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Blog de Patricia Costa

Asuntos pendientes

Ahora toca aprender a comer

Archivado en: alimentacion, obesidad, nutrición, colegios, infancia, educación, dietas

'Palmera', 'Bollycao', 'Cañas', 'Phoskitos', 'Triángulos'... Son nombres que han formado parte de la infancia de todos o de casi todos. Mi bollo favorito era 'Mi merienda', un panecillo acompañado de chocolate, aunque solía hacer mi particular selección en función de la pegatina de turno o del regalo que ofreciese. También me gustaban los 'Donuts' y la 'Conchas' de Codan, y me peleaba por los 'Conguitos'. Mi madre, recuerdo, me prohibía comer este tipo de alimentos cada día, eran excepciones, aunque yo me hubiese comido tres o cuatro diarios.

Recuerdo, con mucha agonía, el momento del recreo. La mayoría de mis amigos, bollo en mano, me observaban con extrañeza cuando de mi bolsa sacaba mi merienda envuelta en papel de aluminio. Galletas tostadas, zanahorias peladas, jamón cocido en rollitos que mi madre llamaba 'tutús'... En el mejor de los casos, mi madre me metía 50 pesetas en la mochila cuando, por las prisas, no le daba tiempo a prepararme nada, y me decía que comprase un bocadillo -sólo podía ser de jamón y queso- en la tienda portátil que cada día dos señoras instalaban en el patio.

Recuerdo también, que un día me pudieron las ganas, y le robé a una niña sus 'Donuts'. Fue mi primer y único hurto, y jamás podré olvidar la bronca, aunque sólo contaba por entonces con 5 años.

Tardé, y mucho, en entender la manía de mi madre. Hoy, se lo agradezco, porque, aunque soy golosa como el que más, me ha ayudado desde entonces a controlar mi habitual problema de los kilos de más, que nunca han querido abandonarme.

Sin embargo, por desgracia, los padres no hacen tanto empeño por educar a sus hijos en la mesa, por enseñarles a comer, muchos de ellos inconscientes de lo que significa una buena alimentación, más allá de estar gordo o delgado, es decir, al margen de la cuestión estética y discriminatoria, que muchos niños con problemas de peso soportan entre las paredes del colegio. ¿Quién no ha escuchado alguna vez el cruel 'Gordo'?

Hoy, uno de cada cuatro niños tiene sobrepeso u obesidad. Para atajar esta situación, el Consejo de Ministros ha aprobado hoy el proyecto de ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición que pretende implantar hábitos más saludables.

La normativa prohibirá la venta de alimentos y bebidas en el ámbito escolar que no cumplan con una serie de criterios nutricionales, obliga a la industria a minimizar el contenido de grasas 'trans', y propone que sean los expertos quienes supervisen los menús escolares, que los padres conocerán de la mano del propio colegio. También habrá menús adaptados a alumnos con alergias e intolerancias alimentarias.

La ley introduce asimismo, y por vez primera, la prohibición de discriminación por razón de obesidad o sobrepeso, y está prevista la creación de un Observatorio de la Nutrición y el Estudio de la Obesidad. Ahora sólo queda que los padres continúen la tarea en casa.

Publicado el 3 de septiembre de 2010 a las 20:15.

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Víctimas yemenís de matrimonios y embarazos precoces

Archivado en: yemen, infancia, derechos, mujer, violencia de género, matrimonio

Me despierto con la noticia de que una niña yemení de 13 años ha fallecido tras sufrir una hemorragia genital tres días después de su boda con un adulto, por supuesto. Ocurrió el pasado 2 de abril en la provincia de Hayyat, según publica el Foro Árabe Al Chaqaeq para los Derechos Humanos, y confirma los riesgos físicos que suponen los casamientos prematuros.

Desgraciadamente, el caso de Ilham Mahdi Al Asi no es el único en este país de Oriente Próximo, sino que hay una larga lista de pequeñas, víctimas de estos crímenes. El pasado mes de septiembre, por ejemplo, nos daban otro nombre, el de Fawziya Ammodi, una niña de 12 años que también fue obligada a contraer matrimonio con un hombre que le doblaba la edad. La consecuencia en este caso ha sido más grave. Fawziya estuvo hasta tres días de parto antes de morir desangrada en un hospital, y su bebé también perdió la vida, tras un embarazo salvajemente precoz.

Son hechos duros, pero reales, que exigen que nos ocupemos de ellos y que trabajemos para proteger de una forma más eficaz los derechos de las niñas en especial y de las mujeres en general. Tenemos que luchar contra los matrimonios infantiles, contra la violación de los derechos de la infancia, y entregar a cambio educación. Esa será la única herramienta que nos servirá para anular la ignorancia de ciertas creencias, costumbres o tradiciones.

