Grecia no era el problema
De nuevo la realidad topa con los deseos. Nos las prometíamos felices pensando que el resultado de las elecciones en Grecia que ha dado la victoria a los partidarios de mantenerse en el euro, iba a ser el revulsivo que necesitaban los mercados para aliviar la presión sobre España, y una vez más la furia de los inversores nos ha desconcertado con brutales ataques que han vuelto a elevar a prima de riesgo a records históricos, han tambaleado la bolsa y han situado el interés de la deuda en máximos difíciles de sostener. ¿Qué nos está pasando? Los mercados no se conforman con los pasos que se han dado hasta el momento y las medidas emprendidas por el gobierno, necesarias, parecen insuficientes. Ni la reforma laboral, ni la de las pensiones, ni la subida del IRPF ni el saneamiento de las cuentas públicas, ni el compromiso de contención del déficit ni tampoco el rescate a la banca con una línea de crédito de 10.000 millones de euros, han convencido a los mercados y han alejado a España del abismo al que nos asomamos cada día un poco más. Parece un lugar común el convencimiento de que la única forma creíble de taponar la enorme vía de agua en que se ha convertido España dentro de la Europa del euro es avanzar en una verdadera unión política, fiscal y bancaria, y enviando señales inequívocas de que la unidad del euro es un proyecto irrenunciable. Mientras los mercados sigan con sus dudas acerca del futuro de la moneda única, España seguirá el paseo por la cuerda floja y los esfuerzos para aliviar la tensión en los mercados estarán condenados irremediablemente al fracaso. Cuesta entender en esta tesitura la pasividad del Banco Central Europeo y su negativa a intervenir con una compra masiva de deuda española que contribuyera a despejar las dudas. Aunque no hay que descartar que estemos en la antesala de una intervención de rescate total a España para impedir que en su caída arrastre a toda la zona euro. Pero España no ha terminado de hacer sus deberes y queda un largo camino de reformas que acometer. Poco margen va a tener el presidente del Gobierno para sortear las sugerencias que le llegan desde Europa, como la recomendación del FMI para incrementar el IVA y los impuestos especiales, bajar el sueldo de los funcionarios y eliminar la desgravación fiscal a la vivienda. Son medidas impopulares a las que difícilmente se podrá sustraer, y más tarde o más temprano, las acabaremos sufriendo. Más aún si son condición innegociable para que el Fondo de Rescate europeo se decida a comprar deuda soberana.
Publicado el 21 de junio de 2012 a las 14:15.