desde Pasai Donibane - Pasajes de San Juan hasta la bahía de La Concha, a bordo de la trainera Ameriketatik (réplica construida a mano de una trainera del siglo XIX):
Otros remaban en el potín Arditurri:
Echamos el ancla en la bahía y vimos en el mismo borde del campo de regateo la primera jornada de las regatas de La Concha, que ya está casi en manos vizcaínas (Kaiku o Urdaibai).
Cristina dio voces y zarandeó su toalla cuidadosamente escogida para animar a los rosas de San Juan, que el próximo domingo remarán en la tanda de honor:
Remamos de vuelta a Pasajes, comimos un bocadillo en la plaza, hubo un amago de brindis por la noticia y nadie tenía muchas ganas de hablar del asunto.
Recuerdo la euforia de otras veces, tras otros anuncios de alto el fuego.
Hoy leo blogs, faceboks, twitters, hablo por teléfono con amigos: no hay apenas rastro de euforias. Leo, sobre todo, a gente que cree que debería sentirse contenta y no lo consigue. Pesimistas que intentan contagiarse de los optimistas. Muchos que se han quedado ni fu ni fa, que no han vivido ninguna ilusión especial, que están ya muy cansados. En Facebook leo un comentario que ilustra de maravilla este destemple: sentí la obligación de estar contento, dice alguien, pero en vez de abrir champán me tomé una cerveza en casa.
Pues eso: nos tomaremos una cerveza en casa, pero no estamos para salir a la calle con champán.
A mí me parece que para explicar el destemple son muy aplicables las dos lecciones que aprendí remando con los de Albaola en Bretaña: una y dos.
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(La trainera vasca conquista Bretaña)
Publicado el 6 de septiembre de 2010 a las 12:45.







