viernes, 29 de marzo de 2024 13:09 www.gentedigital.es
Gente blogs

Gente Blogs

Blog de Javier Memba

El insolidario

Continϊa mi lectura de Bertrand Russell (I)

Archivado en: Cuaderno de lecturas, Historia de la filosofνa occidental

imagen

 

 

            La historia, no de la filosofía occidental, sino la historia de Occidente en su concepción más amplia ocupa en estas páginas un papel mucho mayor del que cabe esperar. Era previsible que la crónica del tiempo en que vivieron los pensadores traídos a colación sirviese a Russell para contextualizar su obra. Pero ya desde el primer tomo vengo arrastrando la sensación de que se trata de algo de más envergadura que el mero marco cronológico. Al cabo, parece ser la exégesis de por qué surge en ese periodo dicho pensamiento.

 

            Más aún, el propio Russell advierte en la introducción de ese primer tomo que la historia de la filosofía no hay que buscarla tanto en la dependencia de sus protagonistas de un sistema o de una doctrina, como en la historia social, cultural y política de la que proceden, es decir en la historia general de las civilizaciones, que también son aquellas en las que convergen las elaboraciones de los sistemas filosóficos. La teoría de las ideas de Platón, la lógica de Aristóteles o la moral del periodo helenístico hay que estudiarlas en la Grecia clásica, por mucho que su impronta o su esplendor sigan irradiando al Occidente de nuestros días. Una vez más hay que repetir que todas las cosas deben estudiarse en su contexto.

            Aunque el segundo tomo de esta Historia de la filosofía occidental comprende la filosofía moderna, en mi edición -la dada a la estampa en el Madrid de 1971 por Espasa-Calpe- también incluye un primer capítulo dedicado a la Edad Media. Esto me lleva a pensar que mi querida edición, una traducción de Julio Gómez de la Serna y Antonio Dorta, no es todo lo buena que he estado imaginando durante esas cuatro décadas que he tardado en ponerme a leerla. Sin querer decir con ello que sea mala, también he de apuntar que, al capítulo dedicado a la Edad Media, incluido en el tomo de la filosofía moderna, hay que sumar la supresión de la última parte del título original. La historia de la filosofía occidental y su conexión con las relaciones políticas y sociales desde los orígenes hasta nuestros días, ése fue el título exacto con el que estos dos volúmenes de Russell fueron publicados en la Nueva York de 1945. Son dos minucias, pero esa apostilla final del título es harto significativa respecto a esa atención que el autor presta a la Historia en general y que a mí tanto me aguijonea.

 

            Es importante señalar el año de la edición príncipe: 1945. Eso explica las dudas de Russell, en aquella sazón uno de los precursores del pacifismo venidero, en la supervivencia de la civilización occidental. No en vano, el pensador acaba de ser testigo de la eficacia de la dialéctica de las armas para la imposición de los argumentos en la mayor guerra que la Historia ha registrado hasta la fecha. La gran fuerza militar demostrada por Rusia, China y Japón en la Segunda Guerra Mundial le hace dudar de la supremacía de la civilización occidental. "Todos estos países reúnen la técnica de Occidente con la ideología de Oriente: bizantina, confuciana o sintoísta". Ahora bien, Russell, hombre de probada buena voluntad no se muestra nada apesadumbrado por ese fin de la supremacía de la civilización Occidental, que ha venido imponiéndose en el mundo desde el Renacimiento. "A nosotros nos parece que la civilización europea de Occidente es la civilización, pero esto es un punto de vista muy estrecho" (pág. 20).

 

            La superioridad occidental, desde el Renacimiento hasta el amado siglo XX, se debe en buena medida a la ciencia y a la técnica científica. Pero también a las instituciones que se formaron paulatinamente durante la Edad Media. "Hay un imperialismo de la cultura que es más difícil de vencer que el del Poder (...). Toda la cultura europea conserva un tinte de imperialismo romano" (ibidem). Ya entonces, al publicar por primera vez estas brillantes páginas que tanto admiro, el británico propone que Asia sea admitida en un plano de igualdad respecto al pensamiento occidental, y también en el terreno cultural y político. Bien es cierto que en su momento fue todo un apunte para el fin del colonialismo. Pero, a mi entender, ha sido en épocas mucho más recientes cuando ese plano de igualdad respecto a Asia u Oriente -que aquí, a la postre es lo mismo- ha empezado a imponerse.

