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Blog de Alberto Castillo

Sin acritud

Tres años de la muerte de Carlos Palomino

Archivado en: Editorial, Carlos Palomino, Josué Estébanez, agresión, intolerancia

Una manifestación nos ha recordado estos días el tercer aniversario de la muerte de Carlos Palomino, el joven de 16 años apuñalado en el metro de Legazpi por Josué Estébanez, un militar de ideología ultraderechista. Estébanez acudía a una manifestación del partido ultra Democracia Nacional y se cruzó con Palomino, que acudía a reventarla junto con otros amigos.  El suceso conmovió a toda la sociedad por la difusión de las imágenes captadas por las cámaras del metro que mostraban cómo el condenado le clava una certera puñalada en el corazón, que acabó con la vida de Carlos Palomino. El crimen marcó un antes y un después, ya que por primera vez una sentencia aplicó la agravante de odio ideológico. Desde entonces, los nombres de ambos se esgrimen como mártires en los enfrentamientos entre radicales de izquierdas y derechas. Los últimos, ocurridos con muy pocos días de diferencia. El pasado fin de semana, un joven antifascista resultó herido leve después de que fuera acuchillado en el glúteo por otro de ultraderecha al grito de "Saluda a Carlos de mi parte". El escenario, la misma estación de Legazpi. Apenas unos días después, una nueva agresión entre radicales en Valdemoro se saldó con otro joven de 16 años que recibió tres puñaladas en tórax y espalda propinadas por dos individuos de ultraizquierda. La víctima, que  vestía una sudadera con la bandera de España, se encuentra en coma inducido. Estamos asistiendo a un rebrote de la violencia entre grupos de ideologías contrarias en los que coinciden la temprana edad de los implicados. Pueden ser fruto de la casualidad o de un encuentro fortuito, pero proliferan en la red numerosas páginas y webs radicales donde abundan los foros que alientan este tipo de enfrentamientos  y que son el caldo de cultivo ideal para alimentar un sentimiento de violencia que se extiende sin control. Es probable que no estemos prestando suficiente atención a este fenómeno y consideremos las agresiones entre grupos radicales como hechos aislados. Pero no hay que banalizar la situación. Es en momentos de especiales dificultades económicas y de crisis social cuando hay que extremar la vigilancia ante los episodios de intolerancia ideológica de uno y otro signo. Sin caer en demagogias ni alarmismos, hay que considerar igualmente la presencia de estímulos fuertemente violentos en las nuevas formas de ocio preferidas por un público especialmente vulnerable, los más jóvenes, que pasan horas enfrentados a un enemigo virtual en forma de videojuego que alimenta su conducta más agresiva.

Publicado el 12 de noviembre de 2010 a las 13:00.

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Ecos de la visita de Benedicto XVI

Archivado en: Editorial, orden apellidos, visita papa Benedicto XVI

El lingüista Noam Chomsky escribió que la estrategia de la distracción consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. Puede ser casualidad que el Gobierno haya lanzado la soberana estupidez de la alteración del orden de los apellidos haciéndolo coincidir con la visita del Papa a Santiago de Compostela y Barcelona. Más de uno pensará que dedicarse a legislar sobre asuntos de tanta irrelevancia es una forma de ocupar la atención del ciudadano y desviarla de los verdaderas prioridades y preocupaciones sociales, entre ellas la situación económica y el paro. No hay nada más efectivo que introducir elementos de discusión accesibles al ciudadano para minimizar el impacto de asuntos de mayor calado, como ha sido la visita del Papa y los importantes mensajes lanzados en sus intervenciones y homilías. Apelaciones a la unidad de España con el deseo de que "los españoles vivan como una sola familia", o la petición de que la vida "sea dignificada, valorada y apoyada jurídica, social y legislativamente", quizás no hayan aportado grandes novedades en el discurso de la Iglesia, pero están cargados de simbolismo por su distancia de las posiciones del Gobierno. La  agenda del presidente le impidió recibir y acompañar a Benedicto XVI, como hubiera sido lo correcto por su condición de Jefe de Estado, y sólo  asistió a su despedida en el aeropuerto del Prat, lo que de paso le evitó los molestos abucheos que hubiera tenido que soportar del numeroso público que acompañó en todo momento al Papa. Pensaremos que en su ánimo no ha estado anteponer las ideologías personales al protocolo de Estado. En cuanto a las críticas por el elevado coste económico que ha tenido su visita, no mucho mayor que la de cualquier otro Jefe de Estado al que hay que dotar de especiales medidas de seguridad, se ha de considerar el valor de la difusión mundial de las imágenes de Santiago y Barcelona, que han llegado a millones de personas en todo el mundo. Y confiar que el laicismo radical no ciegue la razón. Cuando la gravedad de la crisis se ceba en tantos hogares, muchas personas, agnósticas o laicas, creyentes o no, se ven en la necesidad de acudir en auxilio a los comedores sociales de las organizaciones vinculadas a la Iglesia católica, donde se les da de comer sin preguntarles por sus creencias religiosas. Entonces no se cuestiona cómo se financia la Iglesia ni la famosa X en la casilla de la declaración de la renta.

