Recomendación: ¡Vivan los novios! (1970)
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Se acaba de cumplir un año de la muerte de Berlanga y dos de la de José Luis López Vázquez, así que voy a recordar una de sus películas menos valoradas y más desconocidas. ¡Vivan los novios! desconcertó a toda la crítica española de la época. Cuando Berlanga la dirigió, ya había estrenado muchas de sus obras maestras, Bienvenido Mr Marshal, Placido, Calabuch o El verdugo. Era el mejor director español, la crítica lo sabía y lo mimaba. Su cine, a pesar de ser cómico y caóticamente controlado, era bendecido por todos gracias a su crítica a las costumbres españolas disfrazada con un humor muy negro. Así que cuando dirigió ¡Vivan los novios! todos esperaban algo en esa linea. Entonces alucinaron cuando vieron con horror que, el maestro valenciano, daba un giro hacia lo que más detestaban, el landismo y demás cine sobre persecuciones a suecas.
José Luis López Vázquez es en apariencia un hombre tradicional de alguna provincia castellana, que viaja hasta Sitges para casarse. Una vez allí descubre el apasionante mundo de los bikinis y de las alemanas. Lo acompaña su madre, que un día antes de la boda fallece, de manera que deciden ocultar su cuerpo hasta después de la ceremonia para no tener que anularla. Entre tantas, nuestro protagonista, ira perdiendo el control y poco a poco se va convirtiendo en un salido sexual, sin importarle en absoluto su boda, su mujer o el funeral de su madre.
Lopéz Vázquez esta magnífico. Es realmente divertido ver como se intenta comunicar con las suecas, como las toca y como las persigue. Sobre él recae todo el peso de la película, recrea a un tipo de personajillo ibérico con matices distintos a los que nos tenía acostumbrados anteriormente Alfredo Landa o el propio López Vázquez. Interpreta a un ser totalmente amoral y patético, que sería el antecedente de uno de sus personajes estrella, el hijo del marqués de Leguineche en la trilogía de La escopeta nacional.
Esta secundado perfectamente por Laly Soldevila como su prometida, Manuel Alexandre como su cuñado, Teresa Gisbert es su madre y también se deja ver brevemente el berlanguiano Luis Ciges en el papel del cura de la boda.
Obviamente no es la mejor película del tándem Berlanga-Azcona, pero tampoco la peor. Es un malicioso y delirante entretenimiento a la vez que una crítica a como la moral y la censura franquista convirtió a muchos españoles en auténticos incontinentes sexuales.
Publicado el 21 de noviembre de 2011 a las 23:00.