 

            Al margen de estas últimas grandezas me conmueve la atemporalidad de la sabiduría. Puestos a introducirnos en el Medievo, uno de los periodos más oscuros de la historia de Occidente -no así de China, Japón o el Califato de los Omeyas-, Bertrand Russell nos habla del nuevo entendimiento que ha de suceder a la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, es ahora, en nuestro siglo XXI, cuando empieza a remitir ese imperialismo cultural, ese etnocentrismo que inspiró a Occidente desde el Renacimiento.

 

 

 

            La iglesia y la Edad Media

 

             El Papado, tras haber sido sometido a tremendas vicisitudes durante cuatro siglos, empezó a serlo propiamente cuando los pontífices se vieron liberados del poder de los emperadores bizantinos. He aquí un dato que bien podría definirse como una victoria en la derrota ya que acabó debiéndose a la conquista de Rávena, la capital de la Italia bizantina, por los lombardos. Corría, aproximadamente, el año 751. Hasta entonces, y desde el siglo V, en que el patriarcado de la Iglesia fue llevado a Constantinopla, el Papado siempre estuvo sometido a los distintos emperadores.

 

            Lo que en un principio fue una invasión bárbara libró a la Iglesia de sus últimos sometimientos. Cuando empezó a ejercer su autoridad, en la mayoría de los casos, ésta no tardó en alzarse sobre la de los reyes nacionales, que empezaron a serlo por la gracia de Dios. Fueron varios los asuntos que confluyeron para que la iglesia medieval adquiriese una fuerza como ninguna otra organización social había conocido hasta entonces: "El Viejo Testamento, las religiones de misterios, la filosofía griega, los métodos administrativos romanos" (pág. 99).

 

            La Iglesia vende la salvación y el cielo. Las simonías, el nepotismo y demás corrupciones enriquecen al clero. En contra de esas riquezas surgen las ordenes mendicantes: trinitarios, dominicos, franciscanos... Contra esa Iglesia, corrompida desde Roma hasta el último reino cristiano, se alzará la Reforma luterana que sacudirá a la cristiandad, ya en el Renacimiento.

 

            De momento, en el medievo, la Iglesia, nos recuerda Russell, juega un papel determinante en la creación de los reinos en los que pueden distinguirse los primeros atisbos de estados europeos. Siempre he tenido el convencimiento de que la primera institución que unió a Europa entera fue la Iglesia en las Cruzadas, que a su vez también pueden entenderse como todo un precedente de la OTAN. La lectura de Russell me reafirma en mi certeza y me descubre hasta qué punto una Iglesia, que incluso estigmatiza la belleza pretendiendo que todo lo bello es obra del Diablo, es la culpable de todo el oscurantismo y las atrocidades en la que está sumida Europa en la Edad Media. No obstante la elasticidad que nos permiten las subjetividades, mucho habría que hablar sobre las analogías que se detectan entre esa pretensión de la Iglesia medieval de que todo lo bello era obra del Maligno y esa idea de la belleza real de nuestros días, que desde ciertos sectores se pretende imponer frente a la belleza canónica, si se me permite la expresión.

 

            En la Edad Media, la filosofía y la teología se separan. Pero los pensadores ya no son libres, como lo fueron los de la escuela de Mileto, que discurrían sin obedecer a ortodoxia alguna. Muy por el contrario, los escolásticos obedecen a una de las ortodoxias más férreas que se han conocido: la de la Iglesia. Su trabajo consistía en adaptar a los pensadores de la antigüedad -Aristóteles principalmente, al que estudian merced a sus traducciones al árabe- a la revelación cristiana. En su mundo todo era pecado, que sólo se redimía pagando o con el fuego. Entre los primeros escolásticos destaca mi dilecto Abelardo (pág. 56). Castrado a consecuencia de su amor por Eloísa, perseguido y estigmatizado por San Bernardo, particularmente le tengo como uno de los primeros malditos de la historia de la literatura.