Publicado el 11 de noviembre de 2010 a las 15:15.

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Justicia para la familia Meño

Archivado en: Editorial, Antonio Meño, rinoplastia, negligencia médica

Hemos visto la precaria lona de color azul que ha cobijado a la familia de Antonio Meño a modo de vivienda durante más de 500 días.  Lo hemos contado varias veces en el periódico Gente, el mismo periódico desde el que hemos sido testigos día tras día del drama de una familia, adoptada en el barrio por la fuerza de su tesón,  a la que no ha doblegado el frío cortante del invierno ni el calor asfixiante de la plaza de Jacinto Benavente en verano. Desde la redacción hemos visto el cable que comunica el kiosco aledaño con el chamizo de los Meño, por el que pasaba la corriente prestada para encender la tenue luz con la que iluminar la esperanza de Juana y Antonio, como un cordón umbilical al que se aferraron el día que, perdido todo, decidieron echarse a la calle frente al ministerio de Justicia para que su drama no cayera en el olvido. En varias ocasiones Juana subió al periódico a contarnos su historia, que llevamos a nuestros lectores. Antonio Meño, postrado en una cama desde que hace 22 años entró en coma tras someterse a una operación de cirugía estética de nariz en una clínica de Madrid. Primero en su casa de Móstoles, y cuando fue embargada para hacer frente a los 400.000 euros de costas judiciales, en la precaria cama que ha ocupado durante más de 500 días en plena calle. Antonio Meño entró sano en el quirófano y salió en estado vegetativo. Pudo ser a causa de una negligencia médica o de un accidente, pero el único que no es responsable de este estado es él. Cuántas veces, viendo la lona azul que guarece a Antonio Meño del resto del mundo, viendo la solidaridad de los vecinos de la plaza, del kiosquero que le presta la luz, nos hemos preguntado cómo puede ser que una familia que pierde a su hijo, independientemente de que se demuestre que ha habido negligencia o no, además pierda su casa y se quede en la calle. El daño irreversible de Antonio Meño, y lo que ha pasado su familia desde aquel fatídico día es motivo más que suficiente para que la justicia repare el daño causado.  Cuando hay una demanda civil, el que pierde paga los costes judiciales que le han supuesto al otro. Es el sistema que tenemos, pero es manifiestamente injusto y se ha cebado con la desgracia de la familia Meño. Ahora hay una oportunidad de resarcir estos años de frustración. El Tribunal Supremo ha dejado visto para sentencia el recurso de revisión de la sentencia que absolvía al anestesista y a la clínica.  El veredicto podría anular esa sentencia y ordenar un nuevo juicio. Por Antonio Meño y su familia, y sobre todo por Juana, la madre coraje.

Publicado el 5 de noviembre de 2010 a las 10:15.

