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Blog de Javier Memba

El insolidario

Otra nueva lectura de Balzac

Archivado en: Cuaderno de lecturas, El contrato de matrimonio, de Honoré de Balzac

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            Si no fuera porque la Eugenia Grandet de la novela homónima y las enamoradas de Lucien en las dos obras que el poeta protagoniza -la Coralie de Las ilusiones perdidas (1843) y la Ester de Esplendores y miserias de las cortesanas (1847)- son mujeres tan buenas como suelen serlo las enamoradas con el destinatario de su cariño, tras la lectura de El contrato de matrimonio (1835), habida cuenta de los manejos de la viuda Evangelista y su hija, podría afirmarse que Balzac fue un misógino redomado. Ahora bien, me atreveré a escribir con total seguridad que, entre los personajes femeninos de La comedia humana que aún no he tenido oportunidad de descubrir, no faltarán otras herederas tan buenas como Eugenia o viudas tan admirables como la de Jeanrenaud de La interdicción (1836). Pero por el momento no he tenido oportunidad de leer las obras donde se narran sus peripecias.

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Publicado el 19 de junio de 2017 a las 23:30.

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Nuevas lecturas de Balzac

Archivado en: Cuaderno de lecturas, La misa del ateo, de Honoré de Balzac

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La lectura de La misa del ateo (1836) en una edición en que aparece impresa tras El coronel Chabert (1832), me ha devuelto a mis inicios en La comedia humana. El coronel... precisamente fue la primera novela de Balzac que tuve oportunidad de leer en mayo de 1996. Reencontrarla ahora, veintiún años después, me ha dado que pensar. En realidad, di cuenta de ella en una edición diferente a esta que traigo a colación, de la que me desprendí al hacerme con esta que atesoro actualmente, seguida por La misa..., La interdicción (1836) y El contrato de matrimonio (1835). Me acuerdo naturalmente del pie de imprenta y de la editorial -cuyo nombre omito deliberadamente- de mi primer Coronel, que regalé a una de mis cuñadas al hacerme con este otro.

 

Aunque en esta de ahora no hay noticia del traductor ni por el forro, la versión, sino actual, tampoco se me antoja pretérita. Es decir, no hay pronombres enclíticos ni esas aféresis de antaño. Dado el orden de las distintas obras, prácticamente el correspondiente a la edición original francesa de Charles Furne, la canónica, esta mía se me figura pirateada de alguna edición española buena. Desde luego, la editorial que llevó a la imprenta el texto en 1995, Olympia Ediciones -sello del que no figura ningún dato ni en el libro ni en Internet-, tiene toda la pinta de ser una de esas firmas que se montan -"constituyen" sería mucho decir- para poner a la venta ediciones de saldo en esas librerías dedicadas a los restos de ediciones que, pese al rodillo digital, aún siguen existiendo.

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Publicado el 7 de junio de 2017 a las 18:45.

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"Un asunto tenebroso" de Honoré de Balzac

Archivado en: Cuaderno de lecturas, sobre "Un asunto tenebroso", de Honoré de Balzac

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            Hace algunos meses, un reconocido traductor de francés -quien por otro lado merece todos mis respetos- afirmaba que Un asunto tenebroso (1841), Ilusiones perdidas (1843) y Esplendores y miserias de las cortesanas (1847) deberían editarse juntas para que el lector pudiera descubrir en un sólo volumen el genio de Balzac. No comparto esa opinión. Recién leído Un asunto tenebroso no creo que esté a la altura de la grandeza de Ilusiones perdidas y Esplendores y miserias... A mi juicio, ese lugar en el volumen introductorio debería ocuparlo Eugenia Grandet (1834) o El tío Goriot (1835). Coincido con Carlos Pujol, cuyo Balzac y la Comedia Humana (1974) sigue siendo mi principal guía en el universo del novelista, cuando escribe sobre Un asunto tenebroso: "tal vez no sea una de sus obras más perfectas y acabadas, pero sí tiene una variedad de facetas tan bien trabajadas que merece toda nuestra atención" (Op. cit. pág 299).

            Acaso sea la presencia de Corentin, el intrigante agente de policía que detuviera a Lucien de Rubempré en Esplendores y miserias... -y en menor medida de Rastignac, que es uno de los que asisten a la explicación del asunto al cabo de los años en el salón de la princesa de Cadignan- el único nexo de unión que haya entre esta obra menor y aquella obra maestra.

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Publicado el 19 de junio de 2015 a las 23:45.

