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"A menos cuatro grados, en Galapagar, nos sacaban desnudos al patio y nos enchufaban agua fría con la manguera"

Archivado en: derechos humanos, violencia, centros de menores, picon de jarama, hogar galapagar, madrid, comunidad de madrid, la jarosa

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Comienza la proyección, apago el móvil. Las primeras escenas me dan una idea de lo que me espera. En diciembre de 2009, Amnistía Internacional pone sobre la mesa el informe 'Si vuelvo, ¡me mato!', que denuncia la violación de derechos humanos en centros terapéuticos de menores. Posteriormente -hace un mes-, la ONG publica la segunda parte del estudio, analizando la pasividad de la Administración, que nada hace, de momento, para garantizar la protección de estos niños.

Los créditos iniciales me presentan a los protagonistas. Sin embargo, y aunque se ha intentado minimizar por todos los medios las denuncias que han recaído sobre estos lugares en los últimos años, madres, hijos y trabajadores, todos ellos víctimas de este 'descuido' continuo, siguen dando la cara para que sus casos no se olviden, y para que nadie vuelva a pasar por los que ellos un día pasaron.

Quiero imaginarme que lo que escucho pertenece a una buena película de cine social, escrita por Fernando León de Aranoa o Ken Loach. Pero la interpretación de los actores sería sospechosamente talentosa. Entra en escena Juan Carlos, de 20 años. Vivió poco más de un año en 'Hogar Galapagar', centro madrileño al que él mismo denunció por maltrato, junto a otros tres supervivientes y un testigo:

"En pleno invierno, a menos cuatro grados, en la sierra de Galapagar, nos sacaban desnudos al patio y nos enchufaban agua fría con la manguera. Y porque ellos querían. En ese centro ha habido hasta abusos sexuales a chicas por parte de los trabajadores, o palizas a niños de 7 u 8 años", cuenta en primer plano.

Jose Antonio, que tiene la misma edad, residió tres años y medio en el mismo centro:

"Mi estancia fue como estar en una cárcel, no había actividades, los educadores nos contenían cada dos por tres, haciéndonos daño... Pero lo peor que he visto fue una niña de 15 años que se intentó tirar por un balcón porque estaba desesperada y pensaba en suicidarse. O una paliza de un educador a un niño de 11 años por robar en un colegio".

Me remuevo en la butaca. Cuesta escuchar.

"¿El peor día que recuerdo? Era el cumpleaños de un compañero. Vino un educador. Le pregunto si le habían comprado el regalo. Contesta que no. De broma, entre nosotros, le digo al que estaba de cumpleaños: 'No te han comprado el regalo'. Me responde: 'Déjame en paz'. Le replico: 'Déjame tú'. Él sigue: 'Me cago en tu puta madre'. Y yo continúo: 'Me cago yo en la tuya'. Entonces vino Antonio, el vigilante, 'el Puertas', me pegó un empujón contra el sofá, y me amenazó: 'Como no te tranquilices, te vamos a tener que contener, tirarte al suelo y llevarte a la cama para atarte'. Y así ocurrió. Me tiraron al suelo, me subieron los brazos, me sujetaron las piernas, me arrastraron hasta la habitación y me ataron. Así estuve toda la noche, y al día siguiente no me dejaron ir al instituto", explica J.C.

Nudo en la garganta. Demasiada violencia en el guión.

"Era algo normal, nos insultaban, nos pegaban, nos daban medicación forzosa, sin informarnos, se ponía un niño nervioso y enseguida lo echaban al suelo... Y yo he ido a la Comunidad de Madrid a denunciarlo, pero no te hacen ni caso. También visité al Defensor del Pueblo, hablé con la secretaria, le avise: 'tenéis que ir a este centro'. Pero te responden que no es para tanto, que están informados, que realizan visitas...", continúa J.C.

La trama avanza y nos presenta a una nueva víctima.

Se llama Santiago, es psicólogo, y en 2007 trabajó en uno de los primeros centros terapéuticos denunciados y cerrados en Madrid: 'La Jarosa'. Nos revela que en 2009 hubo ni más ni menos que 48 bajas de trabajadores en otro centro que todavía permanece abierto, a pesar de las denuncias, el de Picón de Jarama (Madrid):

"En La Jarosa me encontré un centro que olía mal, con pesonas que no sabían como tratar a adolescentes con problemas, con un nivel de violencia muy alto, con prácticas impensables. Por ejemplo, una persona -que no era médico ni enfermera-, al ver a un niño nervioso le introducía sedantes en la leche. También se producían castigos en celdas de aislamiento, donde un niño podía estar hasta tres días. Pero, sobre todo, lo más grave era la situación de indefensión en la que se encontraban unos chavales que en teoría estaban siendo protegidos. Lo puse en conocimiento del Defensor del Pueblo, y una semana después se cerró, pero lamentablemente todos los chavales fueron trasladados a Paracuellos de Jarama, al centro de Picón de Jarama, que pertenece a la misma empresa".

