Pepe, el anticristo culé
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Emoción, goles y sobre todo polémica. Esos son los ingredientes fundamentales de cualquier 'Clásico' en el que Barcelona y Real Madrid miden algo más que sus fuerzas deportivas durante 90 minutos. Todo lo que acontece sobre el terreno de juego da para mucho más que esa hora y media de fútbol y el último Barça-Madrid no es una excepción.
Por primera vez en mucho tiempo Mourinho no es el centro de atención, sino el central Pepe, quien criticó la teatralidad con la que los jugadores del Barcelona caen al césped cada vez que son objeto de una falta. El primero en contestarle fue Tito Vilanova con aquella amenaza de "si hiciéramos un vídeo con sus faltas...".
No hizo falta acudir al archivo para encontrar alguno de los capítulos violentos del '3' blanco. Los deseos 
de Vilanova son órdenes para periódicos como Sport o Mundo Deportivo que durante toda la semana se han encargado de refrescar la memoria de los aficionados con los episodios más lamentables del central portugués.
Incluso un 'gentleman' como Andrés Iniesta ha caído en el error de contestarle. Casi sin quererlo, el manchego ha alimentado un debate en el que su equipo también puede salir malparado. Aquí no existe la misma mentalidad de 'fair play' que en Inglaterra. Tendemos a alabar las pillerías de ciertos jugadores, tal vez porque eso encaja a la perfección dentro de nuestra mentalidad latina, pero los 'piscinazos' de los futbolistas, lleven la camiseta que sea, es un mal ejemplo para todos, desde los niños que comienzan a dar patadas a un balón soñando que un día serán estrellas mundiales hasta el trabajador que vuelve a constatar que los tramposos acaban casi siempre triunfando.
Lo peor para Pepe es que es preso de sus fechorías, las cuales nos darían para muchas más líneas, e incluso de eso que él ha criticado: sus actuaciones teatrales. Se ha ganado la mala fama a pulso, pero lo cierto es que los números advierten de su tendencia a recurrir cada vez menos a las faltas para parar al contrario. Además, el central portugués sale reforzado de esta polémica. No porta el brazalete de capitán, pero ha ejercido como tal de cara a sus aficionados denunciando una situación que afecta a su equipo y que él cree injusta. Además ha vuelto a confirmarse que la caja de resonancia culé actúa con más fuerza cuando es el exjugador del Oporto el que toma la palabra. El Barça ha encontrado en él justo a la misma figura que tenían los blancos en Stoichkov, un jugador de mal carácter, en ocasiones violento, pero cuyo odio es directamente proporcional al peso que ese jugador tiene en el equipo contrario.
En otras palabras, si Pepe fuera un suplente habitual, esas declaraciones no hubieran tenido mayor recorrido. Fichado del Oporto en el verano de 2007, no se empezó a hablar de él en Barcelona hasta la agresión a Casquero, aunque los decibelios se apaciguaron hasta abril de 2011, fecha en la que Mourinho decidió alinearle en el centro del campo en la final de la Copa del Rey como antídoto al juego de toque azulgrana. Pepe pasó a ser la antítesis de Xavi o Iniesta, al tiempo que se convertía en el anticristo culé, un papel con el que deberá convivir
Publicado el 11 de octubre de 2012 a las 09:30.