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Un pilar de "La Comedia Humana"

Archivado en: Cuaderno de lecturas, sobre "El tío Goriot", de Honoré de Balzac

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            Hace algunos años, hablando con un prestigioso traductor, me contó que las traducciones tienen fecha de caducidad porque el lenguaje es una cosa en constante evolución. En efecto, ya no se dice aquello de "por mor de" y tantas otras expresiones que aún pueden leerse en las versiones españolas de la novelas extranjeras editadas en nuestro país hace sesenta u ochenta años. Cuando la gente, en efecto, utilizaba esa aféresis de "amor" que es "mor" en su lenguaje coloquial. No hay duda: algo chirría al abrir un libro y encontrarse con una traducción pretérita. Como también chirría, más incluso, en esas películas antiguas -que tanto amo- que al engolamiento del doblaje de antaño suman los arcaísmos de la traducción pretérita.

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Publicado el 2 de mayo de 2014 a las 01:30.

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Mis primeras lecturas de Balzac

Archivado en: Cuaderno de lecturas, sobre mis primeras lecturas de lecturas de Honoré de Balzac

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            Supe por primera vez de Honoré de Balzac en un biopic televisivo emitido a mediados de los años 70, una de esas series de cuatro o cinco entregas que amenizaban las noches laborables de una semana entera. Yo entonces era un adolescente que aún formaba su mitología personal. En lo que a escritores se refería, sólo cabían en ella esos malditos, heterodoxos y alucinados que, aún ahora, siguen siendo mis favoritos. Esas lecturas "edificantes", que las llamaba mi madre y demás adultos -que nunca falten- que inculcaban el amor a los libros a los niños, no eran para mí. O no lo fueron más allá de Enid Blyton -Los Cinco y Los Siete Secretos-, cuyas traducciones españolas en Editorial Juventud aún recuerdo como una de las innumerables dichas de mi infancia.

            Pero entonces, ya en la adolescencia, leía con avidez a la generación beat, las distintas propuestas de la colección Star Books, toda la poesía que demandan los primeros desengaños que me iba dando la vida y a Mijail Bakunin.

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Publicado el 9 de abril de 2013 a las 18:00.

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El Balzac fantástico

Archivado en: Cuaderno de lecturas, sobre "El Hechicero" de Honoré de Balzac

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            Por más que los necios la desprecien, apegados a la servidumbre de tener siempre y bajo cualquier circunstancia los pies en la tierra, la fantasía es una de las formas más sublimes y elevadas del pensamiento. Sabido esto, no es de extrañar que la fantasía también tentara a Honoré de Balzac, el más grande de los escritores realistas, el suprarrealista de las descripciones exhaustivas que quiso competir con el registro civil de la Francia de su tiempo.

            Sentado que el Balzac fantástico también existe, hay que puntualizar que prácticamente se reduce a esos años en que, según Stefan Zweig, el maestro vendió su alma -léase pluma- al mejor postor. Así pues, su afán fue mucho más breve que el que le impulsó a escribir La comedia humana. Puede que incluso fuera bastardo pues no obedecía a otro móvil que el de ganar dinero, esa avidez de plata, su agobió constante no obstante los éxitos que obtuvo en vida. Pero yo quiero creer que también le inspiraba cierto gusto por el género.

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Publicado el 3 de marzo de 2013 a las 16:45.

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Esplendores y miserias de las cortesanas

Archivado en: Cuaderno de lecturas, sobre "Esplendores y miserias de las cortesanas", de Honoré de Balzac

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            Frente a quienes aseguran que Balzac quiso competir con el registro civil y crear un ciclo narrativo que reflejara todo lo acontecido en la sociedad francesa de su tiempo, no faltan quienes sostienen que el escritor no era consciente de la magnitud de su obra. En cualquier caso, la posteridad le otorgó la gloría de haber sido el gran cronista de esa Francia decimonónica de la que daba cuenta por entregas. Siendo esa redacción inicial por fascículos, rara es aquélla de sus novelas que fue concebida y organizada en un principio tal y como las leemos ahora.

            La disposición actual tiene su origen en la edición Furne, la integrada por dieciséis volúmenes y ciento dieciséis grabados, resultado del contrato que firmó con algunos de sus distintos editores -Hetzel, Paulin, Dubochet, Sanches y el propio Furne- para obtener unas rentas que, si bien aliviaron un poco su dramática situación, no pusieron fin a esas deudas que le acompañaron hasta la tumba. De hecho, su vivienda en la calle Raynouard, aunque desconocida para el común de los acreedores, estaba dotada estratégicamente con una puerta trasera para salir disparado en caso de que alguno descubriera el domicilio y se presentara.

