Tiradas a la carta
Archivado en: caza, Castilla y León
Algunos visionarios ya llevan años ofreciendo una ‘nueva' fórmula para los cazadores que o bien no tienen coto o bien no pueden o quieren gastarse lo que cuesta una tarjeta de caza en un buen coto. Esta fórmula es la de ofrecer a un precio asequible jornadas de caza en cotos con un número determinado de capturas al día. Los precios oscilan entre los 100 y los 300 euros y los cupos suelen ser de entre 5 y 10 piezas, normalmente perdices y liebres.
Sin embargo, y para abaratar aún más, algunos cotos con escasez de caza organizan, generalmente, tiradas de perdices o faisanes. Con las primeras cabe la posibilidad de que las que queden en el coto puedan sobrevivir en su ‘nuevo hábitat en libertad', como ya ha ocurrido en cotos cercanos a Valladolid, caso de Ciguñuela. Sin embargo, la tirada a los faisanes debe de concluir con el abatimiento de todos ellos pues su supervivencia es prácticamente imposible en tierras castellanas. Esto hace que el tiro tenga que ser más fino o, si éste falla, hay que ser persistente en su rastreo.
La semana pasada asistí a una de estas tiradas organizadas por la Sociedad de Cazadores y Pescadores de Arroyo de la Encomienda (ARROFLE) en el coto de Adalia (Valladolid). Pese a que el día se levantó completamente despejado, al poco rato de llegar a la zona de caza, el fuerte viento y las nubes hicieron que la tirada fuera más compleja de lo esperado. Pudimos ver vuelos espectaculares de los faisanes ayudados por el viento. La belleza de este ave, su poderoso aleteo y su fantástica capacidad para mimetizarse en el matorral bajo hicieron que pasáramos una buena mañana de caza aderezada de alguna ‘muestra' de los perros digna de fotografiar.
ARROFLE practica una forma muy peculiar de caza cuando realiza tiradas de faisanes para sus socios. Los cazadores especifican el número de faisanes que quieren abatir y pagan en función de la cantidad de piezas elegidas, incluyendo una pequeña cantidad para el almuerzo campero que nunca puede faltar. La jornada se inicia con un desayuno en el punto de encuentro para después desplazarse a la zona de caza en donde se comienza con celeridad. Los cazadores van saliendo de uno en uno en busca de sus piezas, que han sido ‘sembradas' previamente.
La ‘siembra' del faisán se realiza mareando primero un poco al animal dándole vueltas para que no vuele en el momento en el que se le coloca a resguardo bajo un matorral. Tras unos minutos, tiempo en el cual el animal se ha recuperado ya del mareo, se inicia la caza en solitario. El resto de participantes se coloca en la linde de la zona de caza a unos cincuenta metros unos de otros para evitar que el faisán se marche del área a batir. Pese a ello, varios consiguieron escapar a los disparos de unos y otros gracias a sus altísimos y veloces vuelos, teniendo que seguir su rastreo y caza por el resto de la superficie del coto.
Publicado el 16 de noviembre de 2009 a las 12:15.