 

            El apogeo de la escolástica se remonta al siglo XIII, que es cuando surgen los dominicos y los franciscanos. Sus mejores exponentes son el obispo alemán Alberto Magno, y los franciscanos, que además de los primeros escolásticos serán los primeros inquisidores. El Santo Oficio no nace en España, como se tiende a pensar habida cuenta del ahínco con el que se aplicaron aquí los tribunales eclesiásticos. Nace en el sur de Francia (Languedoc) para reprimir la herejía de los albigenses.

 

            Juan Escoto fue un franciscano escocés. Guillermo de Ockham, inglés, perteneció a esta misma orden. Son los dos escolásticos a los que dedica todo un capítulo Russell. Y naturalmente, a santo Tomás de Aquino, el más destacado de todos ellos. La primera de sus vías para demostrar la existencia de Dios -que aún recuerdo de esa asignatura de Filosofía que suspendía inexorablemente en 6º de bachillerato- es la de presentarnos al Hacedor como el motor inmóvil que está en el origen del movimiento del resto de las cosas. Russell sostiene que esa idea del motor inmóvil ya se ve en Aristóteles (pág. 75). Por otro lado, mucho menos dogmático que el santo, hace notar que la ética sexual de Santo Tomás obedece a "consideraciones puramente racionales" (pág. 79).

 

            Es curioso, el catolicismo en el que me educaron me lleva a seguir anteponiendo la santidad al nombre de este último sabio. Cosa que no hago con Alberto Magno, también elevado a los altares, como corresponde al primero en adaptar al canon eclesiástico los textos aristotélicos. Hombre prodigioso en múltiples saberes, fue todo un Leonardo del Medievo.

 

            Pero no hay que engañarse, la escolástica no alienta un pensamiento libre. Muy por el contrario, obedece a una ortodoxia tan férrea como la de la Iglesia.

(continúa en el asiento siguiente)

Publicado el 5 de septiembre de 2019 a las 07:45.

aρadir a meneame  aρadir a freski  aρadir a delicious  aρadir a digg  aρadir a technorati  aρadir a yahoo  compartir en facebook  twittear  votar

Comentarios - 2

1 | RaymondOxymn - 07/1/2023 - 15:30

Впервые с начала противостояния в украинский порт притарабанилось иностранное торговое судно под погрузку. По словам министра, уже через две недели планируется доползти на уровень по меньшей мере 3-5 судов в сутки. Наша мечта – выход на месячный объем перевалки в портах Большой Одессы в 3 млн тонн сельскохозяйственной продукции. По его словам, на сборе в Сочи президенты компостировали поставки российского газа в Турцию. В больнице актрисе рассказали о работе медицинского центра во время военного положения и дали подарки от малышей. Благодаря этому мир еще лучше будет слышать, знать и понимать правду о том, что делается в нашей стране.

2 | RaymondOxymn - 07/1/2023 - 17:06

Впервые с начала спецоперации в украинский порт пришло иностранное торговое судно под погрузку. По словам министра, уже через две недели планируется приползти на уровень по меньшей мере 3-5 судов в сутки. Наша функция – выход на месячный объем перевалки в портах Большой Одессы в 3 млн тонн сельскохозяйственной продукции. По его словам, на встрече в Сочи президенты обсуждали поставки российского газа в Турцию. В больнице актрисе рассказали о работе медицинского центра во время военного положения и подали подарки от малышей. Благодаря этому мир еще лучше будет слышать, знать и понимать правду о том, что происходит в нашей стране.

Tu comentario

NORMAS

  • - Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
  • - Toda alusiσn personal injuriosa serα automαticamente borrada.
  • - No estα permitido hacer comentarios contrarios a las leyes espaρolas o injuriantes.
  • - Gente Digital no se hace responsable de las opiniones publicadas.
  • - No estα permito incluir cσdigo HTML.