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Publicado el 14 de diciembre de 2011 a las 10:45.

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Sobre "Ilusiones perdidas" de Honoré de Balzac

Archivado en: Cuaderno de lecturas, sobre "Ilusiones perdidas", de Honoré de Balzac

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            Dada su magnitud -quiso ser un universo novelesco que compitiera en precisión con el registro civil de la Francia de su tiempo-, La comedia humana fue una empresa condenada a quedar inacabada. El inquebrantable afán de Balzac no bastó. Cuando La Parca se lo llevó, aún estaban sin escribir varias de las obras programadas.

            En lo que al panorama editorial español se refiere, La comedia humana -como tantos otros textos fundamentales de la cultura occidental- brilla por su ausencia. Hubo una edición con traducción y notas de Rafael Cansinos Assens, creo recordar que de los años 60, puesta a la venta por la entrañable Editorial Aguilar. A finales de los 80 volvió a reeditarse dentro de la colección El libro Aguilar, por otro lado tan atractiva. Cuando se agotó, la obra cumbre de la novelística decimonónica -que es como decir lo mejor de lo mejor- dejó de circular entre nosotros.

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Publicado el 24 de abril de 2010 a las 15:30.

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Javier Memba

Javier Memba

            Periodista con más de cuarenta años de experiencia –su primer texto apareció en la revista Ozono en 1978-, Javier Memba (Madrid, 1959) fue colaborador habitual del diario EL MUNDO entre junio de 1990 y febrero de 2020. Actualmente lo es en Zenda Libros. Estudioso del cine antiguo, en todos los medios donde ha publicado sus cientos de piezas ha demostrado un decidido interés por cuanto concierne a la gran pantalla. Puede y debe decirse que el setenta por ciento de su actividad literaria viene a dar cuenta de su actividad cinéfila. Ha dado a la estampa La nouvelle vague (2003 y 2009), El cine de terror de la Universal (2004 y 2006), La década de oro de la ciencia-ficción (2005) –edición corregida y aumentada tres años después en La edad de oro de la ciencia ficción-, La serie B (2006), La Hammer (2007) e Historia del cine universal (2008).

 

            Asimismo ha sido guionista de cine, radio y televisión. Como novelista se dio a conocer en títulos como Homenaje a Kid Valencia (1989), Disciplina (1991) o Good-bye, señorita Julia (1993) y ha reunido algunos de sus artículos en Mi adorada Nicole y otras perversiones (2007). Vinilos rock español (2009) fue una evocación nostálgica del rock y de quienes le amaron en España mientras éste se grabó en vinilo. Cuanto sabemos de Bosco Rincón (2010) supuso su regreso a la narrativa tras quince años de ausencia. La nueva era del cine de ciencia-ficción (2011), junto a La edad de oro de la ciencia-ficción, constituye una historia completa del género, aunque ambos textos son de lectura independiente. No halagaron opiniones (2014) fue un recorrido por la literatura maldita, heterodoxa y alucinada. Por su parte, David Lynch, el onirismo de la modernidad (2017), fue un estudio de la filmografía de este cineasta. El cine negro español (2020) es su última publicación hasta la fecha.  

 


 

          

 

Miniatura no disponible

 

Javier Memba en 2009

 

Javier Memba en 1988

 

Javier Memba en 1987

 

1996

 

 

Javier Memba en la librería Shakespeare & Co. de París

 

 

 

 

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Enlaces

-La linterna mágica

-Unas palabras sobre Vida en sombras

-Unas palabras sobre La torre de los siete jorobados

-50 años de la Nouvelle Vague en Días de cine

-David Lynch, el onirismo de la modernidad en Radio 3

-Unas palabras sobre Casablanca en Telemadrid

-Unas palabras sobre Tintín en Cuatro TV

 

 

ALGUNOS ARTÍCULOS:

Malditos, heterodoxos y alucinados

Malditos, heterodoxos y alucinados de la gran pantalla

Nuevos momentos estelares de la humanidad

Chicas yeyés

Chicas de ayer

Prólogo al nº 4 de la revista "Flamme" de la Universidad de Limoges

Destinos literarios

Sobre La naranja mecánica

Mi tributo al gran Chris Marker

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Bohemia del 89

Unos apuntes sobre las distopías

Elogio de Richard Matheson

En memoria de Bernadette Lafont

Homenaje al gran Jean-Pierre Melville

Los amores de Édith

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Tributo a Yasujiro Ozu con motivo del 50 aniversario de su fallecimiento

