miércoles, 24 de abril de 2024 20:05 www.gentedigital.es
Gente blogs

Gente Blogs

Blog de José Luis Gutiérrez Muñoz

Sonrisas de colores

Balance final 'Color en Bal Mandir 2008'

Archivado en: Kathmandu, Bal Mandir, Matruchhaya, Pinto, Dashain, Nepali Children Organization

imagen

Madrid, 24 de noviembre de 2008

Cuando regresé de Kathmandu, el 17 de octubre, pasé varios días sin apenas poder dormir, no sólo por el desajuste horario, sino también porque continuamente me venían a la mente escenas de Bal Mandir, y cuando me acostaba, mi cabeza se empeñaba en tratar de encontrar soluciones imposibles a los numerosos problemas de ese orfanato.

Ha sido la tercera vez que trabajo allí. En anteriores ocasiones había regresado impresionado por todo lo visto, pero optimista en cuanto a las posibilidades de modificar esa cruda realidad. Esta vez, en cambio, me he sentido abatido, porque he tenido la impresión de que buena parte de nuestros esfuerzos han sido en vano. Bal Mandir sigue siendo el mismo lugar miserable, donde malviven doscientos niños y niñas en condiciones inhumanas, y me indigna pensar que alguien pueda estar lucrándose gracias a la mala situación de esos menores.

He dejado pasar un tiempo para serenar mis sentimientos. No deseaba hacer un balance final afectado por el pesimismo, la tristeza y la rabia que en esos días sentía. Por otro lado, sabía que era necesario dejar a un lado todos aquellos pensamientos negativos, porque en sólo unos días, el 23 de octubre, iniciaba un nuevo proyecto en Matruchhaya que requería toda mi atención, pero era consciente de que, tarde o temprano, tendría que ordenar mis ideas y tratar de extraer conclusiones de la última experiencia en el orfanato de Kathmandu.

En 2006 trabajé allí con cinco alumnos de mi Facultad, más otros cinco de la Facultad de Bellas Artes de Kathmandu. Nos propusimos llevar color y alegría a aquellos menores, desde el convencimiento de que lo necesitaban tanto como otros asuntos primordiales; pero lo cierto es que no nos conformamos con eso. Las condiciones de vida en ese enorme orfanato nos parecieron tan duras, que inmediatamente pensamos que debíamos de luchar para tratar de transformarlas.

Quizás fuimos demasiado ingenuos, pero lo cierto es que hicimos todo lo posible para que nuestra ayuda sobrepasara el ámbito de lo puramente lúdico o creativo.

En 2007 nuestro grupo fue de siete personas, más cuatro alumnos de Kathmandu. En esa ocasión conseguimos una donación económica adicional del Ayuntamiento de Pinto para la adquisición de artículos de primera necesidad para los huérfanos de Bal Mandir. Estábamos felices con ese logro. Compramos ropa y calzado para los menores de ese orfanato, y de otros cuatro que pertenecen a su misma red.

Por otro lado, con el dinero obtenido por la venta de algunas de las fotografías que expusimos, pudimos comprar muchos medicamentos, de acuerdo con las necesidades expresadas por el doctor que regularmente les visita; y además, a petición del director del orfanato, adquirimos un frigorífico grande para la mejor conservación de las medicinas. Colaboramos personalmente en la distribución de las distintas prendas. Los huérfanos de Bal Mandir parecían contentísimos con sus nuevas ropas y calzado.

Ese año, incluso nos atrevimos a diseñar un programa de becas para ayudar a los niños y niñas de dicho orfanato que deseaban seguir estudiando, y no podían hacerlo, al quedar fuera del amparo de Bal Mandir, por la edad. Creíamos firmemente en nuestra capacidad de transformar esa cruda realidad, con la ayuda de los numerosos amigos que empezaron a prestarnos su apoyo.

Gracias a eso, este año hemos tenido más recursos económicos que nunca, y el equipo ha sido suficientemente numeroso como para atender otras necesidades. Hemos podido distribuir ropa y calzado a más de quinientos niños y niñas de once orfanatos distintos de la red de Bal Mandir. Esta vez hemos sido once voluntarios españoles, más cuatro alumnos de Bellas Artes de Kathmandu. El grupo inicial, financiado por el Ayuntamiento de Pinto, estaba formado por siete personas, pero finalmente el Consejo Social de nuestra Universidad hizo posible ampliar el equipo con cuatro colaboradoras más.

Además de ropa, hemos vuelto a comprar gran cantidad de medicamentos. Para todo ello, hemos recurrido a la mediación de un buen amigo de Kathmandu, de absoluta confianza, al que transferimos la cantidad de dinero necesaria para poder hacer frente a estos gastos, de modo que, cuando llegamos a Kathmandu, el 18 de septiembre, buena parte de las prendas ya estaban distribuidas por los diferentes orfanatos, a la espera de repartirlas entre los niños el día grande del Dashain, el 2 de octubre.

