Números
Aristóteles escribió que la poesía (por extensión, la literatura) es mímesis de la realidad... (Cuidado, se podrían escribir libros a propósito de esa mímesis, esa imitación, y del concepto de realidad).
Apunto una realidad compleja. El suicidio. Alguien toma el timón de su vida, porque considera que le pertenece, y encalla para siempre la nave; puede ser un enfermo de desesperación; alguien con el entendimiento nublado... o alguien muy listo que comprende que no puede terminar con el mundo sin el dichoso maletín nuclear y que, entonces, termina consigo mismo; alguien que no soporta el dolor o el sufrimiento (no es lo mismo)... Podría seguir. Lo dicho: una realidad compleja.
Hubo un tiempo en el que los libros creaban modas o participaban activamente en la configuración del pensamiento de la sociedad. Lo que ahora puede hacer entre nosotros Sexo en Nueva York, por ejemplo, podía superarlo con creces Goethe con Las penas del joven Werther. Hubo un tiempo, no demasiado lejano, en el que se habló del suicidio como el mal du siècle. ¿Tendremos en el presente unas tasas de suicidio superiores o inferiores a las del comienzo del siglo XIX? De momento, tenemos algo que no existía entonces: la tasa en cuestión. La confianza en una manera de cuantificar (por favor, haced clic y leed) y configurar la realidad. La ventaja de estar informado, y, lamentablemente, de poder apartar la vista con limpieza.
El suicidio, con sus números de hoy, no se percibe como el mal de este siècle. Tampoco las tasas de aborto. Los números, excepto los rojos en la cuenta corriente, no nos afectan demasiado. En España, el aborto afecta a 115.000 personas al año, como poco, también a 115.000 mujeres. Quisiera pensar que afecta, también, a 115.000 hombres. Un pronóstico. El año que viene afectará a más de 115.000 personas, a más de 115.000 mujeres y quién sabe si a más 115.000 hombres. Así que dentro de 10 ó 15 años, estadísticamente, tengo muchas probabilidades de que me aborten (sí, es una ironía), de ser una de esas mujeres o de ser ese hombre cercano al aborto. Escribo España, pero podría escribir Gales, como hace con fineza Toni Piqué.
Camus ya señaló el suicidio como la gran cuestión filosófica. Creo que se quedó corto. La gran cuestión filosófica de este tiempo es la deshumanización. Comprende el suicidio y el aborto, y más. Pasa por no entender la vida como un regalo, como una donación, por pensar que otros sobran, por eludir cualquier acercamiento al sufrimiento del otro (para eso están los profesionales: médicos para el cuerpo; psicólogos, psiquiatras, tarotistas o teléfono de la esperanza para "lo otro"). Los números avanzan y/porque no nos incomodan. Dijo Adorno en una frase ya muy rodada: "No es posible la poesía (y de nuevo por extensión, la literatura) después de Auschwitz." Una vez al año muestro a mis alumnos las cifras del Holocausto, la Soah. Después enseño fotografías terribles. A continuación proyecto Noche y Niebla, de Alain Resnais. Por último, nos acercamos a la escritura de ese horror. ¿Qué aproximación a la realidad del mal creéis que conmueve más? Por los números pasamos sin mojarnos, sin un ¡ay! Gana Resnais porque da un sentido a la historia e interpela al espectador. También ganan Levi o Kertész, pero ésa es una batalla más lenta.
Y ahora un par de sentencias. La buena literatura aspira a la Realidad, no a las simplificaciones de la Realidad. La buena literatura construye la humanidad.
P.D.: Cuando vi por cómo corrían los números en la pantalla con Mátrix, me entró Vértigox.
Publicado el 15 de agosto de 2009 a las 15:45.