El film nos aclara ciertos conceptos que quizás desconocemos.

¿Qué es un centro de menores?

"El término centro de menores es muy confuso. Pensamos en un reformatorio, un lugar donde van chavales que han cometido delitos, pero también hay centros a donde van niños sin familia, con padres toxicómanos, o presos en la cárcel, o que no quieren vivir con ellos. Los centros que ha denunciado Amnistía pertenecen a este tipo", añade Santiago.

¿Cuánto cuesta 'proteger' a cada uno de estos niños?

"Dinero hay. La consejera de la Comunidad, Engracia Hidalgo, confesó que entregaba a estas empresas unos 5.000 euros por niño, pero no se invierte en las familias, sólo cuando el niño está en una situación extrema. Cuando sacamos a una persona de su entorno, y le introducimos en una institución de este tipo, ya le estamos poniendo en riesgo. No es lo mismo que estén en un entorno familiar, que en un edificio masificado, con rejas, celdas de aislamiento, seguridad... Y la Comunidad habla de un 85% de resinserción, pero a mí me gustaría saber cuántos de estos chicos tienen el graduado, cuántos hay indigentes, ejerciendo la prostitución, en prisión... Quizás las cifras sean muy altas y no nos las dan por eso", afirma el psicólogo.

"Haciendo el cálculo, partiendo como mínimo de los 3.800 euros por niño que ha dicho el Defensor del Pueblo concede la Comunidad, la inversion pública en estos dos chicos -Juan Carlos y Jose Antonio-, ha supuesto unos 320.000 euros", concluye.

¿Qué futuro les espera a los protagonistas?

Juan Carlos salió de 'Hogar Galapagar' sin la ESO y no tiene trabajo. Jose Antonio sí salió con la ESO, aunque estuvo un año sin escolarizar.

"Va a ser muy difícil que salgan hacia adelante. Salen con miles de euros de inversión, pero no pueden trabajar ni en un supermercado", analiza Santiago.

"Se han beneficiado únicamente ellos, el dueño del centro, recibían un dinero y en nosotros invertían lo mínimo, en comida, ropa... Ni siquiera 500 euros al mes, de esos 3.800. En tres años me compraron unas zapatillas y un pijama", confiesa J.A.

J.C. y J.A. hablan de Nacho, el director del centro, constantemente. Y recuerdan las inspecciones de la Comunidad, que siempre avisaba con tiempo de sus visitas: "nos llevaban de excursión, disimulando, para aparentar que todo iba bien, y no te dejaban hablar con ellos. Era imposible contarles lo que vivías allí", dice J.C.

Tercera víctima

Ángel Alonso Pozo, de 18 años, vivió en el ya mencionado centro de Picón de Jarama alrededor de un año y medio:

"Lo peor es la impotencia que sientes cuando están haciendo una contención y no te puedes meter. Aunque el peor castigo era estar un mes sin salir, o 24 horas en un cuarto, encerrado, sin ir al patio. Eso si hacías algo leve, y hasta una semana si cometías una falta gorda, como amotinarte. A mí me dislocaron un hombro en una contención, y me lo hizo un educador, que en teoría no puede. No me llevaron ni al médico, y me lo tuve que colocar yo mismo. Más cosas... Si te negabas a algo, limpiabas el patio o hacías otro trabajo para el centro, tareas para las que ya había personas asignadas".

Violaciones. Vuelven las agresiones. Cierro los ojos.

"Hay gente que dice que la situación ha cambiado, pero sigue habiendo contenciones, sala de reflexión...Y me han dicho que han echado a un vigilante por violar a una menor. Le han expulsado y eso es todo, pero no se ha hecho justicia".

Estoy enganchada, pero miro el reloj. Entra un nuevo personaje.

Se llama Noelia y es educadora social. Trabajó en distintos centros de menores, uno de ellos el de El Escorial, que es la misma compañía que gestiona 'Hogar Galapagar', la empresa de salud mental 'Consulting':

"No llegué al año de estar allí. La gota que colmó el vaso fue un fin de semana que yo no había trabajado. Cuando volví, me enteré de que le habían dado una paliza a dos niñas de 16 años, con un palo. Me las encontré llenas de moratones. Nos lo contaron porque dos días después venía la Comunidad, y preparaban una excursión para que las chicas desapareciesen ese día. Era un sábado por la mañana, una de ellas se despertó muy temprano, se levantó, hizo ruido, despertó a este hombre, al agresor, y él empezó a pegarle. La compañera le defendió, y entonces él descargó también su ira contra ella. En este centro siempre había insultos, humillaciones, medicación... Mucho maltrato, de todo tipo".

Nueva dosis de maltrato.

