Rudy Fernández y el espejo de Cristiano Ronaldo
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Equipo grande, sólido y hecho. Esas fueron las sensaciones que desprendió el Real Madrid en uno de los partidos más importantes del 'Top-16' de la Euroliga, ante un rival de tronío como el CSKA de Moscú y con la pizarra de Messina como prueba del algodón. Esos calificativos ya se habían dejado entrever en las tres temporadas que lleva Laso en el banquillo blanco, pero ante el que quizá es el gran candidato a levantar el título continental, el Madrid no mostró ni una de las costuras por las que, en alguna ocasión, se le han escapado los partidos grandes, como la final del año pasado ante Olympiacos.
En esa ardua tarea tuvo un peso fundamental Rudy Fernández. Con su vitola de estrella y algunas actitudes un tanto reprochables, el balear contaba con muchos factores para ser uno de los jugadores más odiados por las hinchadas rivales. Los pronósticos se cumplieron y, aunque Rudy ha sido el representante del salto cualitativo que ha dado el Madrid, aún le faltaba un pequeño paso adelante, tanto en su rendimiento en grandes citas como en la imagen que proyecta fuera de la cancha.
En ese sentido, su proyección se puede comparar con la de Cristiano Ronaldo. La calidad de ambos siempre ha estado fuera de toda duda, pero siempre se les podía reprochar la falta de un punto de madurez para hablar más de sus logros deportivos y un poco menos de actitudes provocativas. Lección aprendida. Como la estrella portuguesa, Rudy se ha cosido él mismo los galones a base de grandes actuaciones y ya nadie duda de su capacidad para echarse el equipo a la espalda, algo que sucedió ayer ante el CSKA.
Porque, en estos momentos, Rudy representa a la perfección el estilo de juego implantado por Pablo Laso. Corriendo siempre que se puede, con picos de intensidad alta en fase defensiva y sus conexiones con los sergios hacen que el '5' sea el estandarte al que se aferra una afición que ya está entregada a la causa. Con esta comunión entre público y equipo, parece complicado que alguien saque algo positivo del Palacio.
Pero volviendo a la figura de Rudy Fernández y su trascendencia en el juego del Real Madrid, conviene no perderse en la faceta anotadora, un apartado por el que se fraguó el triunfo ante el ogro ruso. Todo el mundo alaba la facilidad de este equipo para pasar de los 80 puntos en cada partido, pero casi siempre tendemos a dejar en un segundo plano una de las que, para un servidor, es la llave de este Madrid 'lasiano': la intensidad defensiva en algunos tramos. Si un equipo te propone un intercambio de canastas puedes sentirte más o menos cómodo, pero hay un momento en el que el Madrid cambia el guión, aprieta en defensa, minimiza las líneas de pase y te cierra el aro. Durante esos minutos, por escasos que sean, los blancos suelen dispararse en el marcador, firmando parciales que, como ante el CSKA, acaban valiendo el triunfo. Pues en ese apartado, también conviene hacer una mención especial a Rudy.
Lo de ayer, sobre todo si se tiene en cuenta el tropiezo del Maccabi, va más allá de la mera victoria. El Madrid ha sentado las bases para hacer algo grande en Europa. En ese proyecto, Rudy Fernández tiene mucho que decir, tras entender, como ya hiciera Cristiano Ronaldo, que para liderar a un equipo además de condiciones técnicas hay que alcanzar un punto de madurez. Bendita madurez.
Publicado el 21 de marzo de 2014 a las 08:30.