La Décima para el Madrid, más cerca y a la vez tan lejos
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Eran poco más de las 22:30 horas cuando Damir Skomina señaló el final del encuentro entre el Real Madrid y el Olympique de Lyon. Los jugadores blancos se fueron abrazando, conscientes de la liberación que suponía acabar de un plumazo con dos supuestas maldiciones: la de los octavos de final y la del Olympique de Lyon.
El partido supondrá un espaldarazo a la moral colectiva y también a la individual de algunos jugadores como Karim Benzema. El "gato", como le calificó Mourinho, sigue saliendo de caza y firmando goles con relativa facilidad. Su rictus ha cambiado de tal modo que cuando falla un gol su rostro expresa ganas de revancha y no desesperación.
Sin embargo, no todo fueron buenas noticias. Pepe pudo dejar a su equipo con diez jugadores por varias burradas que deberían llevar al club a un periodo de reflexión en torno a la renovación del jugador. ¿Se debe renovar a cualquier precio a un jugador que en partidos como el de ayer no es capaz de moderar su comportamiento?
Además, desde el punto de vista táctico, el equipo madridista dejó una mala sensación. Si en los primeros partidos de Mourinho, los blancos juntaban mucho sus líneas e intentaban defender casi todos; ahora los cuatro futbolistas que actúan más adelantados apenas tienen peso defensivo. Di María, Özil, CR7 y Benzema se quedan desconectados, lejos del ejemplo del Barça en el que todos tienen misiones defensivas.
Tal vez el mejor sobre el césped del Bernabéu fue Marcelo, un jugador que promete ser dueño de la banda izquierda blanca durante muchos años. Eso supone alegría en ataque, subidas por sorpresas y peligro constante, pero también un plus de atención de sus compañeros en defensa. Con él, el Madrid parece condenado al doble pivote para realizar ayudas en tareas defensivas. Además, si a sus lagunas, cada vez menores, se le suma el hecho de que Ronaldo nunca baja a ayudarle, se dan situaciones como la de ayer en el primer tiempo, cuando Revelliere y Briand buscaban el 2x1 en esa zona.
En un club con nueve Copas de Europa y más de treinta Ligas extraña que se celebrara una clasificación para cuartos de final, algo que demuestra el enorme agujero en el que se ha metido estos años. Lo normal, por presupuesto e historia, es estar al menos entre los ocho mejores. Por eso, no conviene caer en la complacencia y pararse a pensar en las cosas que no funcionan en el equipo. A día de hoy, Mourinho sigue teniendo mucho trabajo.
Publicado el 17 de marzo de 2011 a las 13:15.