Cuando pienso en calidad de vida se me antoja una ciudad de tipo idílico, con bonito paisaje, un arco iris (de colores), zonas verdes y de ocio. No es que me haya caído de un guindo o esté bajo los efectos del famoso 'Utopía' de Tomás Moro, no.
Viene al caso porque resulta que el fin de semana estuve entre Salamanca y Ávila, precisamente por una operación que no se realiza aquí, por lo que al paciente lo derivan a Salamanca. La operación, un éxito, y el enfermo estuvo perfectamente atendido. Nada que alegar, salvo que me resulta difícil de entender que una capital de provincia a punto de entrar en el año 2010 -cuya sanidad, por cierto y tras la época crítica de la unidad de Oncología al parecer se va fortaleciendo con la incorporación de más personal- tenga que derivar continuamente a pacientes con determinadas operaciones a 100 kilómetros. Difícil de entender.
Publicado el 17 de noviembre de 2009 a las 14:15.