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Más educación y menos recaudación

Archivado en: Editorial, puente de Todos los Santos, víctimas carretera, accidentes tráfico

Los datos de víctimas mortales provocadas por accidentes en la carretera han confirmado en octubre la tendencia negativa de los últimos meses. El puente de Todos los Santos se ha cobrado la vida de 24 personas, 13 más que en el mismo periodo de hace un año. Octubre cerró con 170 víctimas mortales, 21 más que en octubre de 2009. Un mal dato que se suma al de septiembre, mes en el que también se incrementaron considerablemente los fallecidos en la carretera. Son datos que rompen una racha de 34 meses consecutivos de descenso de fallecidos en accidentes de tráfico y que han provocado que el Partido Popular solicite la comparecencia en el Congreso de los Diputados del Director General de Tráfico, Pere Navarro. El efecto que en su día tuvo la implantación del carnet por puntos se ha diluido, y tampoco las campañas de la DGT provocan el efecto deseado, quizá porque la sociedad percibe de ellas más un efecto recaudatorio que la labor pedagógica que tratan de transmitir. Las organizaciones de automovilistas han denunciado de forma reiterada que los recortes presupuestarios han pasado factura e incidido negativamente en el mantenimiento de las carreteras. No hay más que circular en moto para comprobar el peligro que supone la conducción por ciertas vías a causa de su mal estado de conservación. La mejor medida disuasoria en la carretera, la presencia de patrullas de la Guardia Civil, se ha reducido notablemente, lo que se refleja en menos controles de alcoholemia e incrementos de la velocidad de los conductores. La administración tiene muchos deberes pendientes más allá del desmedido afán recaudatorio. Se han incrementado los radares en lugares donde el riesgo de accidente es menor y se puede circular a mayor velocidad. Pero no se hace el esfuerzo necesario para mejorar el estado de conservación de las carreteras, especialmente en la red secundaria, ni se trabaja lo suficiente en el refuerzo de la educación vial. Sigue habiendo numerosos puntos negros, mala o inexistente señalización, curvas mal peraltadas, peligrosos cambios de rasante, señalización insuficiente o inexistente... Y no hay que olvidar el binomio juventud-accidente. Gran parte de los siniestros más graves se producen en el segmento de los 20 a los 30 años. Las autoescuelas enseñan a aprobar el examen, pero no a conducir de verdad, a reaccionar ante imprevistos, frenadas, conducción con hielo o sobre mojado, etcétera. Tampoco hay una cultura de comportamiento respetuoso al volante. Urge incidir en la educación y no tanto en la recaudación.

Publicado el 4 de noviembre de 2010 a las 15:00.

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Pasar factura tras la fractura

Archivado en: Editorial, Tomás Gómez, Pedro Castro, Rafael Gómez Montoya, Manuel Robles