* Campos obligatorios

Javier Memba

Javier Memba

            Periodista con más de cuarenta años de experiencia –su primer texto apareció en la revista Ozono en 1978-, Javier Memba (Madrid, 1959) fue colaborador habitual del diario EL MUNDO entre junio de 1990 y febrero de 2020. Actualmente lo es en Zenda Libros. Estudioso del cine antiguo, en todos los medios donde ha publicado sus cientos de piezas ha demostrado un decidido interés por cuanto concierne a la gran pantalla. Puede y debe decirse que el setenta por ciento de su actividad literaria viene a dar cuenta de su actividad cinéfila. Ha dado a la estampa La nouvelle vague (2003 y 2009), El cine de terror de la Universal (2004 y 2006), La década de oro de la ciencia-ficción (2005) –edición corregida y aumentada tres años después en La edad de oro de la ciencia ficción-, La serie B (2006), La Hammer (2007) e Historia del cine universal (2008).

 

            Asimismo ha sido guionista de cine, radio y televisión. Como novelista se dio a conocer en títulos como Homenaje a Kid Valencia (1989), Disciplina (1991) o Good-bye, señorita Julia (1993) y ha reunido algunos de sus artículos en Mi adorada Nicole y otras perversiones (2007). Vinilos rock español (2009) fue una evocación nostálgica del rock y de quienes le amaron en España mientras éste se grabó en vinilo. Cuanto sabemos de Bosco Rincón (2010) supuso su regreso a la narrativa tras quince años de ausencia. La nueva era del cine de ciencia-ficción (2011), junto a La edad de oro de la ciencia-ficción, constituye una historia completa del género, aunque ambos textos son de lectura independiente. No halagaron opiniones (2014) fue un recorrido por la literatura maldita, heterodoxa y alucinada. Por su parte, David Lynch, el onirismo de la modernidad (2017), fue un estudio de la filmografía de este cineasta. El cine negro español (2020) es su última publicación hasta la fecha.  

 


 

          

 

Miniatura no disponible

 

Javier Memba en 2009

 

Javier Memba en 1988

 

Javier Memba en 1987

 

1996

 

 

Javier Memba en la librería Shakespeare & Co. de París

 

 

 

 

Imagen

 

 

COMPRAR EN KINDLE:

 

 

 

contador de visitas en mi web



 

 

Enlaces

-La linterna mágica

-Unas palabras sobre Vida en sombras

-Unas palabras sobre La torre de los siete jorobados

-50 años de la Nouvelle Vague en Días de cine

-David Lynch, el onirismo de la modernidad en Radio 3

-Unas palabras sobre Casablanca en Telemadrid

-Unas palabras sobre Tintín en Cuatro TV

 

 

ALGUNOS ARTÍCULOS:

Malditos, heterodoxos y alucinados

Malditos, heterodoxos y alucinados de la gran pantalla

Nuevos momentos estelares de la humanidad

Chicas yeyés

Chicas de ayer

Prólogo al nº 4 de la revista "Flamme" de la Universidad de Limoges

Destinos literarios

Sobre La naranja mecánica

Mi tributo al gran Chris Marker

El otro Borau

Bohemia del 89

Unos apuntes sobre las distopías

Elogio de Richard Matheson

En memoria de Bernadette Lafont

Homenaje al gran Jean-Pierre Melville

Los amores de Édith

Unos apuntes sobre La reina Margot

Tributo a Yasujiro Ozu con motivo del 50 aniversario de su fallecimiento

Muere Henry Miller

Unos apuntes sobre dos cintas actuales

Las legendarias chicas de los Stones

Unos apuntes sobre el "peplum"