"Y debido a ese maltrato se están creando delincuentes y toxicómanos, porque esa rabia tiene que salir por algún sitio. Meten a todos en el mismo saco, y a niños que los han sacado de sus familias por un problema de maltrato, por ejemplo, los ponen hasta arriba de pastillas. Recuerdo a una niña de siete años, sentada en una silla, no se podía mover porque le habían subido la medicación. Estaba babeando, con los ojos en blanco. Se me cayó el alma a los pies. Otra vez, por un exceso de medicación, tuve que llevar a un niño de 17 años a urgencias con mi coche, porque ni movía la mandíbula, le habían puesto hasta arriba de pastillas también. Era totalmente frecuente. Otros niños se pasaban durmiendo el día entero. Y lo peor era la falta de preparación de la plantilla. La misma persona que cuidaba a los tres mayores, por ejemplo, se encargaba de mantenimiento y de hacer la compra".

Nada se mueve en la sala. Hablan las madres.

Marta es madre de acogida de una niña que ahora tiene 18 años. La sacó de Picón hace cuatro años, porque la conocía y porque no estaba en las mejores condiciones. "Me la encontré medicada, sin escolarizar, muy deprimida… Ella no quería estar allí, se autolesionaba, como otros muchos, porque no tenía actividades, no iba al colegio. Estamos yendo al psicólogo todavía. Fue maltratada, tenía el cuerpo lleno de golpes en una salida. Les encerraban en una habitación sin derecho alguno, ni siquiera a ir al baño. También le quitaban el colchón a modo de castigo, a ella y a su compañera de habitación, para que no durmiesen juntas. Y cuando la recogí no me dieron nada, sólo una tableta de pastillas, pero no tenía ningún diagnóstico, no sabía qué tenía".

Marisa Garro Martín tiene dos hijos, David (14) y Diego (11). El primero se encuentra en estos momentos ingresado en el centro de menores Picón de Jarama, y el segundo lleva tres cursos en otro centro, en Berzosa del Lozoya (Sierra Norte de Madrid), porque tiene un trastorno de hiperactividad. David duerme allí desde el pasado mes de julio. Antes estuvo en un centro de Leganés, de lunes a viernes, después de que su madre solicitase una guarda. Pero empezó a autolesionarse al verse encerrado. De ahí fue al Gregorio Marañón, y de allí a Picón, después de que su padre denunciase a su madre por abandono, y después de que la Comunidad de Madrid le quitase la tutela a Marisa.

"Mi hijo me dice que le saque de allí, que no aguanta más, y que va a hacer algo. Tiene sólo una hora de patio, no le ponen a estudiar, tan sólo hace jardinería una hora por la mañana. No les hacen ni caso. No le dejan salir fuera a estudiar porque tiene que pasar unas fases o algo así. Lo aislan completamente. Además, al principio le hacían muchas contenciones, me lo contaba por teléfono y me cortaban las llamadas. Le dolían hasta los hombros, de cogerle entre tres o cuatro educadores. Mi hijo me llegó a decir que llevaba calzoncillos de cuatro días, la ropa se la dan contada... y eso no lo puedo permitir. Todos los días hablo con él por teléfono y me pregunta cuánto le queda".

El día de su traslado a Picón, Marisa pidió al director que le enseñasen el centro para saber dónde viviría su hijo, nada más llegar allí, pero se lo negó.

"En un cuarto pequeño, con la cama atornillada al suelo, una puerta muy gruesa, una ventanita... Así estuvo una vez desde por la noche hasta el día siguiente, y eso es inhumano, no se le puede hacer a una criatura. Y sólo por contestar o por no cumplir los objetivos de los educadores. Están todo el día adormilados con la medicación, y lo veo excesivo. Salen peor, y aprenden cosas que no tienen que aprender, porque mezclan a unos niños y a otros".

Lo ve una vez a la semana. Se queja de que las visitas a casa estén sumamente controladas por los educadores que acompañan a David. También de que no tiene coche, y tiene que arreglárselas para ver a uno y a otro, ya que sus hijos se encuentran en centros separados.

"Entiendo que un chaval no puede estar solo en casa tantas horas, pero también es cierto que pueden ponerme un asistente en casa, alguien que me ayude, con todo ese dinero que paga la comunidad de Madrid por cada uno de ellos, o sino que lo manden a un centro de día y que por la tarde pueda volver a casa. He pedido informes médicos, escolares... y no me dan nada".

"A mi hijo Diego también le han hecho muchas contenciones, le han cogido por el cuello, le han tirado al suelo, le han subido los brazos hasta la nuca. Diego tampoco quiere estar allí, echa de menos su casa. Ha visto hasta niños con escayola después de las contenciones. Mis hijos no se merecen estar ahí. Les ha condenado a ellos y a mí".

El desenlace. Hora de pedir cambios.

