Metamorfosis políticas en campaña electoral
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Que la primavera la sangre altera es de todos sabido, pero la metamorfosis que sufren algunos políticos en estas fechas hay que achacarla más a la cercanía de las elecciones que al cambio de estación. En caso contrario, sería para preocuparse. Con el horizonte de las elecciones municipales y autonómicas a la vuelta de la esquina, algunos experimentan en carne propia tales mutaciones que parecen estar atravesando por un brote de bipolaridad que deberían hacerse mirar. La delegada del Gobierno, Amparo Valcarce, es un ejemplo de doble personalidad. En apenas cinco minutos y sin cambiar de escenario, es capaz de alabar el proyecto de Madrid Río delante de Alberto Ruiz Gallardón como "una seña de identidad de los madrileños y un símbolo de Madrid", a poner al alcalde de chupa de dómine en cuanto se da la vuelta criticando que las obras se han disparado en su coste por las urgencias electorales de Gallardón. Compatibilizar el cargo de Delegada con su candidatura de número dos a la Asamblea de Madrid es lo que tiene, que deja al doctor Jeckyll a su lado a la altura de un becario. De traca ha sido también la aparición del alcalde de Collado Villalba, Pedro Pablo González, en medio de una clase del instituto María Guerrero de la localidad. Aún les dura el susto a los chavales de segundo de bachillerato cuando vieron aparecer al alcalde soltándoles el mitin. De alcalde a docente sin pestañear, aunque la clase magistral fuera de pensamiento político. Hemos visto esta semana también a Esperanza Aguirre jugando al golf y montando en bicicleta en plan Verano Azul, pero lo suyo no sorprende. Está en perfecto estado de forma tras su operación y lo demuestra haya o no cámaras por medio. No hemos entrado en campaña oficialmente, pero vamos escuchando los mensajes los que pueden vender su gestión, y las promesas los que aspiran a tocar poder. Algunas realistas, como la que avanza en estas páginas el consejero de Sanidad, en la línea de seguir modernizando y acercando la sanidad a los ciudadanos, lo que se refleja en unos índices de satisfacción del 86%, con la entrada en funcionamiento de nuevos hospitales y la implantación de la receta electrónica. Otras, muy ambiciosas, como el banco público que propone Tomás Gómez. Y otras más sensatas, como el Plan C para los barrios con carencias que propone Lissavetzky basado en la creación de empleo, los programas sociales y el reequilibrio territorial. Confiemos en que la campaña sea limpia, con ideas y propuestas, y no sólo marcada por insultos y descalificaciones.
Publicado el 25 de marzo de 2011 a las 11:15.