Más de la mitad de las niñas yemeníes (un 52%), especialmente aquellas que viven en zonas rurales, se casan antes de cumplir la mayoría de edad (entre 7 y 10 años), siempre con hombres mucho mayores y que, incluso, tienen más mujeres en su poder, según un estudio de la Universidad de Sana'a. Las menores suelen pertenecer a familias pobres que, 'cediendo' a sus hijas, consiguen el dinero que necesitan para sobrevivir o pagar deudas.

En 2008, una niña yemení de ocho años nos sorprendió a todos pidiendo el divorcio después de que su padre le forzara a casarse y a trasladarse a vivir durante dos meses en casa de su marido, de 30 años. Nayud Mohamad Naser consiguió llegar a un tribunal de primera instancia de la capital yemení en busca de ayuda y contar la violencia de género que sufría en su día a día. "Intentaba huir de una habitación a otra, pero me perseguía, me pegaba y hacía conmigo lo que deseaba sin que yo entendiera nada de lo que ocurría (..) Cuando me veía jugando también me golpeaba y me pedía ir al dormitorio", dijo la niña en el tribunal, según el diario ‘Yemen Times’. La buena noticia es que en este caso la justicia ordenó la detención del marido y del padre.

El Parlamento yemení, por su parte, ha intentado aprobar una ley para fijar la edad mínima para casarse en 17 años. La propuesta no salió adelante porque muchos argumentaron que violaba la 'sharia' o ley islámica. Los diputados pertenecientes a partidos islamistas han pedido volver a debatir en el Parlamento la normativa, que aún no ha sido promulgada por el gobierno.

Asunto pendiente: Luchar por los derechos de la infancia y de la mujer.

Publicado el 9 de abril de 2010 a las 10:30.

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María, ex niña soldado en Colombia: "Intercambiar un fusil por un lápiz es complicado"

Archivado en: colombia, niños soldados, conflictos, igualdad, infancia, derechos, violencia

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Según el informe más reciente, unos 250.000 niños y niñas soldados participan en todos los conflictos armados que existen en el mundo, aunque podría haber muchos más. La República Democrática del Congo, Uganda o Colombia, son algunos de los países donde se producen estos reclutamientos, pero la Coalición Internacional que intenta erradicar esta vulneración de derechos, dice, además, que la práctica se llevaba a cabo en 2007 en al menos 24 países, atendiendo a su último estudio global.

Diferentes acuerdos de paz y programas de desmovilización, han conseguido desde entonces liberar a miles de menores en lugares como Afganistán, Burundi, Costa de Marfil, Liberia, Congo o el Sur de Sudán, pero todavía se siguen robando demasiadas infancias, demasiadas vidas.

Este viernes, en el Día Internacional para acabar con la utilización de niños y niñas soldados, la Coalición Española exige al ejército y a la guerrilla colombiana que pongan fin de una vez por todas a su caza de menores. Hablamos del segundo país con más desplazados internos del mundo, y un 50% de ellos son menores de 18 años, según un comunicado de Coalición. En estos momentos, 11.000 menores podrían tomar parte en actividades militares en Colombia, y la mayoría de ellos lo hacen desde los 12 o 13 años. Un porcentaje muy alto de estos menores está formado por niñas, muchas de las cuales son obligadas a prestar servicios sexuales y a abortar si se quedan embarazadas. María, ex combatiente colombiana, no ha recibido este tipo de maltrato, pero sí ha sufrido muchas otras vulneraciones de sus derechos:

¿Cómo empezó todo y por qué terminaste siendo una niña soldado?

Ingresé con 12 años en un grupo armado por diferentes situaciones que entonces pasaban como el abandono del Estado hacia la poblacion campesina y el maltrato intrafamiliar.

¿Puedes describirme tu día a día como combatiente?

Un día normal transcurría haciendo guardias a las dos de mañana, a las cinco, me levantaba temprano para 'ranchar', que significa levantarse a cocinar para los demás compañeros, para cargar leña, tener el equipaje listo en caso de que tocase marchar o caminar por mucho rato...

¿En qué te convirtieron?

Me convirtieron en un soldado ilegal, en un hombre, sin identificarme como mujer, pero poco a poco he logrado salir y asumir otros roles femeninos.

¿Sufriste abusos sexuales?

No, se viven muchas experiencias de abusos, pero en mi caso no sexuales, aunque sí violentaron otros derechos míos como niña.

¿Cuándo pusiste fin a aquel reclutamiento?

Tomé la decision de abandonar el grupo armado porque no soportaba más el trato que los superiores me daban y no estaba de acuerdo con cosas que nos tocaba hacer. Era una niña y no tenía acceso a ver a mi familia, tenía que tener comportamientos de una persona adulta, asumir y enfrentarse a cosas que a mi edad no eran aptas, y permitir que vulneraran mis derechos como persona. Duré 4 años, me fui a los 16.