Por otro lado, el programa de becas se pudo hacer realidad, y ya son cinco los menores que se benefician de esta ayuda, que parte de la ilusión y el esfuerzo económico de muchos amigos españoles. Deseamos extender este tipo de ayudas a más niños y niñas, prestando especial atención a los que tienen alguna discapacidad. Creemos que la educación es la mejor herramienta para ayudarles a salir de la marginalidad y pobreza que les condujo al orfanato.

También hemos enviado a un hospital de India, con dinero de nuestros amigos, a dos adultos que acompañan a dos bebés ciegas de Bal Mandir, que en los próximos días serán operadas allí gratuitamente. Dicen que tienen un diez por ciento de posibilidades de recuperar la visión tras la intervención quirúrgica.

Todo esto es muy esperanzador, pero lo cierto es que, al poco de llegar a Bal Mandir, empezamos a ver cosas que no nos gustaban. Los niños y niñas, especialmente los más pequeños y los discapacitados, seguían utilizando las mismas ropas viejas, sucias y rotas de años anteriores.

Muchos de ellos seguían descalzos, y otros usaban unas chanclas tan gastadas, que casi equivalía a no llevar nada en los pies. Bal Mandir seguía siendo un lugar inaceptable para la vida de los niños. Los servicios apestaban, estaban llenos de excrementos diarreicos de los menores. Muchas veces los niños, para evitar pisar las heces de otros, hacían sus necesidades fuera del servicio. Las comidas seguían siendo muy pobres, casi exclusivamente arroz, un día tras otro. Bien es cierto que en estos aspectos ni siquiera hemos tratado de incidir, porque todavía no hemos encontrado el modo de hacerlo. Pero en la ropa y el calzado sí que habíamos gastado mucho dinero. Las prendas de este año todavía no habían sido distribuidas pero, ¿dónde estaban las del año pasado?

Empezamos a preguntar esto mismo a los menores de Bal Mandir. Para ser más concisos, les preguntamos por la prenda más cara del año anterior: un abrigo impermeable con forro polar en su interior, que habíamos comprado para trescientos cincuenta niños y niñas de esos cinco orfanatos de Bal Mandir, para todos los que estaban en edad de poderlo utilizar.

Las niñas más mayores sí conservaban las prendas que habíamos distribuido el año pasado, pero los pequeños afirmaban que el abrigo lo tuvieron varios días, hasta que finalizaron las vacaciones del Dashain, y luego desapareció. Fuimos a hablar con el director, quien se mostró sorprendido, y aseguró que averiguaría lo sucedido. También le dimos la queja a la presidenta del NCO (Nepali Children Organization), quien nos dijo que se sentía muy triste por lo que le contábamos, y que iniciaría una investigación.

Nos fuimos de Bal Mandir sin saber dónde estaban esos abrigos y todas las demás prendas que habían desaparecido. Todavía no hemos recibido una explicación, aunque no perdemos la esperanza, porque les hemos hecho saber que las futuras ayudas, en ese sentido, están condicionadas al esclarecimiento de lo sucedido. Otro día nos reunimos con ambos responsables del orfanato, y les comunicamos que el frigorífico que habíamos comprado el año anterior también había desaparecido. En su lugar, junto a la enfermería, habían colocado otro viejo, más pequeño, que estaba desenchufado y vacío, luego probablemente no funcionaba.

Nuevamente palabras de pesar y promesas de averiguación, pero ni una respuesta hasta la fecha. -"¿Y dónde están los medicamentos?" -preguntamos. -"Se habrán gastado, y los que no, habrán caducado" -nos respondieron.

Las niñas más mayores del orfanato ya nos habían hablado de la corrupción en todos los estamentos de Bal Mandir, desde la presidenta hasta las cuidadoras, pasando por el director y por todos los empleados de las oficinas, pero pensamos que exageraban, que era una forma de rebeldía adolescente.

También nuestros amigos nepaleses, externos a Bal Mandir, nos habían advertido de ese mismo problema, pero nosotros creíamos haber encontrado un modo directo e inmediato de hacer llegar las ayudas a los niños, jamás pensamos que alguien pudiera robarles la ropa y el calzado, después de haberlo marcado con el nombre de cada menor, y de haberlo usado en nuestra presencia durante varios días.

Hay gente sin escrúpulos, que se beneficia de las ayudas que las personas de buen corazón intentan hacer llegar a los más necesitados. Ganas dan de desistir, pero somos rehenes de nuestros sentimientos. Cuanto más conocemos a esos niños y niñas, más les queremos. Son personas muy especiales. Tienen una fuerza increíble para superar las adversidades, y una asombrosa capacidad para devolver con creces el poco afecto que reciben. Por ellos, y sólo por ellos, merece la pena seguir luchando, no podemos abandonarles, pero ya no podemos permitirnos más ingenuidades, debemos de ser muy exigentes con los que gobiernan esa casa, cautos y desconfiados, y estamos obligados a ser absolutamente sinceros con nuestros amigos.