El cine soviético del deshielo

El operador que nos devolvió el blanco y negro

Más real que Homeland

El cine de la Gran Guerra

Del porno a la pantalla comercial

Formentera cinema

Edward Hopper en estado puro

El cine de terror de los años 70

Mi tributo a Lauren Bacall

Mi tributo a Jean Renoir

Una entrevista a Lee Child

Una entrevista a William McLivanney 

Novelistas japonesas

Treinta años de Malevaje

Las grandes rediciones del cómic franco-belga

El estigma de La campana del infierno

Una reedición de Dalton Trumbo

75 años de un canto a la esperanza

Un siglo de El nacimiento de una nación

60 años de Semilla de maldad

Sobre las adaptaciones de Vicente Aranda

Regreso al futuro, treinta años después 

La otra cabeza de Murnau

Un tributo a las actrices de mi adolescencia

Cineastas españoles en Francia

El primer surrealista

La traba como materia literaria

La ilustración infantil de los años 70

Una exposición sobre la UFA

La musa de John Ford

Los icebergs de Jorge Fin

Un recorrido por los cineastas/novelistas -y viceversa-

Ettore Scola

Mi tributo a Jacques Rivette

Una película a la altura de la novela en que se basa

Mi tributo a James Cagney en el trigésimo aniversario de su fallecimiento

Recordando a Audrey Hepburn

El rey de los mamporros

Una guía clásica de la ciencia ficción

Musas de grandes canciones

Memorias de la España del tebeo

70 años de la revista Tintín

Ediciones JC regresa a sus orígenes

Seis claves para entender a Hergé

La chica del "Drácula" español

La primera princesa de la lejana galaxia

El primer Tintín coloreado

Paloma Chamorro: el fin de "La edad de oro"

Una entrevista a la fotógrafa Vanessa Winship

Una recuperación del Instituto Murnau

Heroínas de la revolución sexual

Muere George A. Romero

Un mito del cine francés

Semblanza de Basilio Martín Patino

Malevaje en la Gran Vía

Entrevista a Benjamin Black

Un circunloquio sobre la provocación

Una nueva aventura de Yeruldelgger

Una dama del crimen se despide

Recordando a Peggy Cummins

Un tributo a las yeyés francesas

La última reina del Technicolor

Recordando a John Gavin

Las referencias de La forma del agua

El Madrid de 1988

La nueva ola checa

Un apunte sobre Nelson Pereira dos Santos

Una simbiosis perfecta

Un maestro del neorrealismo tardío

El inovidable Yellowstone Kelly

Que Dios bendiga a John Ford

Muere Darío Villalba

Los recuerdos sentimentales de Enrique Herreros

Mi tributo a Harlan Ellison

La inglesa que presidió el cine español

La última rubia de Hitchcock

Unos apuntes sobre Neil Simon

Recordando Musicolandia

Una novelista italiana

Recordando a Scott Wilson

Cämilla Lackberg inaugura Getafe Negro

Una conversación entre Läckberg y Silva

El guionista de Dos hombres y un destino

Noir español y hermoso

Noir italiano

Mi tributo al gran Nicholas Roeg

De la Escuela de Barcelona al fantaterror patrio

Recordando a Rosenda Monteros

Unas palabras sobre Andrés Sorel

Farewell to Julia Adams

Corto Maltés vuelve a los quioscos

Un editor veterano

Una entrevista a Wendy Guerra

Continúa el misterio de Leonardo

Los cantos de Maldoror

Un encuentro con Clara Sánchez

Recuerdos de la Feria del Libro

Viajes a la Luna en la ficción

Los pecados de Los cinco

La última copa de Jack Kerouac

Astérix cumple 60 años

Getafe Negro 2019

Un actriz entrañable

Ochenta años de "El sueño eterno"

