El complicado camino de Pedro Sánchez
Pedro Sánchez quiere ser presidente del Gobierno a toda costa. Lo demostró en la campaña electoral poniendo toda la carne en el asador (con duros ataques al “indecente” Rajoy, a Albert Rivera y sus “Nuevas Generaciones del PP, la misma derecha con 20 años menos”; y a Pablo Iglesias, con cuyos populismos dijo que nunca pactaría) y lo está demostrando desde que Rajoy dejó libre el hueco de la investidura. Ahora su discurso busca la misión imposible de atraer a la vez a Podemos y a Ciudadanos. Evidentemente, Pedro Sánchez está en una situación complicada y su estrategia más parece una huída hacia adelante que un planteamiento serio de gobierno. No hay que olvidar que el 20D el PSOE que lidera Pedro Sánchez logró el peor resultado electoral de su historia con sólo 90 diputados, muy por debajo de los 110 conseguidos por Rubalcaba en 2011 y de los 125 de Almunia en el año 2000. Quizá por eso, ya que ni él dimitió ni el Comité Federal le pidió responsabilidades por tan pésimos resultados, a Pedro Sáchez sólo le queda la ‘bala’ de La Moncloa... Y en ese objetivo ha centrado todos sus efectivos. Pero el camino es muy largo y difícil de superar. Un pacto con Ciudadanos prácticamente garantiza el fracaso pues exigiría la abstención de PP y Podemos. Misión imposible. Tampoco parece viable un pacto a tres bandas -PSOE-Podemos-C’s-, pues ni Pablo Iglesias quiere ir con Rivera ni éste con Iglesias. La opción que queda es un pacto de izquierdas (de progreso, dicen) con PSOE, Podemos y Unidad Popular, pero que exige para su éxito el apoyo de partidos nacionalistas (PNV) e independentistas catalanes para superar la barrera de los 176 escaños y lograr la investidura. Pero Pablo Iglesias ha puesto un alto precio al pacto con la vicepresidencia para él, cinco ministerios relevantes para Podemos y Economía para Alberto Garzón. Será muy difícil que Sánchez encuentre una salida para ensamblar tan complicado puzle.
Y por si la compleja aritmética parlamentaria fuera poco, la situación económica mundial en general y la española en particular complica áun más el proyecto progresisista de Sánchez. En una nueva época de crisis económica, las alegrías presupuestarias no serían posibles con lo que muchos de los proyectos de Sánchez nacerían muertos. Pero éste no va a cejar en su empeño de ser presidente. Es la única manera que le queda para mantenerse en la primera línea de la política y, a la vez, garantizarse un sueldo más que notable... y de por vida.
Publicado el 12 de febrero de 2016 a las 09:30.