Noticias de Burgos

De un tiempo a esta parte, y tras la fiebre que les ha entrado a nuestros gobernantes por las peatonalizaciones, vengo observando lo útiles que resultan los árboles en las ciudades, donde han pasado a tener una nueva utilidad, que no comparto en absoluto.

Burgos no es la excepción. Comento el tema con los compañeros de trabajo y se abre un interesante debate con voces a favor y en contra de estos nuevos usos arbóreos: ‘aparcabicis' y ‘aparcasillas' temporales de terrazas de bares y cafeterías. Farolas, bajadas de tuberías, papeleras y hasta señales de tráfico además de otros elementos del mobiliario urbano también se han convertido en objetos de deseo para los ciclistas urbanos.

Más allá del aspecto estético, porque la imagen que nos devuelven decenas de bicicletas candadas a los árboles en plazas y aceras es penosa, y de las molestias que ocasionan a los viandantes, supongo que el problema que subyace en esta práctica es la falta de espacios suficientes y debidamente habilitados para el aparcamiento de bicicletas, aunque a veces lo dudo, pues también he comprobado cómo en ocasiones esos ‘aparcabicis' están libres y los árboles vecinos ‘candados'.

Me parece bien que se fomente el uso de la bicicleta como medio de transporte alternativo al automóvil en los desplazamientos urbanos, pero entonces habrá que pedir a los ayuntamientos que instalen más ‘aparcabicis' por la ciudad para que los ciclistas puedan depositar allí sus cacharros y, lo que es más importante, que controlen de manera efectiva que los usuarios de las bicicletas hagan uso de los carriles bici urbanos, que para ellos se han construido, y que los peatones no invadan los carriles bici. Así, la ciudad será más habitable y todos contentos, conductores, peatones y ciclistas. Como comenta un conocido que ha sido víctima de un atropello ciclista en mitad de la acera, a este paso "habrá que tener ojos en la nuca" para evitar que te arrollen.

Este asunto, como muchos otros, es una cuestión de educación. Otro día me referiré a los motociclistas, que también han convertido plazas y calles peatonales en aparcamientos gratuitos y a la carta. Bicicletas y motos son vehículos y como tales, si están mal aparcados, deberían ser también objeto de sanción, al igual que los coches.

Publicado el 19 de octubre de 2009 a las 21:00.

Con la llegada del buen tiempo son muchas las personas que optan por la bicicleta como medio de desplazamiento por la ciudad, especialmente cuando se trata de recorridos cortos o medios.

Hoy no les voy a hablar sobre movilidad sostenible ni sobre las muchas ventajas que se asocian a la bici –no contamina, es barata, te permite estar en forma, etc.– sino sobre la urgente necesidad de que en la práctica (porque la teoría es otra cosa) se regule la circulación de bicicletas por las vías urbanas de la ciudad y de que las obligaciones y derechos de unos –usuarios de carril bici– y otros –peatones– no colisionen.

Se supone que se peatonalizan calles y plazas para ganar espacios para los peatones, pero cualquier día y a cualquier hora podemos presenciar situaciones de peligro que se crean al compartir viandantes y usuarios de bicicletas aceras y zonas peatonales sin unas mínimas normas de comportamiento y educación.

Tan criticable es que los peatones invadan el carril bici, especialmente diseñado para uso de los ciclistas, como que éstos campen a sus anchas por aceras y zonas peatonales a velocidades de vértigo con el consiguiente peligro para la integridad física de los peatones. Hagan un día la prueba, por ejemplo, en el céntrico Paseo del Espolón, y se sorprenderán del comportamiento de algunas personas. ¡Y no les digas nada!

Además, si nos atenemos a la Ley, el Código de la Circulación lo deja bien claro en su artículo 121.5.: “La circulación de toda clase de vehículos en ningún caso deberá efectuarse por las aceras y demás zonas peatonales”. Y ya no les digo nada de los que utilizan monopatines o patines.

Pues eso, que un poco más de civismo, peatones, ciclistas… y por extensión, automovilistas.

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«La gente vive muchos años, pero en realidad está verdaderamente viva sólo cuando consigue hacer aquello para lo que nació. Antes o después no hace otra cosa que esperar y recordar».
“Esta historia”. Alessandro Baricco.

Publicado el 23 de marzo de 2009 a las 21:15.