Jose Antonio: "Que contraten a gente titulada para trabajar en los centros de menores".

Juan Carlos: "Salí muy mal viendo lo que me hacían a mí y a mis compañeros, necesité tiempo, y sigo yendo al psiquiatra para superarlo".

Santiago: "Debería intervenirse en los propios barrios de esos niños, llevar a alguna persona a su casa, a su familia".

Ángel Alonso: "Sólo pido que se cierren estos centros, o que se intente cambiar a la gente que está dentro".

Noelia: "Yo le diría a la Comunidad de Madrid que no deje estos centros en manos de empresas privadas con ánimo de lucro. ¿Por qué no ven la despensa cuando visitan estas residencias para comprobar qué alimentación tienen los niños?. Era penosa, unos críos en edad de crecimiento con una dieta a base de fritos. ¿Por qué no abren el armario para ver la ropa que tienen? La que vestían era la que donábamos nosotros. Y las instalaciones también dejaban que desear, no era un centro cálido, sino destartalado...".

Marta: "Si se hacen cargo de ellos, que lo hagan de verdad. Me gustaría saber cómo llegan a estos centros, si hay algún juez que lo dictamine. También orqué están medicados, y si hay alguien al que se le haya dado el alta terapéutica y se lo hayan dado a sus padres antes de los 18".

Marisa: "Entiendo que tenga que haber centros, pero de otra manera. Solicité una ayuda a los servicios sociales y me han condenado. Quiero que me ayuden, pero no así, porque mi hijo no es un niño problemático".

Se encienden las luces, pero los actores no se han ido. Aquí están, sentados junto a mí, en esta particular sala de proyección, cada uno en su butaca, esperando a la señora 'Justicia', tratando de olvidar los golpes y de borrar las crueles escenas que un día vieron sus ojos.

Publicado el 27 de octubre de 2010 a las 13:00.

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"A mi hermano Najen el Kerji lo enterraron sin contar con su familia"

Archivado en: Najen el Kerji, Essayda el Karji, Marruecos, violencia, asesinato

La cadena Ser ha colgado este miércoles en su web un vídeo de Essayda el Karji, hermana del menor fallecido este domingo por presuntos disparos del Ejército marroquí, Elgarhi Nayem. El niño ha sido enterrado durante la noche sin el conocimiento de su familia, según ha denunciado también este martes el Frente Polisario en un comunicado. "Queremos enterrar a mi hermano y no sabemos dónde está", asegura Essayda.

"Yo soy Essayda el Karji, hermana del martir, Najem el Karji, hija de Fuedal Uold Sueidi. A mi hermano lo mataron los marroquíes con una bala. Toda mi familia se encuentra en el campamento, mi madre , mi abuela y mi hermano nos traían productos alimenticios, con él estaba su hermano y otros jóvenes que fueron interceptados por el ejército marroquí y les dispararon con balas. Cuando nos enteramos de la noticia nos fuimos al hospital para saber la verdad de los hechos pero el ejército marroquí nos interceptó impidiendo acercarnos al hospital con porras. Al cabo de un rato nos confirmaron la noticia de la muerte de mi hermano y que Zuber, su hermano, se encontraba herido de gravedad. En estos momentos queremos que se investigue lo sucedido con detalles. A mi hermano Najen el Kerji lo enterraron sin contar con su familia", cuenta Essayda en el vídeo, según la web de la cadena Ser.

P.D.: No a la violencia.

Publicado el 27 de octubre de 2010 a las 09:45.

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El lado pedófilo de Sánchez Dragó

Archivado en: sanchez drago, telemadrid, albert boadella

"En Tokio, un día, me topé con unas lolitas. Pero no eran unas lolitas cualesquiera, sino de esas que se visten como zorritas, con los labios pintados, carmín, rimel, tacones, minifalda... tendrían unos 13 años. Subí con ellas, y las muy putas se pusieron a turnarse. Mientras una se iba al váter, otra se me trajinaba (...)", escribe Dragó en 'Dios los cría... y ellos hablan de sexo, drogas, España, corrupción...', una recopilación de conversaciones -'absurdas'- con el dramaturgo Albert Boadella. Analicemos el fragmento del libro: "zorritas", "putas", "13 años"... ¿Podría utilizar algún peyorativo más para hablar de unas niñas con las que encima se ha acostado?

Tal crimen -denunciado en primer lugar por el periodista Xabi Larrañaga- ocurrió allá por 1967, cuando Fernando Sánchez Dragó tenía 31 años y, sólo por esta razón, lejos de pedir disculpas tras las palabras vertidas, el presentador de Telemadrid se ríe de todos nosotros, presumiendo en el libro de que el delito ya ha prescrito, e incluso culpando a las niñas del acto cometido. "Fue un coqueteo sin importancia. Los jóvenes japoneses eran así. Estaban ellas, con sus amigos, a la salida del metro. Fuimos todos juntos a tomarnos un café al lado de la estación. Nadie se trajinó a nadie. Lo de los trece años era una forma de hablar. Las japonesas tienen un aspecto muy aniñado", ha confesado el espécimen en Vanitatis.com.