Uno de los dos, o los dos, miente,  o no está diciendo toda la verdad. Tomás Gómez y Pedro Castro han protagonizado un culebrón a cuenta del empeño del alcalde de Getafe en volver a ser candidato para sumar otros 4 años a los 27 que lleva en el sillón municipal. Según ha trascendido, Gómez le pidió que renunciara a volver a presentarse, y Castro se negó. ¡Hay que ver cómo se repite la historia! Tomás Gómez esgrimió contra Castro las encuestas desfavorables, el mismo argumento que no quiso aceptar cuando el presidente del Gobierno le llamó para pedirle que se retirara de la candidatura y dejara paso a Trinidad Jiménez. Tomás Gómez ha negado que hubiera pretendido forzar la renuncia de Pedro Castro, mientras que  el alcalde getafense no concreta si tal cosa llegó a ocurrir, tratando de pasar página pero contribuyendo con su inconcreción a alimentar el debate. Lo cierto es que el líder -de la mitad y un poco más- de los socialistas madrileños, ha perdido la confianza en Castro, porque cuando una herida se cierra en falso, a la primera de cambio vuelve a sangrar y la fraternidad escenificada por los socialistas salta por los aires.  Gómez no perdona a los que se posicionaron contra él en las primarias, y la metamorfosis de Castro tampoco  ayuda en exceso. Ha pasado en poco tiempo de ferviente admirador a converso detractor y ahora a fiel escudero. Gómez puede negarlo, pero no quiere a Castro de candidato. En este escenario, otros dirigentes socialistas temen represalias. De hecho, Gómez ha mantenido una reunión con alcaldes del sur a la que no invitó a Pedro Castro, ni a Rafael Gómez Montoya y Manuel Robles, regidores, respectivamente, de Leganés y Fuenlabrada, que se posicionaron claramente a favor de Trinidad Jiménez y ahora temen que Gómez aproveche para rendirles cuentas. La intervención del nuevo secretario de Organización del PSOE, Marcelino Iglesias, llamando a capítulo a Tomás Gómez, ha confirmado que las aguas en el socialismo siguen revueltas. Como ganador de las primarias, Tomás Gómez quiere tener las manos libres para confeccionar las listas con equipos de su entera confianza, pero eso equivale a fumigar al adversario. Pedro Castro ha sido el primero y ha superado este primer combate. Veremos quién gana el siguiente. Tomás Gómez está equivocando el tiro. Se supone que su adversaria es Esperanza Aguirre. Para ganarla necesita un partido fuerte y unido, y propuestas que conformen una alternativa de gobierno creíble. Lo demás son luchas internas que no interesan a nadie.

Publicado el 29 de octubre de 2010 a las 12:45.

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La cortina de humo del insulto

Archivado en: Editorial, Leire Pajín, Francisco Javier León de la Riva, Valladolid

No puede haber disculpa ni justificación para palabras tan desafortunadas como  las que pronunció el alcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva, referidas a la recién nombrada ministra de Sanidad, Leire Pajín. Una persona elegida democráticamente para representar a los ciudadanos tiene que ser capaz de contenerse en sus manifestaciones cuando se trata de descalificar a un contrario por su aspecto físico o su condición  sexual. Y esto es de aplicación universal para toda la clase política. El insulto es una práctica demasiado extendida entre los políticos de uno u otro signo, y sobrados ejemplos tenemos en España. O acaso la bancada socialista no se hartaba de reír y aplaudir las ocurrencias de Alfonso Guerra cuando sacaba a relucir su afilada lengua para llamar "Mariposón" a Rajoy, durante un mitin en Rodiezmo, o desde su escaño en el Congreso para calificar a Suárez de "Tahúr del Mississippi", "Marmolillo de la Moncloa" a Calvo Sotelo, "Mariquita Pérez" a Soledad Becerril o "Monja Alférez" a Loyola de Palacio. Ningún miembro o "miembra" del PSOE reclamó una disculpa entonces, ni siquiera en los dos últimos insultos, dirigidos a mujeres. Por eso sorprende la reacción que ha tenido el PSOE contra las deplorables manifestaciones del alcalde vallisoletano y la complacencia con las proferidas por el ministro de Fomento, referidas con ambigüedad calculada "al plumero" de Mariano Rajoy. En su justificación, el nuevo secretario de organización socialista, Marcelino Iglesias ha hecho gala del doble rasero que aplica el PSOE cuando la descalificación proviene de la derecha. "Tienen una dimensión distinta. Me preocupa profundamente cuando las expresiones tienen un carácter machista contra las mujeres", se ha limitado a decir.  Nadie se rasgó las vestiduras en el PSOE cuando el alcalde de la localidad madrileña de Getafe, Pedro Castro, llamó a los votantes del PP "tontos de los cojones". El caso es que estamos asistiendo al nuevo estilo de comunicación del Gobierno, ejercido con maestría con la dirección de Rubalcaba, el estilo de la cortina de humo que transforma el insulto en herramienta electoral para desviar la atención de los ciudadanos de los verdaderos problemas y la falta de acción política para salir de ellos. ¿A alguien le puede extrañar que mes a mes los barómetros de opinión confirmen la desafección que los ciudadanos sienten hacia sus gobernantes, hasta el punto de percibir a la clase política como uno de los principales problemas que tiene España? Más gobierno y menos agitación.

