El ‘circo’ del Congreso
Cuando uno va al circo lo hace para divertirse con los ‘sketchs’ de los payasos y sorprenderse con emociones fuertes de números y piruetas increíbles con animales y trapecistas que practican el ‘más difícil todavía’. Es un espectáculo de siglos que perdura gracias a la combinación entre la larga tradición y la incorporación de nuevas ideas para soprender a los espectadores.
Pero tanto la palabra circo como la de payaso tienen una segunda significación negativa y de ‘insulto’. Y es en esta segunda acepción en la que encaja perfectamente lo que está pasando en el Congreso de los Diputados en la que ya fue legislatura ‘cuatrimesina’ (la surgida de las elecciones del 20-D de 2015) y en la que parece que va a seguir el mismo camino de (la del 26-J de este año).
La crisis económica que comenzó a manifestarse en 2007 obligó a hacer unos enormes ajustes y recortes que inició Zapatero en mayo de 2010 -y que se le llevó por delante sin remisión-; recortes y subida de impuestos que Rajoy tuvo que aumentar a partir de 2012 a pesar de su promesa de crear empleo, no subir los impuestos y no hacer más ajustes. Las elecciones del 20 de diciembre pasaron factura a Rajoy que pasó de los 182 diputados a sólo 123. También el PSOE -que cambió a Rubalcaba por Pedro Sánchez- se hundió hasta los 90 escaños. Habían surgido con fuerza Podemos (69) y Ciudadanos (40). Pero fue imposible el acuerdo ni de centro derecha ni de ‘progreso’. Lo intentó Pedro Sánchez aliado con Ciudadanos, pero apenas logró atraer a Coalición Canaria. Nuevas elecciones, el 26 de junio. El PP aumentó hasta los 137, el PSOE bajó a 85, Ciudadanos también bajó hasta los 32 y Unidos Podemos mantuvo los 71 que habían logrado en 2015 Podemos e Izquierda Unida. Ahora el PP y Rajoy se las prometían muy felices al pactar con Ciudadanos y Coalición Canaria y llegar a los 170 escaños, a sólo 6 de la mayoría absoluta. Error. Primera votación perdida (170-180) y la segunda, este viernes 2-S y donde ya no es necesaria la mayoría absoluta sólo ganar por un voto, tampoco se espera ‘fumata blanca’. Los nacionalistas, que siempre han garantizada la gobernabilidad gracias a compensaciones, son ahora apestados por su deriva independentista.
Los 350 diputados son elegidos para investir a un presidente que forme un Gobierno y proponga las leyes que considere que luego el Parlamento ratificará, enmiendará o ‘devolverá a los corrales’. No cumplen con su misión y tendrían que irse todos para casa al convertir el hemiciclo en un gallinero donde los ajustes de cuentas y los insultos están a la orden del día. Que pena... Y se llaman ‘padres de la Patria’... ¡¡A los leones!!!
Publicado el 2 de septiembre de 2016 a las 09:30.