Y continúa, deseoso de entrar en el Guinness de sandeces, con la frase: "si en aquel momento me hubieran pedido que firmara un cheque por el total del poco dinero que tenía entonces, lo hubiese firmado sin pestañear". ¿Alguien quiere aportar alguna burrada mayor? Difícil... En cualquier caso, todo vale para conseguir la mejor promoción de una nueva obra, ¿no?

Pero imagino que, como yo, vosotros os preguntaréis ahora si una persona así debe estar al frente de un programa en una televisión pública ('Las Noches Blancas'), en este caso Telemadrid. "Es absolutamente inadmisible que un tipo que presume de haber mantenido relaciones sexuales con niñas de trece años aparezca en una empresa pública de comunicación como la nuestra", ha transmitido en un comunicado el Comité de Empresa de la cadena. ¿Le veremos esta noche en nuestras pantallas?

P.D.: Igualdad y respeto.

P.D.2: Sigue la polémica en Twitter.

Publicado el 27 de octubre de 2010 a las 08:30.

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Pajín: "Si De la Riva tiene que disculparse, que lo haga públicamente"

Archivado en: leire pajin, psoe, sanidad, igualdad, morritos, valladolid, javier leon de la riva

La recién nombrada ministra de Sanidad, Política Social e Igualdad, ha confesado en los micros de RNE, que no ha tenido oportunidad de hablar con el alcalde de Valladolid, Javier León de la Riva, tras su salida de tono, pero deja claro que "lo importante es que cuando alguien emite un tipo de declaraciones de estas características, públicamente, si tiene que pedir disculpas lo haga también públicamente". Esperanzada con la reacción popular en torno a las ridículas declaraciones del edil ("Cada vez que le veo la cara -a Leire Pajín- y esos morritos, pienso lo mismo", Pajín prefiere centrarse ahora en sus nuevas tareas:

Publicado el 26 de octubre de 2010 a las 13:15.

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Marisol Valles, nueva jefa de policía en Práxedis, una de las zonas más conflictivas de México

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No creo, sinceramente, que esté preparada para ello, como tampoco creo que cualquier hombre de la misma edad pueda estarlo. En cualquier caso, ha tomado el cargo por falta de candidatos, según explica la prensa mexicana. Marisol Valles García, de sólo 20 años, casada, madre de un hijo y estudiante de criminología en Ciudad Juárez, se acaba de convertir en jefa de la policía en Práxedis Guerrero (Chihuahua), una de las zonas más conflictivas del país, que se disputan los cárteles de Juárez y de Sinaloa .

"Ya la llaman en España la mujer más valiente de México, y la ponen en el rango de la Reina del Pacífico", comienza diciendo la crónica de El Universal. Quizás los españoles seamos demasiado exagerados con esto de los méritos, más aún si la hazaña es llevada a cabo por una mujer, por lo mucho que nos ha costado aquí alcanzar puestos importantes. La misión de Marisol será a partir de ahora luchar por la prevención del delito:

Publicado el 21 de octubre de 2010 a las 08:30.

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La voz que los ayatolás dejaron huir

Archivado en: la verdad de soraya m., Freidourne Sajebhan, Cyrus Nowrasteh, Shohreh Aghdashloo, Mozhan Marnò, Jim Caviezel, lapidacion, sharia, Sakineh Mohammadi Ashtiani, iran

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Director: Cyrus Nowrasteh Intérpretes: Jim Caviezel, Shohreh Aghdashloo, Mozhan Marno Género: Drama País:USA Duración: 114 minutos

La voz en cuestión, grave y rotunda, pertenece a Zahra (Shohred Aghdashloo). Le escucha atentamente Freidoune Sahebjam (Jim Caviezel), un periodista franco-iraní que llega a su aldea por casualidad. Él escribiría posteriormente (1994) el superventas que ha inspirado esta película, basado en un hecho real: la lapidación de Soraya M. (Mozhan Marno), condenada a muerte por falso adulterio. Pero detrás del crimen se encuentra una conspiración auspiciada por su propio marido. Revelando su secreto al reportero, Zahra busca hacer justicia contando a todo el mundo el asesinato de su sobrina.

La película, estrenada en Estados Unidos en 2008, ha tenido problemas de todo tipo para salir adelante, tanto en el rodaje como en la distribución, y llega en un momento de absoluta polémica, cuando todavía no sabemos qué ocurrirá con Sakineh Ashtianí, otra mujer iraní, en este caso real, también condenada a la lapidación por adulterio.

