Sin batería
Archivado en: En la cuerda floja
Me muero. Quizá por eso me montan una especie de funeral en vida en la iglesia de San Martín de Porres, donde hice la primera comunión y gané un par de campeonatos parroquiales de ajedrez. Que recuerde, sólo interviene un profesor de periodismo. Me sientan en una de las primeras filas, en la parte derecha. Cuando termina el acto, renqueante, saludo a algunos amigos y, para escabullirme, me subo a una bicicleta. Sólo puedo pedalear con una pierna y casi me caigo al bajar un bordillo, pero atravieso la Avenida de Vena. A la altura del piso de mis tías me paran. No recuerdo cómo llego a casa de mis padres, sólo que entro y me cierro en el recibidor. Allí sigue estando un ordenador que dejamos de usar hace lustros. Lo enchufo y escribo: aunque me estoy quedando sin batería, me queda mucho por hacer. No me acaba de cuadrar la frase. La borro y pongo: me queda mucho por hacer, pero me estoy quedando sin batería. Sigue sin gustarme. Cuando me despierto algunos lagrimones ya han llegado al cuello.
Publicado el 11 de mayo de 2009 a las 10:30.