Mirar al futuro
Las elecciones municipales y autonómicas del 24 de mayo son de vital importancia. En ellas, el modelo bipartidista que se consolidó desde la vuelta de la democracia parece que saltará por los aires. El poder desgasta, machaca y corrompe.Hay que poner en marcha leyes más duras y ágiles para que quien se aproveche económicamente de su cargo público tenga condenas ejemplares que eviten la tentación. Todos prometen luchar contra la corrupción, pero cuando llegan al poder se olvidan,,,
Las luchas internas acabaron primero con Adolfo Suárez (que tuvo que dimitir en febrero de 1981) y después con la UCD, el partido que gobernó los primeros años de democracia. En 1982 arrasó el PSOE de Felipe González y UCD quedó como un solar mientras Suárez, con su CDS, no fue capaz de convertirse en alternativa. El PSOE renovó mayorías absolutas en 1986 y 1989, pero cada vez con menos margen. La entrada en la OTAN, la huelga general del 14-D contra la reforma laboral (con la dimisión del diputado socialista y líder de UGT, Nicolás Redondo) y la corrupción (Filesa, ‘caso Juan Guerra’, Roldán,...) fueron minando los cimientos socialistas. Alianza Popular había tocado techo con Manuel Fraga y pensó en José María Aznar, entonces presidente de la Junta de Castilla y León, para relanzar la ‘alternativa de derechas’. Estuvo a punto de lograrlo ya en 1993 con su célebre ‘Váyase, señor González’, pero no lo alcanzó hasta 1996. La lucha contra la corrupción y el crecimiento económico fueron sus ejes. Pareció que Aznar lo había conseguido, pero fue un espejismo. Las urnas revalidaron su mayoría en el año 2000, esta vez -además- con mayoría absoluta. Aznar cumplió su promesa de estar sólo ocho años y en 2004 un ‘primerizo’ Zapatero derrotó a Rajoy el 14-M, tres días después del espantoso atentado de los trenes de Atocha. Zapatero repitió en 2008 negando una crisis que estaba latente en la economía española, pero que nadie esperaba que fuera tan dura como luego fue y está siendo. La crisis se llevó por delante a Zapatero, al PSOE y a Rubalcaba y, Mariano Rajoy logró al tercer intento llegar a La Moncloa y con mayoría absoluta. Rajoy continuó con los recortes y ajustes de ZP y fue más allá poniendo en marcha una reforma laboral que reducía notabalemente derechos de los trabajadores conquistados durante décadas.
Rajoy basó su credibilidad en la economía, en volver a la senda del crecimiento a pesar de la nefasta herencia socialista que recibió. Cree que tanto recorte ha valido la pena porque España de ahora en adelante crecerá por encima del 2% y permitirá crear empleo de forma notable. Lo que quizá nunca pensó Rajoy es que su gestión iba a quedar marcada y frenada por la corrupción. Valencia -con la dimisión del presidente Francisco Camps-, Madrid, el ‘caso Gürtel’, Bárcenas, Correa, la financiación irregular del PP, las obras de la sede del partido en Génova,... pero el problema es que no paran los casos: primero Rodrigo Rato, el vicepresidente económico de Aznar al que atribuían el ‘milagro económico’ de 1996 a 2004; después Federico Trillo y Vicente Martín Pujalte cobrando sobresueldos de asesores siendo diputados... Y habrá más...
Y en el PSOE sigue coleando el caso de los EREs de Andalucía, con dos ex presidentes implicados -Griñán y Chaves- desde hace meses... Quizá aquí está lo grave, en la lentitud con la que actúa la justicia. La mayoría de los casos se destaparon hace años y siguen en instrución, que es lo mismo que ‘aparcados’. Así no se puede seguir. Los partidos siempre llegan al poder prometiendo transparencia y lucha contra la corrupción. Luego los hechos les delatan. Ahora Podemos y Ciudadanos están lanzados y se están haciendo un hueco importante en las preferencias electorales de los españoles. También llegan con la promesa de luchar contra la corrupción. Seguro que entrarán en muchas instituciones a gobernar. A ver lo que dura el ‘cambio’ y el ‘aire fresco’. Los políticos tienen que generar confianza y legislar para que podamos mirar al futuro con optimismo. Será difícil acabar con la corrupción, ya que siempre habrá alguien dispuesto a ‘pillar’ -porque así es la condición humana-, pero sí es fácil cambiar las leyes para castigar al corrupto. No puede ser que la corrupción salga prácticamente gratis.
Publicado el 30 de abril de 2015 a las 09:15.