Sam Spade cumple 90 años

Un western en la España vaciada

Romy Schneider: el triste destino de Sissi

La nínfula maldita

Jean Vigo: el Rimbaud del cine francés

El último vuelo de Lois Lane

Claudio Guerin Hill

Dennis Hopper: El alucinado del Hollywood finisecular

Jean Seberg: la difamada por el FBI

Wener Herzog y la cólera de Dios

Gordad, el gran maese de la heterodoxia cinematográfica

Frances Farmer, la esquizofrénica que halló un inquietante sosiego

El hombre al que gustaba odiar

El gran amor de John Wayne

Iván Zulueta, arrebatado por una imagen efímera

Agnès Varda, entre el feminismo y la memoria

La reina olvidada del noir de los 40

Judy Garland al final del camino de adoquines amarillos

Jonas Mekas, el catalizador del cine independiente estadounidense

El gran Edgar G. Ulmer

La última flapper; la primera it girl

El estigmatizado por Stalin

La controvertida Egeria del Führer

El gran Tod Browning

Una chica de ayer

El niño que perdió su tren eléctrico

La primera chica de Éric Rohmer

El último cadáver bonito

La exnovia de James Dean que no quiso cumplir 40 años

Don Luis Buñuel, "ateo gracias a Dios"

La estrella cuyo fulgor se extinguió en sus depresiones

El gran cara de palo

Sylvia Kristel más allá de Emmanuelle

Roscoe Arbuckle, cuando se acabaron las risas

Laura Antonelli, la reina del softcore que perdió la razón

Nicholas Ray, que nunca volvió a casa

El vuelo más bajo de la princesa Leia Organa

Eloy de la Iglesia y el cine quinqui

Entiérralo con sus botas, su cartuchera y su revólver

La chica sin suerte

Bela Lugosi y la sombría majestuosidad de Drácula

La estrella de triste suerte

La desmesura de Jacques Rivette

Françoise Dorléac

Klaus el loco

Una hippie de los 70

Jean Esustache, entre la Nouvelle Vague y el ascetismo

Nadiuska, un juguete roto

Thea von Harbou

Jesús Franco

David Cronenberg

Sharon Tate, como en un cuento de Sheridan Le Fanu

Un guionista sediento

La reina del fantaterror patrio

Dalton Trumbo y los diez de Hollywood

La primera chica que arrojó una tarta 

El desdichado Hércules contemporáneo

En la tradición familiar

El músico del realismo poético

Otro tributo a la gran Patty Shepard

Elmer Modlin y su extraña familia

Las coproducciones internacionales rodadas en España

Marilyn Monrore y su desesperado último gesto

Un amor más poderosos que la vida

El actor atrapado en sus personajes

Entre el fantasma de su madre y el final del musical

Barbet Schroeder

Amparo Muñoz

Samuel Bronston más alla de Las Rozas

Chantal Akerman

Françoise Hardy 

Un antiguo dogmático

Jane Birkin

Anna Karina, su turbulento amor y el Madison

Sandie Shaw, ya con calzado

El gran Serge Gainsbourg

Entre la niña prodigio y la mujer concienciada

La intérprete de Shakespeare que inspiró a The Rolling Stones

La maleta del capitán Wajda

Val Lewton y su dramatización de la psicología del miedo

La alimaña de Whitechapel

Cristina Galbó

La caravana Donner

Eddie Constantine

Un nuevo curso del tiempo

Rosenda Monteros

Una criatura de la noche

Una carta a Nicolás I

Edison y el 35 mm

Barbara Steele

El felón Esquieu de Floyran acaba con los templarios

Entre Lovecraft y Hitchcock

Tchang Tchong Yen recuerda a Hergé

La musa del ciberpunk

Néstor Majnó

Una leyenda del Madrid finisecular

El rey de la serie B

La primera cosmonauta soviética

Cuando la injuria sucede a la fatalidad

Bajo Ulloa y sus cuentos crueles

La cicerone de los Stones en el infierno 

Nace Toulouse-Lautrec

El París del Charlestón se rinde a Josephine Baker

Nastassja Kinski, la dulce hija del ogro

Un tributo a Sam Peckinpah

La leyenda del London Calling

