Asuntos pendientes

Leo entre las noticias sobre la reunión en Montreal: "El ministro de Exteriores canadiense, Lawrence Cannon, explicó a la prensa que una de las opciones que eventualmente se considerarán en la cita de hoy es perdonar la deuda de Haití, estimada en poco más de 1.000 millones de dólares. Creo que eso es ciertamente algo que será considerado entre las diferentes opciones que están disponibles, afirmó".

¿De qué estamos hablando? ¿Es que todavía hay que debatir este tema? No me lo puedo creer, como tampoco me creo que de estas 'super reuniones' salga algo. Y me pregunto, ¿a quién debe perdonar Haití y los haitianos por todo lo que les ha ocurrido, antes y después del terremoto?

Ahora sólo cabe esperar que en esta conferencia haya compromiso de ayuda total a un país devastado, y que este lunes sea el comienzo de una eficaz cadena de reuniones que se sucederán en los próximos meses para echar una mano o dos al país más pobre de América. Ojalá este compromiso sea equiparable a la respuesta internacional inmediata que ha surgido tras el terremoto. Porque ya no hablamos de donaciones puntuales, sino de trabajo constante. Ojalá también, se hagan las cosas aprendiendo de los errores cometidos en anteriores catástrofes.

Esperemos, por favor, que no se consientan falsas promesas, como ocurrió en la conferencia de Washington en abril del pasado año. Allí se prometieron 350 millones de dólares para ayudar a Haití a levantarse de nuevo tras los huracanes de 2008. Pero nada o poco llegó.

Hoy en Montreal se pone en marcha una nueva cadena de ayuda. El primer ministro haitiano, Jean-Max Bellerive, será el representante de su país. La secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, el primer ministro canadiense, Stephen Harper, el ministro de Exteriores galo, Bernard Kouchner, y la vicepresidenta primera del Gobierno español, María Teresa Fernández de la Vega, entre otros, intentarán encontrar una estrategia para reconstruir el país.

Aunque pasen los días, y los medios ya no 'abramos' con Haití, cabe recordar cada día que el seísmo del pasado 12 de enero ha matado a 200.000 personas, y que tendremos que trabajar a largo plazo. Porque son muchas las víctimas que han perdido a sus familias, sus casas, absolutamente todo. La gente está herida, enferma, hambrienta, desesperada. Mientras tanto, continúan las réplicas, el miedo, el olor a muerte y los milagros:

P.D.: No dejéis de visitar el blog de Fran Sevilla en la web de RTVE, su diario de Haití.

Publicado el 25 de enero de 2010 a las 10:00.

El cineasta estadounidense Dan Woolley estaba en Puerto Príncipe para grabar un documental acerca de la pobreza en este país caribeño, que ya tenía muy poco antes del terremoto y que ahora no conserva nada.

Se hospedaba en el Hotel Montana, donde le pilló el terremoto de la semana pasada, y donde estuvo atrapado durante 65 horas, en el hueco de un ascensor, hasta ser rescatado con vida.

En ese momento llevaba consigo una cámara réflex y un iPhone. Gracias al 'smartphone' de Apple y a su aplicación de primeros auxilios, Dan consiguió sobrevivir y no desangrarse:

Publicado el 21 de enero de 2010 a las 13:30.

Si el otro día rescatábamos las palabras -luego rectificadas- del obispo de San Sebastián, sobre "nuestra pobreza espiritual y nuestra concepción materialista de la vida", que es según él "un mal mayor" que lo ocurrido en el país caribeño, hoy tenemos que hablar de 'telepredicador' Pat Robertson. Este señor aseguró en televisión que la tragedia en Haití se debe a un pacto que los haitianos sellaron con el diablo para librarse de los franceses, una unión que según él les ha llevado de desgracia en desgracia. ¿Cuántas sandeces más tendremos que escuchar acerca del sufrimiento ajeno?

Publicado el 18 de enero de 2010 a las 12:45.

Ayer no pude comer viendo el telediario. Las imágenes que ha dejado el terremoto en Haití, de cadáveres, de sufrimiento, de desesperación, no me permitían tragar. Me siento inútil, impotente, demasiado afortunada por poder comer, por poder besar a los míos, frustrada por no poder dejar el trabajo y viajar hasta Puerto Príncipe para ayudar de alguna forma. No sé.

