Pararse y pensar
Archivado en: Eider Elizegi, Mi montaña, Angel Olaran
Es época de mensajes y de pararse a pensar un poco (pero literal: pararse y pensar). Así que os dejo los dos que más me han gustado estos últimos días.
El primero es de Eider Elizegi, que ya volvió de su largo viaje por los Andes y ahora vive en una furgoneta, donde disfruta teniendo frío y notando el calor del sol cuando aparece, y nos enseña la belleza del mundo a quienes andamos demasiado liados como para apreciarla.
Eider ganó el premio Desnivel con el libro Mi montaña. En la inauguración (a partir del minuto 2:35 de este vídeo), habló de la montaña como espacio en el que se agudiza la percepción de la belleza, de las renuncias que liberan, de los miedos, de las ganas de saborear intensamente las cosas más pequeñas, de la escritura como una segunda vida a través de las palabras...
El segundo mensaje es del misionero Ángel Olaran, quien acaba de recibir la Medalla de Oro de Guipúzcoa por su trabajo en Etiopía en los últimos 18 años. Olaran denuncia el cinismo de las sociedades ricas, que se enriquecen a costa de quienes pasan hambre, consienten la explotación, la enfermedad y la muerte de millones de personas, y además se tienen por democráticas y civilizadas. Por eso, no reclama solidaridad sino justicia.
Copio algunos fragmentos publicados por la agencia Efe:
"El misionero ha denunciado cómo "en la colaboración comercial Norte-Sur, siempre el Norte se beneficia económicamente del Sur" y ha dado detalladas explicaciones que lo ponen de manifiesto.
Así, ha hablado de "la evasión de impuestos de las multinacionales", del comercio de armas, de la corrupción de los dirigentes africanos "con la colaboración de gente de aquí" o del "falso" problema de la deuda externa, entre muchas otras cuestiones.
"Una sociedad que se enriquece de los que no tienen que comer es diabólica", ha afirmado Olaran, quien ha subrayado que "nunca en la historia se ha causado y consentido tanta muerte como ahora, y nunca la sociedad se ha vanagloriado de tanta democracia, civilización y exquisitez humana, incluso religiosa".
"Por encima de los derechos básicos -ha añadido-, nuestra ansia de poder material contribuye a este desequilibrio que mata, y esto sí que es un arma de destrucción masiva".
Ángel Olaran ha reconocido los "buenos y serios" documentos de la Iglesia sobre justicia social, pero ha lamentado que éstos "no se hayan visto apoyados con la firmeza e insistencia verbal que acompañan a otros sobre los anticonceptivos, el aborto o los matrimonios gay". "Quizás la muerte de miles de personas por hambre sería más motivo de excomunión que otras cosas", ha apostillado.
Publicado el 24 de diciembre de 2010 a las 13:30.