Fiódor Dostoievski frente al pelotón de fusilamiento

Mi alucinada favorita

El hombre de las mil caras

El 7º de Caballería pierde la gloria

Un recuerdo de Silke

El genocidio camboyano

Peter Bogdanovich

Guy Debord y la sociedad del espectáculo

Un héroe de Iwo Jima 

Lupe Vélez tras el último tequila sunrise

El general Lee

Roman Polanski

Un hampón italoamericano

Jane Fonda en su juventud

Kraken en la Cuesta de Moyano

Josef von Sternberg

The Beatles en The Carvern y en el show de Ed Sullivan

Que la tierra le sea leve a Douglas Trumbull

El último superviviente del hampa de Chicago

Inma de Santis

El Álamo

Una musa insumisa

El malvado Zaroff y un elogio a las revistas pulp

Miles Davis

Un polaco y el amour fou

La Legión extranjera como género literario

Conchita Montenegro

Peter Lorre y su cara de villano

El juez de la horca

Syd Barrett

Kathleen Turner

Una caricatura de la hombría

Eric Clapton

Helga Liné

Butch Cassidy

Carlos Arévalo, un cineasta español

Nace el último bohemio

Pascual García Arano

María Perschy

El Combray de Ingmar Bergman

Carlos Castaneda

Una canción de Neil Young

Un suicida dandi

Hedy Lamarr

Philip K. Dick y sus realidades bastardas

La última mujer fatal

Andréi Tarkovski, otro maldito por la censura soviética

Nace la música de la New Age

"Wie einst" Lili Marleen

Una lectura de Byron en Villa Diodati

Un apostol de la sedición juvenil

Ava en mi ciudad

Rider Haggard

Una entrada para la "Historia universal de la infamia"

La Marguerite Duras cineasta

Gallardo y calavera

El hombre que vendió su alma a Elizabeth Taylor

El crímen de Charlotte Corday

Un elogio entusiasta de la urbe

Un ángel caído

Mary Bradbury teme por su vida

Pierre Étaix y su triste gracia

El mejor verano de los Rolling

María Rosa Salgado y su conmovedora discrección

La valentía de Ramón Acín

Sylvie Vartan

La cruz de Malta de Wim Wenders

La epifanía de Louis Daguerre

Carroll Baker

Marie Laforêt y mi amigo Eloy

Eliseo Reclus atisba su quimera

Patty Pravo

Richard Pryor contra sí mismo

Miroslava, una actriz marcada por la fatalidad

France Gall y el doble sentido

Robert Bresson y el cine puro

La gesta de Alekséi Stajánov

Nace el Rimbaud del Rock & Roll seminal

Dominique Dunne, una filmografía que se quedó en el aire

Un actor vampirizado por un personaje

Tolkien publica El Hobbit

La segunda musa de Godard

John Dos Passos entra en la eternidad

Alain Resnais, el cine de la memoria

Una musa del filme noir

El cadáver de Nancy Spungen en el Chelsea Hotel

La historia de Bobby Driscoll

Un icono del feminismo

Recordando a Tina Aumont

Colgaron a Gilles de Rais

Dario Argento

Nico en el cine

Dylan Thomas en su último trance

Brigitte Helm

Un punkie en la Disney 

Nace Billy el Niño

The Wall

Tennessee Williams

Vivien Leigh

Kazuo Sakamaki salva la vida en Pearl Harbor

El proscrito de la Escuela de Barcelona 

47 hombres de honor

Charlotte Rampling

La incomunicabilità del gran MIchelangelo Antonioni

F. Scott Fitzgerald

Un pilar del cómic estadounidense

Juliet Berto

Erik, el fantasma de la Ópera

Una comedia francesa

Un pesimista alegre

Una mirada indolente a la derrota 

Sender en Casas Viejas

Kipling en su último momento

Los hermanos Marx

Puente sobre aguas turbulentas

Anouk Aimée

Mary Shelley

Quentin Tarantino

Neal Cassady 

Natalie Wood

La heterodoxia de Ermanno Olmi

Fu-Manchú

Stefan Zweig pone fin a sus días

 

 

 

 

 

 

EN TU MAIL

Recibe los blogs de Gente en tu email

Introduce tu correo electrσnico:

FeedBurner

Archivo

Grupo de informaciσn GENTE · el lνder nacional en prensa semanal gratuita segϊn PGD-OJD