Publicado el 28 de octubre de 2010 a las 12:30.

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La sucesión, atada y bien atada

Archivado en: Editorial, José Luis Rodríguez Zapatero, remodelación del ejecutivo, cambios en el gobierno

A Rodríguez Zapatero no se le puede negar la capacidad de reinventarse. Apenas esperábamos un cambio en el ministerio de Trabajo, pero hemos desayunado con una profunda remodelación del Gobierno. Un golpe de efecto a la desesperada para tomar impulso y darle la vuelta a las encuestas. Lo ha hecho sacrificando el hacer por el convencer, y encumbrando a Rubalcaba, al que convierte en el hombre fuerte y de facto casi en el presidente en la sombra. Alfredo Pérez Rubalcaba asciende a la vicepresidencia, mantiene Interior y se convierte en el portavoz del Gobierno. La sustitución de Teresa Fernández de la Vega es el reconocimiento más explícito de que no hay quien venda la acción de gobierno.  Zapatero está convencido de que sólo Rubalcaba es capaz de comunicar para atraer al electorado insatisfecho. y refuerza esta línea con Ramón Jáuregui, a quien recupera después de haberle enviado al destierro en Estrasburgo. El tandem Rubalcaba-Jáuregui da otra pista de que el final de ETA es uno de los ases que confía en sacar de la manga en lo que resta de legislatura. Pero el presidente, además, ha movido las fichas para controlar el  el PSOE de cara a los elecciones, ante su propia candidatura y por si hay que pilotar la sucesión. Para ello necesitaba quitarse de encima a Leire Pajín, a la que hace ministra de Sanidad a cambió de quitarle el poder del partido. Lo que viene a ser una patada por elevación que muestra que su máxima preocupación es controlar el PSOE para que cese la disidencia, preparar el batacazo de Cataluña y de las autonómicas y de paso, quitarle un grano a José  Blanco, que podrá coordinar a su gusto las próximas campañas. A su fiel Trinidad Jiménez le compensa por el mal trago que le hizo pasar al enviarla a medirse y perder contra Tomás Gómez y le pone un avión para viajar por el mundo, su gran aspiración por fin colmada. Esta vez sí. Ya no la esperan en Madrid, ni siquiera en la ejecutiva del PSM, a la que vuelve Beatriz Corredor tras ver desaparecer su ministerio, como el de Aído. Un retroceso para las políticas sociales sobre de las que tanto alardeó Zapatero. Otro de sus leit motives, la paridad, ha pasado también a la historia. Las circunstancias mandan. En definitiva, unos cambios para recuperar el favor del electorado, con guiños a la izquierda y a los sindicatos con las incorporaciones de Rosa Aguilar y Valeriano Gómez, que encumbran a Rubalcaba como el elegido para una hipotética sucesión, y que tranquilizan al PSOE con la vuelta de viejos pesos pesados. Todo queda atado, y bien atado.

Publicado el 22 de octubre de 2010 a las 11:00.

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Ruiz-Gallardón enseña los dientes

Archivado en: Editorial, Esperanza Aguirre, Alberto Ruiz-Gallardón, José Luis Rodríguez Zapatero, Fiesta Nacional, deuda ayuntamientos