Horas más tarde, un señor, el recién nombrado obispo de San Sebastián, pretende hacerme pensar que "nuestra pobreza espiritual y nuestra concepción materialista de la vida" es "un mal mayor" que lo ocurrido en el país caribeño. No puedo creer lo que me intenta explicar.

Pero, ¿de qué me está hablando? Qué importa la ley del aborto, qué sentido tiene todo, qué sentido tiene debatir en estos momentos acerca de "los defectos de nuestra sociedad".

Lo que usted dice sí significa "desproteger la vida de los inocentes", los haitianos -y no los embriones o los fetos- sí son personas desprotegidas e inocentes en estos momentos, y necesitan nuestra ayuda. Me pregunto qué pensarían ellos si escucharán sus últimas declaraciones, señor obispo, con lo religiosos que son. Confían en que llegue la ayuda, e invocan a todos los santos para que les protegan. Ya les diré que no invoquen ni adoren al obispo de San Sebastián.

Así que, que quede claro, no estoy de acuerdo con que "deberíamos llorar" por "nuestra pobreza espiritual", sino por lo que en estos momentos ocurre en Haití. Mientras escribo, quizás varios cadáveres están siendo rescatados de entre los escombros y diez personas acaban de morir. No tenían mucho, pero ahora ya no les queda nada, la naturaleza les ha dado su último golpe, el golpe final.

Cuando escucho declaraciones como las suyas, procedentes de personas como usted, recuerdo porqué la Iglesia no tiene ningún sentido para mí, y porqué sólo voy a Misa -sin comulgar, no se preocupe- en bodas, bautizos, comuniones, entierros, o simplemente para hacer feliz a mi padre cuando le visito, porque él sí -no sé porqué- cree en Dios, y yo creo en mi padre -que a su vez me ha hecho creer en muchas cosas-, pero a veces no le entiendo.

Publicado el 15 de enero de 2010 a las 09:30.

THE NEW YORK TIMES (EE.UU.)

EL CARIBE (SANTO DOMINGO)

GRANMA (CUBA)

JUVENTUD REBELDE (CUBA)

EL NUEVO DÍA (PUERTO RICO)

LISTIN DIARIO (REPÚBLICA DOMINICANA)

LA NACIÓN (COSTA RICA)

LA PRENSA (NICARAGUA)

JAMAICA OBSERVER (JAMAICA)

EL NACIONAL (VENEZUELA)

EL UNIVERSAL (MÉXICO)

EL TIEMPO (COLOMBIA)

Publicado el 13 de enero de 2010 a las 11:00.

Mientras estos días, los más afortunados del mundo, con o sin crisis, con más o con menos dinero, disfrutamos de nuestros amigos, de cenas familiares, del consumismo en estado puro por el que todos nos dejamos llevar, de comidas copiosas, de largas noches de copas, de regalos y más regalos... Mientras todo esto ocurre aquí, allá, en el sudeste asiático, miles de personas, sin absolutamente nada, recuerdan a las víctimas del tsunami que hace cinco años arrasó la zona. En él fallecieron más de 220.000 personas, madres, padres, hijos, abuelos, novios, novias...

"Nunca lo olvidaré en la vida. Tras el terremoto, corrimos hacia nuestra casa y comenzamos a escuchar los gritos de la gente al ver la ola", dice Ambasiah, dueño de la casa donde ese día se refugiaron más de 50 personas.

El vicepresidente indonesio, Boediono, asegura que "cinco años después, el Gobierno de Aceh y su gente, con ayuda del Gobierno central y de la comunidad internacional, han resucitado la zona para comenzar una nueva vida". Ahora, un lustro después del desastre, uno de los mayores de la historia, el esfuerzo por reconstruir los lugares afectados y las vidas de sus habitantes, continúa, mientras el turismo de la zona se hunde poco a poco.

Una de las ONGs que ha trabajado y trabaja para recuperar la normalidad en los países afectados es Plan España, que acaba de publicar en su web el especial "Tsunami, cinco años después", con imágenes, vídeos y testimonios que nos muestran sus proyectos en su lucha continua por mejorar la calidad de vida de los niños, que tienen en esta recuperación un papel clave. Altamente recomendable para tener presente una tragedia que sigue viva aunque sólo la recordemos una vez al año.

Publicado el 28 de diciembre de 2009 a las 10:45.