Carta de despedida a Javi Rodríguez
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Estimado Javier:
Antes de nada quería hacerte saber que no soy uno de esos aficionados que se han enganchado al fútbol sala esta temporada. Llevo muchos años siguiendo este deporte que tú amas y defiendes, más o menos desde que Chico Lins y Marcos Sorato llevaban al Caja Castilla La Mancha a lo más alto del panorama nacional e internacional. Por tanto, te he visto golear con equipos como Industrias García, el Playas de Castellón y últimamente como el Barça.
Fui uno de esos aficionados que trasnochó para seguir esa final del año 2000 contra Brasil en Guatemala y, por tanto, uno de los que saltó de alegría con tu gol desde los diez metros. Por todo esto, sentí mucha tristeza cuando supe que ésta sería tu última temporada. Tengo la certeza de que la Primera División (que para mí siempre será División de Honor) no será lo mismo sin mitos como tú, Joan Linares o Kike Boned, aunque esta competición te ha rendido el mejor homenaje posible dándote la posibilidad de levantar un título en tu último partido, un encuentro en el que sostuviste a tu equipo con dos goles.
Una de las claves que seguramente te ha ayudado a llegar a la cima es tu carácter ganador. Sin embargo, cuando la velocidad comenzó a abandonarte y las jóvenes generaciones te hicieron pasar más tiempo en el banquillo que en la cancha ese alma siguió ayudando a tu equipo aunque en ocasiones fuera a través de unas protestas desmedidas. Sabes tan bien como yo que si no fuera por tu reputación habrías acabado expulsado en el primer partido de la serie de semifinales ante el Inter Movistar y en el quinto de la final ante ElPozo Murcia.
"Tranquilo, por favor, es su último partido", repetía tu técnico Marc Carmona a uno de los colegiados, mediando para evitar que te fueras al vestuario antes de tiempo, el mismo entrenador que dio una lección a varios de tus compañeros antes de acabar el partido. "Hay que saber perder, pero también hay que saber ganar", haciendo referencia a las desproporcionadas celebraciones de Wilde para con la que fue su afición durante varios años. No debiste darte por aludido cuando tuviste a tu alcance el micrófono de TV3.
Acordarte en esos momentos de Tomás Roncero puede ser comprensible, pero meter en esta batalla dialéctica a Florentino Pérez es sacar los pies del tiesto. ¿Qué tiene que ver el presidente del Real Madrid en todo esto? El fútbol sala nacional ha sido, es y será grande con equipos como el Barça, Inter Movistar, ElPozo, Caja Segovia y un largo etcétera; incluso me atrevo a decir que la LNFS ha sido una referencia incluso cuando el equipo azulgrana peleaba en la División de Plata. No creo, sinceramente, que haga falta un Real Madrid para dar más brío a una competición que correría el riesgo de caer en un duopolio tan sangrante como el del fútbol. Ese sería el final de aventuras tan románticas como las que un día protagonizaron el Vijusa Valencia, el Pinto FS o el propio Martorell.
Para ir terminando, sólo quería decirte que creo que tu carrera está muy por encima de tus palabras a los compañeros de TV3. Prefiero quedarme con el recuerdo de tus goles, de tu liderazgo y tus grandes jugadas antes que con el de tus últimas palabras sobre una cancha de fútbol sala. Y creo que sólo hay una cosa que puede engradecerte aún más como deportista: que salgas ante los medios y te retractes de tus palabras. Ese sí sería un adiós acorte a tu trayectoria.
Un cordial saludo desde mi admiración y respeto.
Publicado el 26 de junio de 2012 a las 12:15.
