El Maracanazo inesperado en la Copa del rey de baloncesto
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Domingo 19 de febrero de 2012. Sobre las 20 horas, el confeti cae sobre el parqué del Palau Sant Jordi para más gloria del Real Madrid. Florentino Pérez sonreía en el palco mientras Sandro Rosell aguanta el tipo. En las gradas, comportamiento ejemplar de ambas aficiones, los unos dedicándose a celebrar el triunfo (sin referencias a su rival) y los otros divididos entre los que se marchaban a casa con caras largas y los que se quedaban para rendir homenaje al campeón....La verdad, pocos esperaban dos horas antes que esa fuese la escena final de la película de la Copa del Rey.
En el deporte en general y más en concreto en el baloncesto, la vorágine de la competición, con numerosos encuentros por semana hace que la memoria gane en fragilidad. Los triunfos se olvidan fácilmente y sólo algunas derrotas permanecen en el recuerdo por lo dañino del resultado. Esto es lo que ha pasado al Madrid de Pablo Laso. Capaz de aguantar el ritmo del Barça durante buena parte de la fase regular de la Liga Endesa, dos tropiezos mayúsculos en la Euroliga ante Montepaschi y Gescrap Bilbao abrieron la puerta a la llamada del estado de ánimo más habitual en esta sección del club blanco: la decepción. Tras la espantada de Messina y el experimento fallido de Molin, la afición había vuelto a ilusionarse con la llegada de Laso, victoria liguera ante el Barça incluida, pero el equipo parecía haber entrado en un bache de juego justo en uno de los momentos más críticos de la temporada, con el pase a los cuartos de final de la Euroliga en juego y con la Copa del Rey a la vuelta de la esquina.
La imagen de los cuartos de final y las semifinales ante Fuenlabrada y Banca Cívica sirvieron para desnudar todas las virtudes y defectos de este Real Madrid. En ataque aparecieron recursos en el juego interior (gran partido de Felipe Reyes y Velickovic en cuartos de final) y en el lanzamiento exterior personalizado en un renacido Llull; pero al mismo tiempo la defensa se mostraba inconsistente, un talón de Aquiles que se antojaba decisivo de cara a la final. Cuando casi todos les daban por muertos, los madridistas jugaron el que, tal vez, sea su mejor partido de toda la temporada. Tomic, Begic y el resto de pivots merengues imprimieron una dosis de agresividad inusitada en su defensa; Carlos Suárez repetía con frecuencia sus apariciones en el poste bajo para desesperación de Pete Mickeal, mientras Llull tiraba de repertorio para anotar tanto desde el perímetro como en sus clásicas penetraciones. En ese punto de la película, el Madrid se encomendó al jugador balear. Acostumbrado a tirar de garra en los momentos de vértigo, Llull ha mostrado una nueva faceta en la Copa del Rey: saber marcar el ritmo del encuentro. El paso de Prigioni por el Real Madrid no fue demasiado exitoso, pero tal vez el argentino haya dejado un legado que el internacional español podrá aprovechar a la perfección. El MVP del torneo no podría tener otro destinatario.
Al descanso el bloqueo mental del Barcelona era evidente. Ni Xavi Pascual ni ninguno de sus jugadores imaginaba un escenario similar. En el tercer cuarto llegó el esperado conato de reacción, pero a Pablo Laso le quedaba un as en la manga. Cuentan que la dirección deportiva madridista se enamoró de Jaycee Carroll en un partido de Copa en el que el escolta norteamericano anotó 30 puntos ante la atónita mirada de Ettore Messina y un año después el exjugador del Gran Canaria brindó otro recital marca de la casa para asegurar un título que su equipo llevaba nada menos que 19 años sin levantar, demasiado tiempo para un club donde el triunfo es una necesidad y una exigencia. A partir de este éxito, Pablo Laso y los suyos pueden levantar la nueva fase de construcción de un proyecto que aún deberá afrontar más exámenes de altura, tanto en la Euroliga como en la ACB. El crédito para esta obra ya se lo han ganado en el Sant Jordi.
Publicado el 20 de febrero de 2012 a las 10:30.