ACTUALIZACIÓN 20.15h: Me entero por Lucía de que el Ayuntamiento de Torremolinos ha otorgado su premio de periodismo "Sol de oro" al inglés Mark Jones, por la divulgación de las maravillas de la ciudad. Merece la pena transcribir su espectactular reportaje: "Después de 40 años de turismo de masas, Torremolinos sigue evolucionando y, además de playera, es una ciudad efervescente. Arquitectos de moda admiran ahora los esbeltos hoteles de los 50 y 60. La campaña para hacer de este sitio Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO comienza aquí". Y ya está: 44 palabras premiadas con 15.000 euros. El textículo se publicó en una revista inglesa, dentro de un reportaje titulado "Los 50 sitios más auténticos del mundo".
Al periodista le entregaron el premio hace un par de días durante la tradicional "cena del pescaíto", y el fallo del jurado, que ocupa más espacio que el propio reportaje, destacó entre otras cosas "la singularidad del contenido". Esto sí que es un impuro ayuntamiento (¡hay untamiento!) y no lo que viene dentro de unas líneas. El amigo Jones aún debe de estar partiéndose de risa. Enhorabuena, chaval. (Más detalles, aquí).
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Los instituciones ofrecen premios a los periodistas que hayan publicado reportajes halagadores sobre el atractivo turístico de una región, las bondades del aceite de oliva, el encanto de los viajes en ferrocarril o la importancia de la odontología en el crecimiento afectivo de las personas humanas.
Propongo que los gobiernos vasco y navarro convoquen el premio Aymeric Picaud de periodismo para reportajes que den la imagen pésima más divertida de nuestra tierra. Ya basta de rinconcitos con encanto, adjetivos empalagosos y recomendaciones de lo que nadie se debe perder. ¡Un poco de látigo, que nos dormimos!
Picaud fue un monje francés del siglo XII que caminó hasta Santiago de Compostela y escribió la Guía del peregrino. En esa guía anotó uno de los glosarios más antiguos del euskera (los navarros "a Dios le llaman urcía; a la madre de Dios, Andrea María; al pan, orgui; a la carne, aragui; al pescado, araign; a la casa, echea; al dueño de la casa, iaona; a la señora, andrea; a la iglesia, elicera; al trigo, gari; al agua, uric; al rey, ereguía; a Santiago, iaona domne Jacue"). Y avisaba al peregrino: "Si los oyeses hablar, te recordarían el ladrido de los perros, pues su lengua es completamente bárbara".
Después viene la descripción de los navarros:
"Comen, beben y visten puercamente. Pues toda la familia de una casa navarra, tanto el siervo como el señor, lo mismo la sierva que la señora, suelen comer todo el alimento mezclado al mismo tiempo en una cazuela, no con cuchara, sino con las manos, y suelen beber por un solo vaso. Si los vieras comer, los tomarías por perros o cerdos comiendo.
Éste es un pueblo bárbaro, distinto de todos los demás en costumbres y modo de ser, colmado de maldades, oscuro de color, de aspecto inicuo, depravado y perverso, pérfido, desleal y falso, lujurioso, borracho, ducho en toda suerte de violencias, feroz, silvestre, malvado y réprobo, impío y áspero, cruel y pendenciero, falto de cualquier virtud y diestro en todos los vicios e iniquidades; parecido en maldad a los getas y los sarracenos, y enemigo de nuestro pueblo galo en todo. Por sólo un dinero mata un navarro o un vasco, si puede, a un francés.
En algunas de sus comarcas, sobre todo en Vizcaya y Álava, el hombre y la mujer navarros se muestran mutuamente sus vergüenzas mientras se calientan. También usan los navarros de las bestias en impuros ayuntamientos. Pues se dice que el navarro cuelga un candado en las ancas de su mula y de su yegua, para que nadie se le acerque, sino él mismo. También besa lujuriosamente el sexo de la mujer y de la mula. Por todo lo cual han de ser censurados por todos los discretos".
¿No dan ganas de visitar semejante tierra? ¡Aymeric, ven y cuéntalo, y luego echamos un pote!
Publicado el 29 de enero de 2009 a las 12:45.