Nos encontramos en la aldea de Kapuyeh, en 1986, un marco que sirve para realizar la más dura crítica a la aplicación de la ley sharia, y a la violación de derechos humanos presente en la pena de muerte, una condena propia de países como Irán, Irak, Arabia Saudí o EE.UU., países donde Amnistía calcula han sido ejecutadas más de 700 personas en 2009, aunque se habla de 17.000 condenados a finales del pasado año. El film nos acerca asimismo a la desigualdad existente en un país donde reina la intolerancia, y donde la mujer no vale nada, donde sólo ellas deben demostrar su inocencia si son acusadas de infidelidad.

Me quedo, sin duda, con los veinte minutos de cine que recrean la muerte de Soraya, demasiado duros, incluso, para Mozhan Marnó, que cuenta cómo le costó diferenciar entre ficción y realidad cuando se encontraba en el hoyo, esperando a que todos los hombres del pueblo, piedra en mano, acabasen con la vida de su personaje.

EL ABUSO DE LA PROPIA RELIGIÓN

Charlamos con Jim Caviezel (‘La pasión de Cristo') sobre desigualdad y conflictos, en su visita a Madrid para promocionar ‘La verdad de Soraya M.':"Cualquier tipo de abuso causa la desigualdad. En la película, dos hombres abusan de la religión para condenar a Soraya, dan un testimonio falso y es ella quien debe probar su inocencia, y ellos no tienen que hacer nada por ser hombres. Si fuese al revés, ¿tendrían que demostrar algo?", se pregunta.

P.D.: Tolerancia e igualdad.

Publicado el 20 de octubre de 2010 a las 11:15.

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"Duele más decir no tengo mama que tengo cáncer"

Archivado en: cancer de mama, aecc

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El cáncer de mama es, junto al de pulmón y colon, una de las diez causas de muerte más frecuentes en las mujeres de edad avanzada de todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud. Cada año, en España, se diagnostican 20.000 nuevos casos de este mal.

En la Residencia Oncológica de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), en Madrid, nos esperan Mari Pepa Gamo y Eugenia Díaz (Geni), dos mujeres que han ganado la batalla a la enfermedad, y que ahora echan una mano en el departamento de 'screening' de mamografías de la AECC, y también como voluntarias testimoniales, en hospitales.

"PENSÉ QUE NO LO CONTARÍA"

Mari Pepa, de 68 años, tenía 50 cuando le detectaron la enfermedad. "Primero me dijeron que tenía microcalcificaciones, entendí que sería una cosa mínima. Pero estando en quirófano llamó el cirujano a mí marido para autorizar que me extirpasen la mama", relata. Geni, de 66, se encontró con el cáncer de mama a los 49. "En nueve días estaba en quirófano, porque era bastante agresivo", recuerda. "Pensé que había llegado mi momento. Me pusieron quimioterapia durante un año y luego el tratamiento hormonal. No era persona, me desequilibré, pero gracias a la AECC salí adelante. Al año me quedé de voluntaria, y eso me ayudó a superarlo totalmente", confiesa Geni.

LOS PEORES MOMENTOS

Pero hasta llegar a esa total recuperación, transcurrieron muchas noches en vela y malos momentos. Para Mari Pepa, lo peor fue "cuando desperté de la anestesia y vi a mi marido y a mi hija mayor con una cara que no conocía. Entonces, me dijeron que me habían extirpado la mama y que tenía cancer". Para Geni, el día más angustioso empezó "cuando subió el cirujano a decirme que debía entrar de nuevo a quirófano, que era más serio de lo que parecía. Esa noche no dormí. No estás preparada, te cae como una losa, me extirparon la mama, me vaciaron la axila...".

Además de la medicina, víctimas como ellas necesitan muchos otros apoyos a su disposición. "Estuve con tratamiento psicológico dos años y medio, porque mi carácter es depresivo. Me hundí. Estaba con tratamiento psicológico individual, hasta que la psicóloga me pasó a terapia de grupo, y entonces dije, ¿de qué me quejo?", cuenta Geni. Mari Pepa, por su parte, valora la ayuda de la familia, y ambas señalan a la AECC como su gran flotador. Gracias a las asociación, ahora sólo tienen en su boca palabras de ánimo. "Se sale adelante si el diagnóstico es precoz, si se coge a tiempo. Lo más importante es hacer las revisiones. La vida es muy bonita y hay que hacer todo lo posible por no irse de aquí", advierte Pepa.

"¿Alguna vez buscó culpables?", le pregunto. "No, pero piensas, ¿por qué a mí? Si no he fumado, he llevado una vida sana, he hecho deporte...Pero al que le toca le toca", responde. Y a ellas, les ha tocado. Ahora, trabajan para ayudar a las demás, etiquetando mamografías en la AECC, visitando a pacientes poco después de ser operadas y, sobre todo, a través de un desfile de lencería y baño con el que llevan once años. "La imagen personal afecta mucho a la mujer, que busca cómo sustituir la mama. A veces, es más duro decir me han extirpado la mama que tengo cáncer de mama", concluye Pepa.

