Camino de baldosas amarillas

Desde luego hay casos muy extraños, fenómenos paranormales cinematográficos. Hay actores que sin un motivo aparente se les nubla la mente y mandan sus carreras al traste. Hace algún tiempo hablaba del caso más extremo, Robert DeNiro, ahora toca el caso británico más extremo, Jeremy Irons.

Desde mediados de los 80 hasta finales de los 90 Jeremy Irons era el actor del momento, super elegante, guapo, perturbador, en definitiva un gran actor como demostró en La misión o en Inseparables. En 1990 llegó su mayor éxito personal al conseguir el Oscar al mejor actor por El misterio Von Bullow, ademas obtuvo siete premios más y excelentes críticas por este mismo papel.

Su carrera prosiguió alegremente y poco a poco se iba consolidando como uno de los grandes actores ingleses de todos los tiempos. En El país del agua, Herida o La casa de los espíritus realizó exquisitas interpretaciones, también fue un gran malo en La jungla 3 y la inolvidable voz del malvado Scar en El rey león.

Pero como a otros actores, la llegada del 2000 no le sentó muy bien, de hecho, empezar el milenio participando en ese engendro llamado Dragones y mazmorras no tiene perdón. Esta película fue el principio de su decadencia, no sólo sus actuaciones iban empeorando progresivamente, también los proyectos en los que participaba. Hasta la fecha, sacando alguna excepción como sus secundarios en Conociendo a Julia, Appaloosa o Inland Empire, nos tiene acostumbrados a grandes ridículos como La máquina del tiempo, Eragon o La pantera rosa 2.

Pero bueno, nuestro protagonista es culto, refinado e inteligente. Un gentleman de su categoría no puede esfumarse tan fácilmente. Por el momento, sus próximos proyectos son Margin Call, un thriller con un reparto estelar y sobretodo Los Borgia, una superproducción de Showtime para la pequeña pantalla, escrita y dirigida por Neil Jordan. Irons será Rodrigo de Borgia, un personaje que le viene como anillo al dedo, a ver si no nos defrauda.

Publicado el 28 de julio de 2010 a las 14:30.