Reforma de las pensiones
Los últimos datos del padrón municipal difundidos por el Instituto Nacional de Estadística reflejan que la población española ha descendido en 205.788 personas. Es un dato muy significativo, pues no hay precedente desde que se tienen datos estadísticos de una contracción de la población española. La razón de este descenso se explica por la caída de la inmigración, 216.000 extranjeros -un 3,8%- menos que el año pasado. La inmigración es el factor que había hecho posible que se produjera el incremento demográfico de los últimos años. Ahora, la crisis económica ha provocado el efecto contrario y España ha dejado de ser un imán para los extranjeros que llegaron en busca de mejores oportunidades que en sus países de origen y que son los que en mayor medida acusan las consecuencias de la falta de empleo. Al no contar con el apoyo familiar, el motor que está permitiendo resistir a miles de españoles que subsisten gracias al esfuerzo de sus mayores, no tienen más opción que hacer las maleta y retornar a sus países dejando atrás sueños deshechos. No es un asunto menor, con repercusiones que van más allá de los dramas personales de los que habiendo echado raíces se ven obligados a marcharse por la falta de trabajo.
Las dificultades económicas están afectando también a la natalidad, que había logrado salir de su estancamiento gracias a los nacimientos experimentados con el incremento de la población extranjera a partir del año 2000. A la salida de extranjeros hay que sumar la marcha de jóvenes cualificados que buscan posibilidades de desarrollo en países de la UE y que probablemente se asienten en sus nuevos destinos, incidiendo negativamente en el número de nacimientos en España.
Las implicaciones, tanto laborales como para el mantenimiento de las pensiones futuras, con una población cada vez más envejecida, son demoledoras, motivo más que justificado para acometer con urgencia reformas de calado que permitan garantizar la sostenibilidad del sistema de pensiones en el futuro. Confiar en que el contexto económico de los próximos años facilitará el aumento de la población cotizante no es suficiente argumento para aplazar medidas que se han de tomar con serenidad, para evitar el uso partidista de un asunto tan sensible, pero con la máxima celeridad y consenso posibles.Es inaplazable elaborar entre todos los agentes implicados los mecanismos que garanticen que las pensiones sean las adecuadas y al mismo tiempo, sostenibles en el tiempo. Sin dogmatismos ni visiones cortoplacistas, pues en juego está nuestro bienestar futuro.
Publicado el 26 de abril de 2013 a las 11:00.