¿Cómo es tu vida ahora?

Estudio Trabajo Social, estoy ahora en el quinto semestre, y trabajo para la Fundación Benposta, en el proyecto 'Sembrando vida'. Hemos realizado talleres para compañeras que también se han desmovilizado, centrándonos en la particularidad de mujeres y niñas, para avanzar en la dignificación de su feminidad, para que se valoren, tengan autoestima, y entiendan lo importante de la perspectiva de género en cualquier proceso de reintegracion.

¿Qué secuelas señalarías como consecuencia de tu convivencia con aquel grupo armado?

He perdido mi niñez, la educación la recibe uno en una edad muy corta, hasta los 15 o 16 años. No disfruté de un trato digno, no me he realizado como cualquier otra mujer, no jugué con las muñecas o con otras cosas típicas de mi edad. Intercambiar un fusil por un lápiz ha sido lo complicado, y ver que ahora tus hijos sí pueden hacerlo, sí tienen una educación y una niñez.

¿Qué pedirías?

Pediría que por favor no haya más violencia contra los niños. Se vulneran sus derechos, pero hay muchas personas adultas que han ingresado siendo muy niños, con 10 u 11 años, y que ahora, con 24 o 30 años, aún continúan. Haría una llamada de atención a instituciones y gobiernos para fijarnos en esa parte, y decirles que la vulneración se vive también fuera de los grupos armados, hay mucho niño en la calle sin oportunidades de un hogar digno, una educación... Existe mucha falta de sensibilización de parte del gobierno, y podemos poner un grano de arena a las familias con escasos recursos que necesitan que les ayuden económicamente, impartiendo charlas también para que conozcan el valor que hay que darle a la vida. Una de las causas mayores para ingresar en un grupo armado es el abandono del Gobierno, y la indiferencia tan grande que éste te hace sentir.

*Enlace de interés: www.menoressoldados.org.

Publicado el 12 de febrero de 2010 a las 12:30.

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El parto mortal de Fawziya, una yemení de 12 años sin derechos y sin infancia

Archivado en: yemen, Fawziya, parto, derechos, infancia

Primero le ordenaron dejar la escuela con 11 años para casarse con un adulto de 24. Más tarde, con 12, se queda embarazada y ahora acaba de morir desangrada en un hospital después de tres días de parto, de agonía, que su bebé tampoco pudo superar.

Había nacido en el seno de una familia muy pobre, en Hodeidah, en la costa yemení del mar Rojo, un lugar donde por la mezcla de ignorancia, tradición y pobreza, es normal robar la infancia a las mujeres para entregarlas a hombres que normalmente cuentan ya con otras parejas.

Los padres de las niñas 'vendidas', reciben a cambio un importante beneficio económico, y otros reciben la promesa del marido de que no consumará el matrimonio hasta que la menor sea adulta.

Pero, ¿por qué se consienten estos crímenes? El Parlamento yemení intentó aprobar una ley el pasado febrero que fijaba la edad mínima para casarse en 17 años. Pero esta propuesta no salió adelante porque muchos diputados argumentaron que violaba la 'sharia' o ley islámica. Entonces, ¿cómo podemos proteger a los niños? ¿cuál es la fórmula para salvaguardar sus derechos?

 

Publicado el 16 de septiembre de 2009 a las 11:45.

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Patricia Costa

Patricia Costa

Asuntos Pendientes. ¿Cuántos tienes tú? En este blog recogeré mi punto de vista y breves reportajes sobre temas sociales y todo tipo de desigualdades, centrándome especialmente en la mujer.

Nací en Redondela (Pontevedra), en 1981. Soy doctora por la Universidad de Vigo (con la tesis 'El tratamiento de la violencia machista y la lucha por la igualdad en la radio pública. Análisis del programa 'Tolerancia Cero' de Radio 5. Propuesta de modelo'), Master en Radio por la Universidad Complutense de Madrid y licenciada en Publicidad y RR.PP (UVIGO). 

Comencé en Radio Galega, en Deportes, y desde 2007 soy colaboradora de Radio Nacional de España. Actualmente trabajo en los espacios 'Abierto hasta las 2' (Radio 1), 'Tolerancia Cero' y 'Tendencias', ambos en Radio 5. Además, soy redactora del semanario Gente en Madrid desde 2006, en este momento cubriendo la información relativa a la capital.

En 2009 gané el premio Carmen Goes de Periodismo en la modalidad de Radio por un reportaje sobre la ablación que podéis escuchar en este programa de Tolerancia Cero.

Y en junio de 2013 el XV Premio Tiflos de Periodismo de la ONCE en la modalidad de radio por un reportaje sobre los recortes en la universidad.

Por otro lado, la Academia de la Radio otorgó a 'Tolerancia Cero' el premio Teresa de Escoriaza en febrero de 2014.

 

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