Esperanza Aguirre ha sido la  garganta profunda del desfile de las Fuerzas Armadas. Gracias a ella hemos conocido el contenido de la jugosa conversación mantenida entre el presidente del Gobierno y el alcalde de Madrid a cuenta de la financiación local. Más que una conversación, lo que allí hubo fue una bronca de Alberto Ruiz-Gallardón a Rodríguez Zapatero, que si llega a imaginar la que le esperaba el Día de la Fiesta Nacional, con el monumental abucheo que se llevó antes, durante y después del desfile, se habría quedado en casa alegando la misma indisposición que el abanderado de la embajada venezolana. El ambiente ya estaba caliente después de que el presidente manifestara días atrás que el ayuntamiento de Madrid pretendía endeudarse más, lo que calentó a Gallardón que contestó llamándole mentiroso y envidioso. Las espadas están en alto porque los ayuntamientos se sienten discriminados con respecto al Estado y las comunidades autónomas, que sí pueden endeudarse. El alcalde, al que algunos quieren seguir viendo como un verso suelto, ha cogido el toro de la financiación por los cuernos y ha hecho causa común con Esperanza Aguirre frente al Estado en defensa de los madrileños.  Así, le recriminó a Zapatero que de todo el peso de la deuda, la de los ayuntamientos alcanza sólo el 5 por ciento del total de las administraciones, y además les aplica la prohibición de refinanciar la deuda que vence en cada ejercicio. Justo lo contrario de lo que aplica el Estado para sí mismo y para las comunidades autónomas, lo cual es una manifiesta discriminación. Además, los ayuntamientos padecen una asfixia financiera porque están obligados a prestar servicios que exceden de sus competencias, pero que no pueden dejar de cumplir al ser las administraciones más cercanas al ciudadano. Gallardón viene defendiendo que los ingresos de las corporaciones locales estén vinculados a la riqueza que generan en su territorio. Madrid se llevaría la palma al aportar alrededor del 12 por ciento al PIB. En definitiva, Gallardón le ha lanzado el guante al presidente del Gobierno, que se ha comprometido a estudiar la propuesta que le llevará el alcalde de Madrid en un plazo de 15 días, una reivindicación que Gallardón demanda en solitario, pero que debería partir de una posición común de todos los ayuntamientos, independientemente de su color político, pues es un problema que afecta por igual a todos los municipios. Acabado el sueño de las primarias, empiezan a moverse las fichas y llega el momento de tomar la iniciativa.

Publicado el 15 de octubre de 2010 a las 10:15.

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Los abucheos en las urnas

Archivado en: Editorial, Fiesta Nacional, 12 de Octubre, Desfile Fuerzas Armadas, Zapatero, Abucheo, Venezuela

Un año más, los gritos y abucheos al presidente del Gobierno han marcado el desfile militar con motivo del Día de la Fiesta Nacional. Los pitidos y silbidos al jefe del Ejecutivo fueron constantes durante la hora y media que duró el acto. Es el quinto año consecutivo que el público asistente abuchea al presidente del Gobierno. El desfile, más austero que otros años a causa de la crisis, no ha estado exento de polémica, además de por la tradicional pitada a Zapatero, que ya se ha convertido ya en un clásico, por la ausencia de la bandera venezolana, nación invitada junto a otros ocho países hispano americanos que celebran su bicentenario. Una repentina "indisposición del abanderado" que debía portar la enseña bolivariana, según se justificó desde la embajada venezolana, fue la manera elegida por el gobierno de Chávez para dar un sonoro plantón al rey y a la familia real, al Gobierno y a la mayoría de los presidentes autonómicos y altas autoridades españolas que acudieron al desfile. La ausencia de la representación venezolana coincide con la polémica diplomática surgida entre España y el Gobierno de Hugo Chávez a raíz de las informaciones que vinculan a Arturo Cubillas, alto funcionario de Caracas, con ETA y con su presunta participación en el entrenamiento de etarras. El Gobierno de Hugo Chávez, lejos de dar muestras de colaboración, ha vuelto a ningunear a España, un desplante que pone en evidencia una vez más la tibieza que está marcando nuestra política exterior, y que ha provocado el rechazo de la oposición. El PP  ha llevado al Pleno del Congreso sus críticas al Gobierno por haber reaccionado, desde su punto de vista, sin "firmeza" ni "determinación" ante Venezuela, y ha expresado su censura a toda la política internacional del Ejecutivo por haber fracasado en la "defensa de los intereses de España". Es de entender el malestar de los españoles ante su Gobierno, y su expresión espontánea en las pocas ocasiones en las que puede hacerlo. Pero el patriotismo mal entendido no puede anteponer el rechazo al presidente del Gobierno con el respeto que merece el homenaje a la bandera, a las fuerzas armadas españolas y a los españoles muertos caídos en acto de servicio. Motivos hay más que sobrados para expresar el descontento popular y el rechazo a Zapatero. Pero vivimos, afortunadamente, en una democracia, que contempla sus propios mecanismos para canalizar el descontento. Cuando sean las elecciones, llegará el momento de gritar y abuchear a Zapatero o a Rajoy, papeleta de voto en mano, en las urnas.

