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La constitución estos días de los nuevos Ayuntamientos y Parlamentos regionales surgidos de las elecciones celebradas el pasado 22 de mayo pone de relieve, tras escuchar las intervenciones de algunos alcaldes y presidentes de las Cortes, que la legislatura recién comenzada va a requerir de grandes sacrificios, a tenor de la delicada situación económica que atraviesan el país y las administraciones públicas.
Si una palabra se repite hasta la saciedad en los discursos de quienes asumen la responsabilidad de gobernar durante los próximos cuatro años esa es austeridad. Una austeridad que la mayoría de los ciudadanos de a pie venimos aplicando desde hace ya muchos meses, años incluso, en nuestro día a día, en la gestión de las economías familiares. Estamos en época de vacas flacas y los excesos de antaño pasan factura. El margen para el endeudamiento cada vez es menor. Nuestros dirigentes deben ser los primeros en dar ejemplo si, como decía en su investidura la primera presidenta de las Cortes de Castilla y León, Josefa García Cirac, quieren “reconquistar” la confianza ciudadana. El Barómetro de mayo de 2011 del Centro de Investigaciones Sociológicas revela que después del paro y la situación económica, el principal problema que existe en España es la clase política y los partidos políticos. La desafección entre los ciudadanos y los políticos es cada vez mayor y la brecha solo podrá reducirse si éstos logran transmitir confianza en su gestión, actúan con transparencia, saben escuchar las demandas y reivindicaciones ciudadanas y hacen de la austeridad la bandera de su acción de gobierno.
La música que acompaña a estos primeros discursos suena bien; durante los próximos años toca escribir la letra, con hechos que no desentonen.
Publicado el 17 de junio de 2011 a las 14:00.