CLASES DE PINTURA

Teté Hernández Alcalá da clases de pintura a mujeres que padecen o han padecido cáncer de mama. Lo hace cada jueves en la AECC, durante dos horas y de forma totalmente voluntaria, tras haber sufrido una experiencia cercana. "Una amiga mía enfermó durante un par de años, aunque ahora está estupenda. Le quitaron las mamas. Fui con ella a la fundación Anderson al tema de la autoayuda, y les ofrecí un taller ocupacional. Ese programa se vino abajo, y llegué a través de ella hasta aquí, a la AECC", explica.

Mientras se pasea por el aula supervisando los cuadros, Teté me presenta a María Ángeles, que va por su segunda obra de arte. "Soy reincidente, la primera vez que me diagnosticaron el cáncer fue a los 29, la segunda a los 49. Siendo joven, la enfermedad se asume de otra manera, ahora ha resultado muy duro, porque a la edad se unen otros pequeños problemas que antes no existían", confiesa. "Con 29 años no me lo creí, pero enseguida pensé que tenía un niño de cuatro años y me asusté. Luego ves que el pronóstico es bueno, que todo sale bien, y una vez acaba el tratamiento haces tu vida normal", añade.

"HACE 24 AÑOS ERA DISTINTO"

"Tengo que decir que de 24 años aquí han cambiado mucho las cosas. Desde el primer momento, y ya va a hacer cuatro años que me operaron por segunda vez, enseguida recibí apoyo de la AECC", aclara agradecida. Quizás por todo el apoyo recibido, puede dar ahora consejos como el que sigue: "Hay que ser valiente, decidida, y ver que tu caso no es el más serio, la fuerza está ahí, hay que seguir, porque queda mucho por vivir". Habla una persona que ya ha pasado varias veces por quirófano. La primera no le extirparon la mama del todo y se sometió a radioterapia. La segunda operación se complicó más de la cuenta, recibió quimioterapia y le practicaron una mastectomía. "Ahora estoy con tratamiento hormonal. Que no se desanimen. De esto, se sale".

RESIDENCIA GRATUITA

A través de los trabajadores sociales de los hospitales, llegan a la Residencia Oncológica de la AECC familias que no se pueden permitir hacer frente a los costes de un tratamiento y a la estancia en una ciudad diferente a la suya. La AECC proporciona alojamiento gratuito, en sus 28 habitaciones, a personas que llegan de incluso fuera de España. Cada familia tiene su propia nevera, un comedor -con tobogán-, sala de juegos y todo lo necesario para sentirse en casa.

P.D.: Si necesitas ayuda, consulta la web www.aecc.es.

Publicado el 19 de octubre de 2010 a las 09:45.

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El asesinato de Sarah Scazzi, en vivo y en directo en 'Chi l'ha visto?'

Archivado en: Sarah Scazzi, television, italia, Chi l'ha visto, ética

La joven estaba desaparecida desde el pasado mes de agosto. Un programa de televisión, al estilo '¿Quién sabe dónde?', charlaba en directo con la madre de la chica, que recibió una llamada de la policía para comunicarle la muerte de su hija y el hallazgo del cadáver. Su cuñado, Michele Misseri, tío de la víctima, acababa de confesar que había violado y matado a Sarah. Sin embargo, lejos de cortar la emisión, el canal siguió emitiendo la tragedia, precisamente desde la casa del asesino, donde se encontraba la madre charlando con el programa y acompañada de varios reporteros.

Publicado el 12 de octubre de 2010 a las 19:15.

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La mujer de Liu Xiaobo, premio Nobel de la Paz 2010, denuncia su arresto domiciliario vía Twitter

Archivado en: Liu Xiaobo, nobel de la paz, censura, pekin

Liu Xia sólo ha podido salir de casa para visitar a su marido en la cárcel y comunicarle que había recibido el galardón. Desde el pasado 8 de ocubre, la mujer del Nobel vive retenida en su apartamento de Pekín, sin poder recibir la visita de sus amigos, sin teléfono móvil disponible, pero sí con alguna red social a su alcance a través de la que contar qué está ocurriendo a su alrededor:

"@liuxia64 Hermanos, ya estoy de vuelta. He estado bajo arresto domiciliario desde el pasado día 8. Desconozco cuándo podré veros a todos. Mi teléfono móvil está fuera de servicio y no tengo forma de hacer o recibir llamadas. Vi a Xiaobo. La prisión le comunicó el día 9 la noticia de que ha sido galardonado con el Nobel. Más adelante hablaremos del resto de asuntos. Por favor, ayudadme a comunicarme. Gracias".

