LA ALHANDIGA {SALAMANCA} (12-8-939)
Francisco Iglesias Carreño* *Del Instituto de Estudios Zamoranos FLORIAN D´OCAMPO
La constatación de una segunda batalla después de la derrota agarena en Simancas (6-8-939) y de la trágica epopeya de La Jornada del Foso en Zamora (5-8-939), ha dejado sobre el relato del proceso histórico del Siglo X, a nivel de rango universal, la trascendente victoria de la Corona Leonesa sobre el Califato de Córdoba que tiene lugar en La Alhandiga. Es esa segunda confrontación bélica, en el mes de agosto del año 939, entre los ejércitos de Abd al- Rahman III y de Ramiro II, la que formaliza una interpretación integral de las respectivas situaciones, con todas sus circunstancias, en el momento del conflicto armado y después del mismo.
El antes y el después de La Alhandiga marca un reajuste de los equilibrios de poder amplios, en el solar hispánico, que no pueden quedar desdibujados en absoluto, aunque sea mucho el interés, por otras razones a-históricas, que sobre tal hecho concreto se haga focalizar, y orlándolo de interpretaciones que, en su fondo, tratan de rebajar, diluyendo el marco original, la expresiva y mayestática doble victoria lograda por los leoneses ( y otros colaboradores que no regateamos) comandados por el Rey/Emperador Leonés Ramiro II.
La triple interacción bélica, que situamos espacial y pretendidamente, del agosto del año 939 podría interpretarse, de hecho ya se ha sostenido, como una situación estratégica donde se juega con unas fuerzas desplegadas en(5.000) y ante(20.000) Zamora, desde un conocimiento de las dinámicas de ambos gruesos de ejércitos, el leonés(40.000) en pos de socorrer a Zamora, llegando a ella desde el este y el agareno(80.000) dirigiéndose hacia el oeste para no caer en las trampa de “hoyo de Zamora” (como ya ocurrió en el 901), y como ambos confluyen en Simancas ( a 90 km de Zamora). Se puede incluso suponer la existencia de algunas fuerzas leonesas [imaginemos provenientes de las tierras gallegas(de Ourense) y portuguesas(de Braga)] caminantes en socorro de la urbe leonesa de Zamora que llegan después del 5-8-939 y que, en buena lógica, hostigarían al adversario agareno.
Una vez consumada la derrota de Simancas(donde recordamos que quien pierde es el Califato de Córdoba y quien gana es la Corona Leonesa), incluso antes de producirse esta, se tendría previsto, de forma logística, los caminos de evacuación ante las posibles contigencias del combate, tanto por uno como por otro de los contendientes, en la certeza y/o seguridad de reunir las mejores garantías al retroceder. Si Ramiro II ha llegado al meridiano de Simancas, es por proceder desde el este e ir junto con otros aliados (puede que incluso llegados desde Zaragoza) que vienen de tal dirección. Su estrategia de retirada estaría en las direcciones norte (a León) y este (Burgos, Pamplona y Zaragoza), y su contrario utilizaría, en un suponer pragmático de la situación, la del oeste y sur, y a ellas sumaria las fuerzas que aún le quedaran del cerco/asalto de Zamora ( en un manejo amplio de la ribera izquierda del Río Duero), para que, confluyendo en Salamanca (con un contingente de entre 60.000 a 70.000 miembros) dirigirse por una u otra de las vías romanas (La Vía de la Plata o La Vía Dalmacia) hacia Mérida y desde ahí a Córdoba.
Algo no salió en la retirada de los agarenos como lo tenían planteado, ya que de la batalla de La Alhandiga*, lo que si existe es unanimidad descriptiva en que la misma supone un total desastre para Abd al-Rhaman III. Un descalabro absoluto del ejercito agareno. Si el Rio La Alhandiga fue el escenario de tal hecho y los barrancos de Cortos, allí cerca de La Maya (de la Tierra de Alba), en las proximidad de la urbe leonesa de Salamanca, los protagonistas invitados al unísono de las tropas leonesas y sus aliados , es obvia concatenar que la salida (en el propio territorio que dominaba el Califato de Córdoba ) debe seguir por las plazas más importantes que, en siguiendo el Campo Charro, por El Abadengo y El Rebollar, les puedan ayudar y dirigirse rápidamente, con los cambios óptimos de caballería (en contingentes de escasos números), a Coria y Mérida.[*parece ubicada “in locum que dicitur Leocaput et ribo nomine Verbera”, a camino de la doble dirección hacia Monleón y del Rio Huebra, donde posiblemente dividieron sus contingentes los agarenos en su apremiante y dramática fuga hacia el sur hispano]
Después de batalla de La Alhandiga, de la otra vez victoria de la Corona Leonesa, viene la desbandada en el ejercito de Abd AL-Rhaman III, que ha visto como, en cuestión de escasas siete u ocho fechas, su formidable ejército de 100.000 soldados se ha esfumado. La contundencia de los hechos de armas de Simancas y La Alhandíga no solo hablan, por si solo, de un despliegue militar optimo, de la táctica de la caballería leonesa, por parte de los ejércitos de Ramiro II, también se trasluce una disposición de ánimo elevada, de un, tal vez, ser conocedores de la masacre en La Jornada del Foso de Zamora y buscar, no la venganza, y si el desquite. De Simancas hasta La Alhandiga estamos hablando de una persecución continuada, de varios días, a lo largo de más de cien kilómetros. Estamos situando los hechos de La Alhandega, no solo espacialmente, con todas las precauciones al uso, sino también temporalmente en las inmediaciones del día 12 de agosto de año 939.
Es el colofón victorioso de la batalla de La Alhandíga ganada por Ramiro II, el que obliga a pedir la tregua a Abd al-Rhaman III y es por ello, en la suma con Simancas, como la Corona Leonesa alcanza estima, relevancia y prestigio en el ámbito del tablero medieval. Es el afianzamiento del Regnúm Imperiún Hispánico Legionesis , por supuesto, la acción cimera de su soberano Ramiro II e indudablemente otra fuente de las raíces de nuestra gente y de nuestra tierra. Es el soporte histórico, la vivencia, el hecho diferencial-.-la identidad, raíz y hechos antropológico-.-, en el Siglo X, del aquel umbral al ahora social (constitucional) directo y propio, compartido y no excluyente , del nosotros: los leoneses.