A topa tolondro. Viajes, escapadas y barzoneos

A mí Armstrong no me cae ni bien ni mal. Eso sí, tengo claro que por dinero no vuelve, y que una de las razones para su vuelta es la lucha contra el cáncer.

Yo opino que hasta hace pocos años todos los campeones del Tour ganaron dopados, Perico e Indurain incluidos.

Recuerdo una entrevista de José María García a Indurain hará unos diez años, con el de Villava ya retirado. García le preguntó si se había dopado alguna vez, Indurain dijo que no iba a contestar a esa pregunta. García dio paso a publicidad, y a la vuelta le volvió a preguntar "Miguel, quizás la gente se lleve una impresión equivocada con tu última respuesta, te lo pregunto otra vez para que quede claro". Se lo volvió a preguntar e Indurain volvió a decir que no iba a contestar a eso. Fue impresionante cómo reaccionó García, no supo qué decir, se le acababa de caer un mito.
A mí en cambio me impresionó la respuesta de Indurain por otros motivos. La mayoría hubiera mentido y él prefirió no hacerlo.

Si esa anécdota es verdadera (Dios mío, a qué punto estamos llegando), me parece precioso que alguien quiera transmitir su aprendizaje vital a otra persona, más todavía si ni siquiera se conocen o son amigos. ¡Y qué bien que tenemos amigos!, ¿eh, Andertxu?

Bonita historia, es la mejor cara de Armstrong. No me cae bien y sin embargo le admiro.

Cuando ganó su primer Tour, voló hasta Italia para regalarle creo que un maillot y uno de los leones de peluche que dan en el podio a la viuda y el hijo pequeño de Fabio Casartelli, el compañero de equipo que se mató en un descenso del Tour de 1995.

Es otro bonito detalle, Ander y supongo que es sincero. También nos acordamos de la emotiva celebración de la etapa que ganó el año que murió Casartelli (¿95?). Pero luego le ves salir a por Simeoni como un matón de patio de colegio y se te olvidan estas cosas.

Bueno, hay que recordar las dos caras. Supongo que todos tenemos momentos espléndidos y momentos mezquinos. La historia de Markel Irizar me ha impresionado porque yo pensaba que la historia de la lucha contra el cáncer era un poco excusa para explicar el regreso de Armstrong, pero veo que se lo toma muy pero que muy a pecho. Así que... al César lo que es del César y adiós, que me voy.