Estas son las palabras que escribió en Twitter Liu Xia (@liuxia64), en un mensaje reenviado por Austin Ramzy, corresponsal en Pekín del magacín estadounidense 'Time'.

Según la ONG pro Derechos Humanos Freedom Now, Liu Xiaobo recibió la noticia del premio "entre lágrimas", dedicándosela "a los mártires" de la represión de las autoridades chinas contra los manifestantes de la plaza de Tiananmen, y recordando así a los fallecidos durante la masacre de intelectuales y estudiantes ordenada por las autoridades chinas el 3 de junio de 1989:

Liu fue condenado a 11 años de prisión en diciembre de 2009 por redactar un manifiesto en 2008 junto a otros activistas de su país. En él reclamaba la libertad de expresión y la convocatoria de elecciones multipartidistas:

P.D.: Libertad.

Publicado el 11 de octubre de 2010 a las 09:15.

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El doble significado de la palabra "señorito, ta", según Alfonso Guerra y la RAE

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La primera imagen que me viene a la mente cuando escucho las palabras "señorito" o "señorita", quizás por mi cruda infancia cinematográfica, es la que sigue:

La imagen de Gracita Morales, enamorada de un hombre demasiado "señorito" para fijarse en ella, con todo el significado que la palabra conlleva. Continúo con el análisis y, si me voy a la RAE, me encuentro con:

señorito, ta.

(Del dim. de señor).

      1. m. y f. Hijo de un señor o de persona de representación.

2. m. y f. coloq. Amo, con respecto a los criados.

3. m. coloq. Joven acomodado y ocioso.

4. f. Término de cortesía que se aplica a la mujer soltera.

5. f. Tratamiento de cortesía que se da a maestras de escuela, profesoras, o también a otras muchas mujeres que desempeñan algún servicio, como secretarias, empleadas de la administración o del comercio, etc.

 

Es decir, que cuando el pasado miércoles Alfonso Guerra, el presidente de la Comisión Constitucional del Congreso, se refirió a Trinidad Jiménez con el término "señorita", lo pudo haber hecho cortesmente, como el mismo ha explicado, o no:

"Ganó el señor (Tomás) Gómez y los que le apoyaban y no ganó la señorita Trini (Jiménez) y los que la apoyaban", declaró.

Guerra aseguró este jueves que no quiso "molestar", pero cree también "que se sacan las cosas de quicio para buscar excusas". La palabra señorita "se emplea cuando las personas son jóvenes y no tuve intención de molestar", aclaró, en mi opinión, de forma poco afortunada, porque Jiménez anda ya por los 48...

La propia ministra de Sanidad, así como la de Igualdad, Bibiana Aído, han criticado la expresión utilizada y la han tildado de machista. Para algunos puede parecer exagerado, y para otros un sin sentido, pero lo cierto es que Guerra ha rectificado diciendo finalmente que las primarias del PSOE:

"Las ganó el señor Tomás Gómez y las perdió la señora Trinidad Jiménez".

¿Tan difícil era hacer las cosas bien sin dar lugar a dobles interpretaciones? ¿Por qué llamar "señorita" a Trini y no "señorito" a Gómez?

P.D.: Igualdad.

Publicado el 8 de octubre de 2010 a las 09:30.

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Patricia Costa

Patricia Costa

Asuntos Pendientes. ¿Cuántos tienes tú? En este blog recogeré mi punto de vista y breves reportajes sobre temas sociales y todo tipo de desigualdades, centrándome especialmente en la mujer.

Nací en Redondela (Pontevedra), en 1981. Soy doctora por la Universidad de Vigo (con la tesis 'El tratamiento de la violencia machista y la lucha por la igualdad en la radio pública. Análisis del programa 'Tolerancia Cero' de Radio 5. Propuesta de modelo'), Master en Radio por la Universidad Complutense de Madrid y licenciada en Publicidad y RR.PP (UVIGO). 

Comencé en Radio Galega, en Deportes, y desde 2007 soy colaboradora de Radio Nacional de España. Actualmente trabajo en los espacios 'Abierto hasta las 2' (Radio 1), 'Tolerancia Cero' y 'Tendencias', ambos en Radio 5. Además, soy redactora del semanario Gente en Madrid desde 2006, en este momento cubriendo la información relativa a la capital.

En 2009 gané el premio Carmen Goes de Periodismo en la modalidad de Radio por un reportaje sobre la ablación que podéis escuchar en este programa de Tolerancia Cero.

Y en junio de 2013 el XV Premio Tiflos de Periodismo de la ONCE en la modalidad de radio por un reportaje sobre los recortes en la universidad.

Por otro lado, la Academia de la Radio otorgó a 'Tolerancia Cero' el premio Teresa de Escoriaza en febrero de 2014.

 

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