Publicado el 14 de octubre de 2010 a las 14:30.

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Quien gana es el mejor

Archivado en: Editorial, elecciones primarias, Tomás Gómez

"Marchemos todos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional". Las palabras del Rey Fernando VII, pronunciadas en el Manifiesto a los españoles de 1820, tras ser obligado a jurar la constitución que él mismo había abolido, son el exponente de cómo las circunstancias obligan a cambiar el paso.   Cierto es que Fernando VII, en cuanto escampó la tormenta, volvió a las andadas, se pasó "La Pepa" por el forro de sus reales y volvió por sus fueros absolutistas. En el PSOE  están aún en la primera fase, la de la conversión al tomasismo, y confiemos en que les dure mucho, incluso hasta después de las elecciones autonómicas. Pero el repentino fervor que ha entrado por el ya candidato socialista a la comunidad de Madrid es casi devoción. "Tomás Gómez se ha merecido ganar, y quien gana es el mejor. Lo va a hacer muy bien y cuenta con todo mi apoyo". Lo ha dicho el presidente del Gobierno, tras mudársele la cara ante el  triunfo de Gómez frente a la que era su candidata. Zapatero no quería a Tomás Gómez ni en pintura. Le convencieron Rubalcaba y José Blanco de que Esperanza Aguirre se lo devoraría de un plumazo y que la única manera de recuperar Madrid pasaba por apartarle y apostar por Trini Jiménez. El aparato socialista se puso manos a la obra: que si quítate de en medio y da un paso atrás, que si es el candidato de la derecha, que si su mayor activo es haber dicho no a Zapatero... Pero el chico díscolo se colocó el aparato por montera, aguantó el chaparrón y las presiones y se convirtió en candidato venciendo a Trini limpiamente con el voto de los militantes. Una bofetada al liderazgo de Zapatero. Y quién te ha visto y quién te ve, los principales dirigentes  que apoyaron a la ministra en su fallida segunda travesía madrileña se transmutan y salen en tromba deshaciéndose en elogios al ganador, que hasta hace nada daban por muerto.  Zapatero era trinista hasta el arco de las cejas, pero ahora, haciendo de la necesidad virtud, es mas tomasista que nadie. Como él, Rubalcaba, José Blanco, o alcaldes que un día se acostaron con el ex regidor de Parla y se levantaron con la ministra de Sanidad. Al igual que Fernando VII, donde dije digo, digo Diego. Es comprensible la urgencia de pasar página cuanto antes, cerrar las heridas, aparentar normalidad y transmitir unidad. Y de aprovechar el "efecto Tomás" y confiar en que el interés mediático alcanzado no decaiga de aquí a las elecciones, cosa harto improbable. Pero ni Groucho Marx lo hubiera podido expresar mejor: "Éstos son mis principios; si no le gustan, tengo otros".

Publicado el 11 de octubre de 2010 a las 09:30.

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Alberto Castillo

Alberto Castillo

Director de Gente en Madrid. Periodista madrileño, de 46 años, cuenta con una dilatada experiencia en medios. Ha sido subdirector general de la Agencia de Noticias Servimedia. Gran parte de su carrera profesional ha estado vinculado a la radio en distintas cadenas. Comenzó en la Cadena Rato en los años 80 y de ahí pasó a la COPE, cadena en la que fue redactor de informativos locales, redactor jefe del informativo matinal "La Mañana" (con el desaparecido Antonio Herrero), redactor jefe de informativos de fin de semana y jefe de prensa. Su última etapa en la radio fue en la extinta Radio España-Cadena Ibérica.

 

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