Muere Henry Miller

Unos apuntes sobre dos cintas actuales

Las legendarias chicas de los Stones

Unos apuntes sobre el "peplum"

El cine soviético del deshielo

El operador que nos devolvió el blanco y negro

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El cine de la Gran Guerra

Del porno a la pantalla comercial

Formentera cinema

Edward Hopper en estado puro

El cine de terror de los años 70

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Mi tributo a Jean Renoir

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Una entrevista a William McLivanney 

Novelistas japonesas

Treinta años de Malevaje

Las grandes rediciones del cómic franco-belga

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Una reedición de Dalton Trumbo

75 años de un canto a la esperanza

Un siglo de El nacimiento de una nación

60 años de Semilla de maldad

Sobre las adaptaciones de Vicente Aranda

Regreso al futuro, treinta años después 

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Un tributo a las actrices de mi adolescencia

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Un recorrido por los cineastas/novelistas -y viceversa-

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Continúa el misterio de Leonardo

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Viajes a la Luna en la ficción

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Astérix cumple 60 años

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Romy Schneider: el triste destino de Sissi

La nínfula maldita

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Claudio Guerin Hill

Dennis Hopper: El alucinado del Hollywood finisecular

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Gordad, el gran maese de la heterodoxia cinematográfica

Frances Farmer, la esquizofrénica que halló un inquietante sosiego

El hombre al que gustaba odiar

El gran amor de John Wayne

Iván Zulueta, arrebatado por una imagen efímera

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La reina olvidada del noir de los 40

Judy Garland al final del camino de adoquines amarillos

Jonas Mekas, el catalizador del cine independiente estadounidense

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La última flapper; la primera it girl

El estigmatizado por Stalin

La controvertida Egeria del Führer

El gran Tod Browning

Una chica de ayer

El niño que perdió su tren eléctrico

La primera chica de Éric Rohmer

El último cadáver bonito

La exnovia de James Dean que no quiso cumplir 40 años

Don Luis Buñuel, "ateo gracias a Dios"

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Sylvia Kristel más allá de Emmanuelle

