Golpe de mano de Esperanza Aguirre
Ni los mejores resultados cosechados por el Partido Popular en Madrid, primera fuerza política en 177 de los 179 municipios madrileños, han servido para salvar el pellejo de su secretario general, Francisco Granados, cesado fulminantemente por Esperanza Aguirre aduciendo "falta de confianza". Era un secreto a voces que las relaciones entre ambos estaban tocadas de muerte desde que el ex consejero de Presidencia, Justicia e Interior fue desterrado del Gobierno regional tras las pasadas elecciones de mayo. La presidenta le sacó del Gobierno a cambio de darle un papel relevante como portavoz del Grupo Parlamentario en la Asamblea y él lo rechazó. En teoría, le estaba ofreciendo un cargo de importancia en una legislatura donde, a falta de grandes planes e inversiones, la vida parlamentaria iba a cobrar una mayor trascendencia, más aún con la irrupción en la escena política de UPyD con grupo parlamentario propio. Sumaría el poder de controlar la Asamblea y el partido al mismo tiempo. Pero era un caramelo envenenado y Granados lo sabía. Probablemente ya intuía que le estaban segando la hierba bajo los pies cuando lo que buscaban era, con buenas formas, su cuello. Y decidió no aceptar, poniéndose en la diana de su rival político y ex compañero de Gobierno, el vicepresidente y consejero de Cultura y Deportes, Ignacio González, el mismo que le ha sustituido en la secretaría general del PP de Madrid y que se ha cobrado la pieza que tanto le ha estorbado tras años de pugna interna por intentar hacerse con el control del partido y del Gobierno regional. La designación de Ignacio González al frente del partido en Madrid lo reafirma como el hombre fuerte del Gobierno regional y le da la visibilidad que le faltaba para ser el perfecto sucesor de Esperanza Aguirre, con cuya maniobra la presidenta ha blindado su poder en el PP regional a poco más de dos meses del congreso nacional que los populares celebrarán a mediados de febrero en Sevilla.Bajo esta óptica se explica un cambio de este calado a las puertas de un congreso nacional, cuando podría haber hecho el relevo sin mayor ruido en el congreso regional. Hay interpretaciones de todo tipo. Desde un toque de atención a Rajoy por si tuviera en mente intentar reducir su poder, al anuncio de una retirada anticipada de la vida política, o incluso la posibilidad de dar la batalla para terminar su carrera política en la capital, ahora que su eterno rival pasará a ocupar mayores responsabilidades en el Gobierno de Rajoy. O quizá es sólo falta de confianza. El tiempo lo dirá.
Publicado el 28 de noviembre de 2011 a las 12:15.







