El cambio climático llega al fondo del océano
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Un estudio reciente muestra que en los últimos veinte años se han producido cambios sorprendentemente grandes en los ecosistemas de los fondos oceánicos. Estos cambios están fuertemente correlacionados con cambios producidos en la superficie inducidos por el cambio climático. Nadie está a salvo, ni siquiera quienes habitan a más de 4000 metros de profundidad.
En este artículo, publicado en la revista PNAS, de la Academia Americana de Ciencias, se muestra que el cambio climático producido por la alteración del ciclo global de carbono no sólo afecta a los ecosistemas cercanos a la atmósfera, sino que también tiene un gran impacto en las profundidades oceánicas.
Los océanos cubren el 71% de la superficie del planeta con una profundidad media de 3700 metros. Tan sólo un 1% de esas regiones ha sido observadas directamente por el hombre. La mayor parte de este suelo está cubierta de un sedimento suave en el que viven organismos muy variados. El alimento en estos lugares es muy limitado y depende directamente de la materia orgánica que se produce a través de la fotosíntesis en la superficie del mar. Una parte de esa comida se hunde hasta las profundidades, donde es consumida por criaturas como las que aparecen en la imagen de la izquierda, las cuales sirven de alimento para otras más grandes. Aunque la cantidad de alimento que llega hasta las fondos oceánicos es menor del 5% del producido en la superficie, esta cantidad es suficiente para mantener el equilibrio biológico en estas inmensas áreas del planeta. Sin embargo, pequeñas alteraciones en la generación y transferencia de comida hacia el fondo podrían tener consecuencias devastadoras.
Según los autores del estudio, la climatología en el nordeste del Atlántico, donde se encuentra una de las estaciones de medida, puede describirse mediante el llamado índice NAO ("North Atlantic Oscillation", en inglés). Variaciones positivas de este índice están relacionadas con un aumento en el transporte de nutrientes de la superficie al fondo. Por ejemplo, en el invierno de 1995, el índice NAO fue uno de los más bajos en los últimos 100 años. Un efecto inmediato de esto fue que en la primavera de 1996 hubo un gran aumento en la cantidad de fitoplancton pequeño en lugar de las usuales diatomeas (más grandes y pesadas). Por tanto, la cantidad de nutrientes que pudieron hundirse hasta el fondo fue menor.
El calentamiento global y el aumento de la concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera alteran la temperatura y acidez del agua, lo que favorece el desarrollo de fitoplancton pequeño y altera el equilibrio de los ecosistemas. En este artículo, los autores describen los cambios que han sufrido distintas poblaciones de especies de los fondos marinos a lo largo de un período de unos 20 años. Se han observado variaciones grandes en el número y tamaño de algunas especies que se correlacionan con fenómenos atmosféricos tanto a corto como a largo plazo (de semanas a meses o años), los cuales afectan la cantidad y calidad de los nutrientes que llegarán al fondo.
Los investigadores concluyen que los ecosistemas de las profundidades oceánicas están fuertemente condicionados por los cambios climáticos que ocurren en la superficie. En vista de la gran influencia que las condiciones en la superficie tienen para la vida en los fondos, los autores piden, entre otras cosas, que se estudien con más detalle los efectos que la fertilización del mar con hierro podría tener sobre los fondos oceánicos. Esta fertilización estimula el crecimiento de fitoplancton en la superficie, el cual es capaz de absorber dióxido de carbono atmosférico que se deposita luego en el fondo. Aunque este proceso de fertilización puede ocurrir de forma natural debido a las emisiones volcánicas, recientemente también se ha considerado como un mecanismo artificial para disminuir el CO2 atmosférico.
Publicado el 22 de noviembre de 2009 a las 01:00.







