Asuntos pendientes

Es lo que nos faltaba por escuchar. En los últimos meses, hemos achacado a la crisis la culpa de todos nuestros males, económicos y no económicos. Ahora le toca al volcán islandés. No sólo es el culpable de la cancelación de nuestros vuelos, sino una respuesta divina. Al menos así lo creeel polémico locutor y líder republicano de EE.UU.

Rush Limbaugh, miembro honorario del Congreso de los Estados Unidos, ha dicho: "Creo que la Tierra se está abriendo. Dios ha respondido. Dios está castigando a Europa por el proyecto de ley de atención de salud en Estados Unidos". En fin...

Publicado el 23 de abril de 2010 a las 09:45.

Mientras el tráfico aéreo europeo trata de volver a la normalidad, mientras la calculadora echa humo valorando las pérdidas ocasionadas por el volcán islandés, crece entre los clientes cierta desconfianza al conocerse noticias como la que este jueves publica Daily Mail.

Un vuelo de la compañía Thomas Cook, que hacía el trayecto de Manchester a la isla griega de Creta, sólo con tripulación a bordo, tuvo que volver a su punto de partida y aterrizar de emergencia por culpa del Eyjafjallajökull y sus cenizas.

Hubo un fallo en el motor que saltó a la red a través de la conversación grabada entre el capitán del Boeing 757 y la torre de control. La alarma saltó cuando el piloto detectó un fuerte olor a humo en la cabina: "Estamos seguros. Son las cenizas del volcán", explicó:

Publicado el 22 de abril de 2010 a las 13:45.

Diego González cuenta en su blog Fronteras el periplo de su mujer para volver a casa en medio del caos aéreo provocado por la nube volcánica de Islandia. Sin avión, tren, autobús, ni coche que alquilar, sólo quedaba una opción: el taxi.

"(...) sin avión, ni tren, recurrimos al autobús, con el éxito esperado. Todos los autobuses llenos durante los siguientes seis o siete días. Quedaba una última opción: alquilar un coche. Negativo. Todos los coches de alquiler en aproximadamente seiscientos kilómetros a la redonda de la capital de la France estaban ya más que alquilados, a un precio entre cinco y veinte veces el habitual (...) Así que, finalmente quedó el recurso más obvio: Parar un taxi y decirle al tío A Barcelona, oiga. Y deprisita", explica Diego.

En total, el taxista francés necesitó doce horas para trasladar a su cliente desde París hasta la Avenida de la Diagonal, en Barcelona, y recorrer así más de 1.100 kilómetros. Lo peor fue la factura: 1.646,80 euros que, afortunadamente, pagará la empresa de su esposa.

Asunto pendiente: Afrontar las decisiones de la madre Naturaleza...

Publicado el 19 de abril de 2010 a las 10:30.