MADO 2014: "Mi vida peligraba constantemente" (Alexandra, transexual hondureña)
Marcha reivindicativa del Orgullo LGTB. Sábado 5 de julio
Personas refugiadas en España por su identidad sexual encabezarán el acto central de MADO bajo el lema 'Nos manifestamos por quienes no pueden' · Alexandra y Osmond son dos de ellas
A Alexandra Andino no le duelen sólo las amenazas de muerte recibidas en su país. Tampoco los secuestros, los golpes encajados, las torturas o los impactos de bala que adornan su cuerpo. Le han marcado, sobre todo, los escupitajos, el maltrato y las violaciones que ha sufrido. "Porque en Honduras ser transexual es sinónimo de muerte", confiesa. Por eso pidió refugio y asilo político en España. "Mi vida peligraba constantemente porque era activista, la presidenta de la asociación de transexuales", aclara, mientras caminamos por las calles de Getafe, su actual lugar de residencia, desde hace tres años. En sólo dos días y medio tras su entrada en Barajas, donde fue detenida, se aceptó su petición de asilo, y en cinco meses se le concedió.
Como ella, otras personas que han adquirido el estatus de refugiadas por cuestiones vinculadas a su identidad y orientación sexual, encabezarán este 5 de julio la marcha del Orgullo LGTB que recorrerá las calles de la capital bajo el lema 'Nos manifestamos por quienes no pueden'.
Tampoco faltarán aquellos a los que, como a Osmond Ayo, se les denegó dicha protección dentro de nuestras fronteras, después de cinco años de dura espera. En Nigeria, su país de origen, concentrarse reivindicando la diversidad o crear un colectivo LGTB (Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales) puede costar una década entre rejas; y besarse en la calle si tu pareja es del mismo sexo, unos 14 años de prisión.
Ley federal versus Sharia
"En 2007 casi me matan allá, pero gracias a una patrulla de la policía me salvé, y mi novio también. Nos dieron un montón de golpes, incluso con piedras. Pensé que iba a morir. Me metieron en la cárcel siete meses, y luego me dejaron en libertad con cargos gracias a mi abogado. Pero como soy del norte y mi familia de religión cristiana, no me podían castigar con la ley Sharia, que establece pena de muerte, sino con la ley federal", explica Ayo, que ahora vive en Leganés.
Pero las consecuencias de su homosexualidad alcanzaron también a sus parientes directos. "La familia de mi padre echó a mi madre de la casa del matrimonio, al enterarse de que yo era gay, y mi padre, que luchó por mi caso, llevó todo esto con una gran vergüenza", reconoce. Ahora, el principal temor de Osmond reside en el regreso forzoso a la boca del lobo, a un país intolerante donde quien más suerte tiene termina en el calabozo.
Osmond viajó engañado de Lagos a Barcelona
En países como Honduras, los activistas han llegado a registrar la desaparición de 200 mujeres transexuales y el asesinato de hasta 60 en un sólo año. "Las queman vivas, les cortan la cabeza, las desmembran...", recuerda Alexandra, añadiendo que lo más duro es que muchos familiares se desentienden de los entierros. "Por estas razones, cuando llegué a España advertí que la primera vez que intentaron matarme no lo habían conseguido, pero que en la segunda no fallarían", comenta.
Ella llegó en avión, aunque bien diferente resulta el caso de Osmond. Un amigo pagó 500 euros a una mafia para que le trasladasen desde el puerto de Lagos a Canadá. "Pero me engañaron, me dejaron en el puerto de Barcelona y allí tuve que buscarme la vida", apunta. A lo largo de todo este tiempo, organizaciones como CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado) les han prestado el máximo apoyo. Pero quedan secuelas. "Me tomo siete pastillas diarias", concluye Ayo.
Publicado el 4 de julio de 2014 a las 09:30.







