Les arrancan el clítoris y las cosen con espinas
Archivado en: Viajes, Yibuti, El testamento del chacal
Leo que hoy es el día mundial contra la mutilación genital femenina. Y me acuerdo de Sor Luisa, la monja colombiana que encontramos en una aldea de las montañas afares, en Yibuti. Llevaba seis años en el país, sin nadie que la acompañara, había dirigido la reconstrucción de un pequeño hospital destruido durante la guerra en la aldea de Randa y dedicaba dieciocho horas diarias a atender a los habitantes de una comarca remota y paupérrima. Entre muchas otras miserias, nos habló de algunas costumbres brutales como la de la ablación:
"-A las niñas, cuando tienen entre seis y ocho años, les arrancan el clítoris y los labios mayores, y después les cosen los labios menores, para que lleguen vírgenes al matrimonio. Las cosen con las espinas de los árboles. Algunas mueren desangradas. A los niños los circuncidan con ocho años, y en algunas aldeas, cuando el joven cumple doce o trece, se lo llevan al monte para una ceremonia de iniciación: abren una raja en la corteza de un árbol para que el niño meta el pene y lo dejan allí un par de semanas, acompañado por familiares que le llevan comida... Los pobres se quedan fatal, en el hospital he visto hinchazones enormes, infecciones terribles.
La organización humanitaria católica Cáritas asegura que el 98% de las mujeres yibutíes sufre mutilaciones genitales. Por eso, emprendió una campaña junto con la Unión de Mujeres Yibutíes para luchar contra esas prácticas. El Gobierno acaba de adoptar esa campaña como parte de su política para rebajar la tasa de mortalidad femenina. Las mutilaciones matan a muchas jóvenes o dejan lesiones que producen quistes, fístulas, daños en la uretra y complicaciones muy graves en los partos. Además, hace un par de años se desveló que algunos emigrantes africanos en Europa viajaban hasta Yibuti para mutilar a sus hijas. Los imanes de Yibuti -encargados de dirigir las oraciones musulmanas- se han sumado a la campaña, recalcando que las mutilaciones no figuran en el Corán. Muchos yibutíes creen que las mutilaciones constituyen una tradición islámica y resulta difícil convencerles de lo contrario".
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"En las paredes del hospital de Sor Luisa, los carteles recuerdan el artículo 333 del Código Penal de Yibuti: 'Se impondrán penas de cinco años de prisión y un millón de francos yibutíes a quien practique mutilaciones sexuales'. Estas prácticas se prohibieron en 1995, pero jamás se ha condenado a nadie. Sor Luisa sabe quién se encarga de las mutilaciones.
-Todo el mundo sabe que son algunas viejas de la tribu, pero no se las puede atrapar y demostrarlo. Por suerte, esas costumbres van cambiando, sobre todo en las poblaciones mayores. En Randa se practican menos que en las aldeas perdidas del monte. Y en la ciudad de Yibuti, muchas menos".
Son extractos del libro El testamento del chacal (Laertes, 2003).
Publicado el 6 de febrero de 2009 a las 00:00.







