Camino de baldosas amarillas

Mira que me gusta el director aragonés y respeto y admiro sus películas-documentales-musicales, pero ¿por qué no vuelve a hacer películas normales? ¿por qué sigue explotando una formula que el público ignora casi por completo?

No hay nada que reprocharles a Flamenco, Tango o Salomé. Son grandes obras cuasiexperimentales con momentos de gran belleza. Están muy cuidadas y maravillosamente fotografiadas por el gran Vittorio Storaro, director de fotografía de míticos títulos como Novecento, Apocalypse Now o Rojos. Estoy seguro que hacen las delicias de los fans de este tipo de música, pero el resto ya estamos cansados, sobretodo los que adoramos al Carlos Saura de La caza, Cría cuervos o Deprisa, deprisa entre muchas otras.

Esta pasión por este tipo de musical contemporáneo no es nueva para Saura. En 1981 hizo el primero, Bodas de sangre, la adaptación de la obra de Lorca protagonizada por Antonio Gades y Cristina Hoyos. Fue un gran éxito de crítica y público, lo que animó a Saura a seguir con el experimento.

Luego vendrían Carmen, El amor brujo, Sevillanas, etc. Su cine musical fue cobrando protagonismo frente al convencional. Sus tres últimas películas fueron Iberia, Fados y I, Don Giovanni y su próximo estreno será Flamenco, Flamenco. Desde la interesante El séptimo día, en 2004, no ha vuelto a hacer cine "normal".

Pero bueno, quizás sea algo exigente con Saura, ya que a sus 78 años tiene derecho a hacer lo que le venga en gana. Nos ha dejado una de las filmografias más espectaculares de la historia de cine español. En el pasado fue un director-estrella a nivel internacional, algo así como el Almodovar de los 70. Ganó tres premios en Berlín y cuatro en Cannes, festivales en los que era más que habitual su presencia. Dos premios en San Sebastián, dos Goyas, un BAFTA y tres nominaciones al Oscar son un pequeño ejemplo de los 45 premios que logró. Muy pocos tiene un currículum como el suyo y muy pocos lo tendrán.

Publicado el 21 de septiembre de 2010 a las 17:00.