Roscoe Arbuckle, cuando se acabaron las risas

Laura Antonelli, la reina del softcore que perdió la razón

Nicholas Ray, que nunca volvió a casa

El vuelo más bajo de la princesa Leia Organa

Eloy de la Iglesia y el cine quinqui

Entiérralo con sus botas, su cartuchera y su revólver

La chica sin suerte

Bela Lugosi y la sombría majestuosidad de Drácula

La estrella de triste suerte

La desmesura de Jacques Rivette

Françoise Dorléac

Klaus el loco

Una hippie de los 70

Jean Esustache, entre la Nouvelle Vague y el ascetismo

Nadiuska, un juguete roto

Thea von Harbou

Jesús Franco

David Cronenberg

Sharon Tate, como en un cuento de Sheridan Le Fanu

Un guionista sediento

La reina del fantaterror patrio

Dalton Trumbo y los diez de Hollywood

La primera chica que arrojó una tarta 

El desdichado Hércules contemporáneo

En la tradición familiar

El músico del realismo poético

Otro tributo a la gran Patty Shepard

Elmer Modlin y su extraña familia

Las coproducciones internacionales rodadas en España

Marilyn Monrore y su desesperado último gesto

Un amor más poderosos que la vida

El actor atrapado en sus personajes

Entre el fantasma de su madre y el final del musical

Barbet Schroeder

Amparo Muñoz

Samuel Bronston más alla de Las Rozas

Chantal Akerman

Françoise Hardy 

Un antiguo dogmático

Jane Birkin

Anna Karina, su turbulento amor y el Madison

Sandie Shaw, ya con calzado

El gran Serge Gainsbourg

Entre la niña prodigio y la mujer concienciada

La intérprete de Shakespeare que inspiró a The Rolling Stones

La maleta del capitán Wajda

Val Lewton y su dramatización de la psicología del miedo

La alimaña de Whitechapel

Cristina Galbó

La caravana Donner

Eddie Constantine

Un nuevo curso del tiempo

Rosenda Monteros

Una criatura de la noche

Una carta a Nicolás I

Edison y el 35 mm

Barbara Steele

El felón Esquieu de Floyran acaba con los templarios

Entre Lovecraft y Hitchcock

Tchang Tchong Yen recuerda a Hergé

La musa del ciberpunk

Néstor Majnó

Una leyenda del Madrid finisecular

El rey de la serie B

La primera cosmonauta soviética

Cuando la injuria sucede a la fatalidad

Bajo Ulloa y sus cuentos crueles

La cicerone de los Stones en el infierno 

Nace Toulouse-Lautrec

El París del Charlestón se rinde a Josephine Baker

Nastassja Kinski, la dulce hija del ogro

Un tributo a Sam Peckinpah

La leyenda del London Calling

Fiódor Dostoievski frente al pelotón de fusilamiento

Mi alucinada favorita

El hombre de las mil caras

El 7º de Caballería pierde la gloria

Un recuerdo de Silke

El genocidio camboyano

Peter Bogdanovich

Guy Debord y la sociedad del espectáculo

Un héroe de Iwo Jima 

Lupe Vélez tras el último tequila sunrise

El general Lee

Roman Polanski

Un hampón italoamericano

Jane Fonda en su juventud

Kraken en la Cuesta de Moyano

Josef von Sternberg

The Beatles en The Carvern y en el show de Ed Sullivan

Que la tierra le sea leve a Douglas Trumbull

El último superviviente del hampa de Chicago

Inma de Santis

El Álamo

Una musa insumisa

El malvado Zaroff y un elogio a las revistas pulp

Miles Davis

Un polaco y el amour fou

La Legión extranjera como género literario

Conchita Montenegro

Peter Lorre y su cara de villano

El juez de la horca

Syd Barrett

Kathleen Turner

Una caricatura de la hombría

Eric Clapton

Helga Liné

Butch Cassidy

Carlos Arévalo, un cineasta español

Nace el último bohemio

Pascual García Arano

María Perschy

El Combray de Ingmar Bergman

Carlos Castaneda

Una canción de Neil Young

Un suicida dandi

Hedy Lamarr

Philip K. Dick y sus realidades bastardas

La última mujer fatal

Andréi Tarkovski, otro maldito por la censura soviética

Nace la música de la New Age

"Wie einst" Lili Marleen

Una lectura de Byron en Villa Diodati

Un apostol de la sedición juvenil

Ava en mi ciudad

Rider Haggard

Una entrada para la "Historia universal de la infamia"

La Marguerite Duras cineasta

Gallardo y calavera

El hombre que vendió su alma a Elizabeth Taylor

El crímen de Charlotte Corday

Un elogio entusiasta de la urbe

Un ángel caído

Mary Bradbury teme por su vida

Pierre Étaix y su triste gracia

El mejor verano de los Rolling

María Rosa Salgado y su conmovedora discrección

La valentía de Ramón Acín

Sylvie Vartan

La cruz de Malta de Wim Wenders

La epifanía de Louis Daguerre

Carroll Baker

Marie Laforêt y mi amigo Eloy

Eliseo Reclus atisba su quimera

Patty Pravo

Richard Pryor contra sí mismo

Miroslava, una actriz marcada por la fatalidad

France Gall y el doble sentido

Robert Bresson y el cine puro

La gesta de Alekséi Stajánov

Nace el Rimbaud del Rock & Roll seminal

Dominique Dunne, una filmografía que se quedó en el aire

Un actor vampirizado por un personaje

Tolkien publica El Hobbit

La segunda musa de Godard

John Dos Passos entra en la eternidad

Alain Resnais, el cine de la memoria

Una musa del filme noir

El cadáver de Nancy Spungen en el Chelsea Hotel

La historia de Bobby Driscoll

Un icono del feminismo

Recordando a Tina Aumont

Colgaron a Gilles de Rais

Dario Argento

Nico en el cine

Dylan Thomas en su último trance

Brigitte Helm

Un punkie en la Disney 

Nace Billy el Niño

The Wall

Tennessee Williams

Vivien Leigh

Kazuo Sakamaki salva la vida en Pearl Harbor

El proscrito de la Escuela de Barcelona 

47 hombres de honor

Charlotte Rampling

La incomunicabilità del gran MIchelangelo Antonioni

F. Scott Fitzgerald

Un pilar del cómic estadounidense

Juliet Berto

Erik, el fantasma de la Ópera

Una comedia francesa

Un pesimista alegre

Una mirada indolente a la derrota 

Sender en Casas Viejas

Kipling en su último momento

Los hermanos Marx

Puente sobre aguas turbulentas

Anouk Aimée

Mary Shelley

Quentin Tarantino

Neal Cassady 

Natalie Wood

La heterodoxia de Ermanno Olmi

Fu-Manchú

Stefan Zweig pone fin a sus días

 

 

 

 

 

 

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