Yo también escuché "Dioptría"
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Pau Riba y Grabielet -un artista local- eran dos referencias fundamentales en la mitología de la Formentera que yo conocí y viví algunos de los momentos más felices de mi vida. Hablo de aquella isla finisecular, la posterior a la de los hippies. Ya sabía de Riba como el más ácido de aquel rock catalán, el "rock layetano", que fue a llamarse, de comienzos de los años 70. Aún recuerdo a un camarero de la Fonda Platé, uno de mis bares favoritos de mi Formentera, jactándose -hace veintitantos años- de haber sido novio de una chica que fue novia de Pau Riba. Yo nunca conocí ni a aquella novia ni a Pau Riba. Pero sí supe de Dioptría, todo un mito del rock y el underground español -dos referencias fundamentales de mi vida- desde mediados de los años 70. De modo que he acusado la muerte de Riba como la de alguien cercano. Sirvan estas líneas que siguen -extraídas de mi libro Vinilos Rock Español (2009)- a modo de tributo a su memoria:
Pau Riba fue uno de los grandes artífices de la ceremonia de aquel tiempo y aquel lugar, que Pau Malvido -evocándolo en una serie de artículos publicados en la revista Star- habría de definir como el de "los alucinados en masa". No en vano fue el ácido lisérgico el principal artífice de esa liturgia. Los comienzos de Riba registran no pocas concomitancias con los de Sisa y los hermanos Batiste. Tras ganar algún concurso de poesía y ser rechazado por Els Setze Jutges, ingresa en el Grup de Folk. Ese mismo año -hablamos de 1967- aparece su primer ep -Taxista / El mati de St. Esteve / Aquest carrera m'és prohibit-. También publicado por Concentric, el año siguiente aparece Els morts de l'any 40 / Noia de porcelana, está última pieza será la primera que llame la atención de los alucinados en masa.
Aunque la estética de Pau Riba está mucho más cerca del rock ácido de California que de esa chanson francesa que es ley entre Els Setze Jutges, es el eco de los sucesos que están teniendo lugar en París lo que, en mayo del 68, lleva al Grup de Folk a organizar un concierto en el Parque de la Ciudadela de Barcelona. La convocatoria se convierte en uno de los primeros hitos del underground catalán, de la contracultura española y de la larga serie de happenings que Riba, artista tan polifacético como singular, pondrá en marcha. Él mismo será quien en 1978 diseñe el último Canet Rock. Entre medias, han quedado atrás toda una serie de festivales -invariablemente "invasiones de la cochambre" para la prensa del Movimiento-, a imitación del de Woodstock original que tendrá lugar entre el 15 y 17 de agosto del 69. Pau Riba será un artista de presencia obligada en todos ellos. No en vano, es el abanderado de los alucinados en masa, el hippie por antonomasia del siempre vapuleado rock español.
Buena prueba de esa precariedad, que salvo excepciones agobiará con constancia precisa al rock español, será la peripecia de Dioptría 1 (1969), el primer elepé de Riba. Concebido como un doble álbum que hubiera debido llamarse Dioptría, sin numeración, Concentric, la discográfica que lo comercializa, se queda sin dinero para el lanzamiento y, aunque la carpeta es doble, solo contiene un elepé. Huelga decir que ni el Palau de la Música ni el Liceo de Barcelona consienten en presentarlo. Dioptría 2 aparece en 1970. Ese mismo año, Riba y su esposa, otra hippie mítica, Mercé Pastor, forman una comuna en el Tibidabo. Al socaire del estado de excepción declarado a raíz del Proceso de Burgos, el propietario del piso que habitan los hippies aprovecha para denunciarles y echarles a la calle mediante una intervención policial. Será un apunte más en la leyenda del más alucinado del rock layetano.
Ahora bien, tras las detenciones de rigor y los fracasos de las primeras grabaciones, Pau Riba partirá Laietana abajo, yendo a instalarse en Formentera. La misma Formentera que en 1967 acogiera a un Bob Dylan anhelante de sosiego y algunos años después a los King Crimson de Islands (1971). Afincado en una cueva en la pitiusa menor -que junto con Ibiza ya es un enclave contracultural internacional de primerísimo orden- el polifacético Riba -además de multiinstrumentista es escritor e ilustrador reconocido- asistirá al parto de sus hijos y grabará al aire libre y con un magnetófono su segundo elepé: Jo, la Donya y el Gripau (1971).
Publicado el 11 de marzo de 2022 a las 13:30.