Rafa Benítez y el camino a seguir tras el 0-4 ante el Barça
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Se acerca al invierno. Los caminantes blancos fueron derrotados el pasado sábado en el Santiago Bernabéu, por un grupo de soldados capitaneados por el John Nieve de Fuentealbilla (lord Andrés Iniesta), no por el hecho de poseer armas más poderosas, sino por una consigna tan simple que podría extrapolarse a varios ámbitos, desde la guerra hasta el fútbol, desde el trabajo hasta una noche de copas con los amigos: remar todos en una misma dirección.
El librillo táctico de Luis Enrique no pasará a ser una referencia en las escuelas de entrenadores, al menos no el que maneja actualmente en el Barcelona, no por falta de brillantez, sino por no aportar aspectos novedosos. Líneas juntas, recuperación tras pérdida y solidaridad tanto en defensa (esfuerzo colectivo) como en ataque (moverse al espacio, no esperar el pase cómodo al pie). Esas premisas son la base de cualquier equipo moderno, juegue en Primera o en Tercera División, llámese Real Madrid o Villacacharrita. La plantilla blanca se saltó todos esos mandamientos, mereciendo una penitencia que, a mi modesto entender, se antoja corta: pañolada de la afición y derrota sonrojante ante el eterno rival. En el ego exacerbado de tanta estrella estrellada podría contemplarse la idea de que las quejas de los aficionados tienen como únicos receptores al entrenador y al jefe supremo. Pero no. En este naufragio todos han sido (y son) culpables, desde el capitán del barco hasta los que reman en galeras.
Ni siquiera se ha arrancado la hoja del mes de noviembre y en el calendario del Bernabéu ya parece julio. El 0-4 ante el Barcelona ha precipitado el punto de inflexión de la temporada: o los jugadores demuestran que están a muerte con Benítez (y por tanto acatan las ideas del entrenador) o lo mejor es destituir de manera fulminante al técnico. En el caso de optar por esta última opción, se podría dar por perdida la temporada, tener paciencia (un déficit en el fútbol digno de estudio por Iker Jiménez) y tirar la estructura para volver a construir la casa desde cero, nombrando un director deportivo que trace las líneas maestras del proyecto, incluyendo la propuesta de juego y contando con el entrenador adecuado para ello.
Si se apuesta por la continuidad, por 'il dolce far niente', se corre el serio riesgo de volver a la campaña 2005-2006. Por el momento, el máximo rival ya te ha goleado en tu casa y una de sus estrellas ha salido ovacionada. ¿Qué será lo próximo?, ¿perder ante un rival débil con los suplentes comiendo pipas?, ¿caer en las primeras rondas de la Liga de Campeones?, ¿hacer el ridículo en la Copa del Rey? Es hora de reordenar las tropas, concienciar a todos y cada uno de los miembros del club de que es posible disfrutar del sol de Aguasdulces sin renunciar a una fortaleza como la del Muro, y saber en qué momento hay que usar el fuego valyrio. Esta película, tantas veces vista en Chamartín, demuestra que el Real Madrid lleva tantos años coqueteando con perder el trono que corre el serio riesgo de vivir un invierno de muchos años.
Publicado el 23 de noviembre de 2015 a las 10:15.