Descárgate el artículo 'Color cántabro en el Orfanato de Bal Mandir' (El Mundo, 19/11/08)

Publicado el 25 de noviembre de 2008 a las 11:15.

añadir a meneame  añadir a freski  añadir a delicious  añadir a digg  añadir a technorati  añadir a yahoo  compartir en facebook  twittear  votar

Comentarios - 6

1 | Dolors Matilló - 27/11/2008 - 10:10

He quedado muy triste al leer tu artículo. Adoptamos a nuestro hijo en Bal Mandir, ahoro ya estudia segundo de bachillerato y es un chico deportista, inteligente, buena persona, algo tímido pero muy afable. Vi que estábais en Bal Mandir y lo que hacíais allí. Sólo por el color que les habéis llevado, ya mereceis un monumento. Esos niños y niñas viven en unas condiciones tan tristes! Creo que la corrupción allí es galopante, y que la practica todo el mundo, excepto las pobres didis que ya eran huérfanas y que se han ido quedando en el orfanato para cuidar a los niños.
Creí que la subida al poder de los maoistas podría resolver la situación, al menos que lo intentarías, pero supongo que tantos años de gobiernos y de funcionarios corruptos cuestan de borrar.
Muchas gracias por tus artículos, me ligan al lugar donde mi hijo vivió una año y medio (tenía casi cinco años cuando lo adoptamos). En verano de 2006 fuimos a Nepal y visitamos Bal Mandir. No paré de llorar en dos o tres días. ¿Dónde estaban las niñas que había conocido hacía diez años?¿Por qué todo estaba igual o peor? ¿Por qué había aún más huérfanos allí?
Mi marido y yo somos socios de Amics del Nepal que colabora en diversos orfanatos y también con Maiti Nepal.
Otra vez muchas gracias por tus escritos. Tened mucho cuidado con lo que dais, porque siempre hay alguien que lo roba a los niños. Espero que el nuevo gobierno haga algo.

2 | sofia - 08/1/2009 - 14:12

Apreciado Jose Luis: conocí su trabajo sobre Balmandir, y como le dije, me gustó, me emocionó y me hizo reflexionar mucho. Conozco Balmandir, así como conozco otros orfanatos de Nepal. Amo Nepal, por razones parecidas a la suya, pero no lo entiendo; trabajo para Nepal, en un pequeño proyecto en un centro de acogida de niños en Kathmandu, y el trabajo es desalentador.
Cada vez que vivo más Nepal, menos lo entiendo, pero lo respeto. Siento mucho lo que está ocurriendo con los resultados del Proyecto, el trabajo en el pais( supongo que como en otros muchos paises con estas características) resulta desalentador, sin embargo usted ha iniciado una tarea de divulgación a través de su experiencia de llevar color, muy interesante, y que desde aquí le agradecemos y reconocemos su esfuerzo. Por favor siga adelante.
Gracias
Sofia (Mallorca)

3 | Maribel - 09/1/2009 - 22:34

Hola, José Luis:

No sólo en el Balmandir, sino en otros orfanatos, algunos de los cuales han conseguido las acreditaciones para adopciones internacionales el año pasado, pasa algo parecido. Lo sé también por niños que han estado en ellos, por los más mayores: los regalos que les entregan personalmente las familias que los visitan duran en sus manos apenas unos días. Por ello, también en estos casos, puedes ver a niños con ropas y zapatos raídos y, después de haberles dado a ellos (o haber donado al orfanato) lo suficiente para hacer frente a la situación, te encuentras con que los niños están igual. Tengo fotos de mi hijo con una sudadera raída, de color rosa, sucia y extremadamente raquítica para él, con la que pasó todo el último invierno que vivió en su orfanato. Según me contó, de los regalos que yo le envié, no recibió ninguno.
Es una lástima que ocurran estas cosas, pero ocurren, y creo que es necesario que lo sepamos, porque tal vez así, aparte de indagar acerca de lo que ocurre, de por qué las donaciones no bastan (no bastan, desde luego para mejorar la situción de estos niños), podamos imaginar nuevas formas y más eficaces de conseguirlo.
Ello aparte de que tus proyectos me parecen maravillosos, y seguro que la ilusión y el disfrute de jugar con vosotros a través del arte, no se lo arrebata nadie: ni directores de orfanatos ni cuidadores. Eso les queda.
Saludos, Maribel

4 | Ana - 22/4/2010 - 17:33

Excelente labor
Yo soy alumna del IES Valle del Saja en Cabezón de la Sal (Cantabria) y desde hace ya varios años estamos inmersos en un proyecto que celebramos el día del libro (mañana). Los alumnos organizamos diferentes actividades(venta de libros, deportes,conciertos...) en las que la participación requiere de la aportación de una cantidad simbólica de dinero. Al final del día conseguimos recaudar una cantidad considerable de dinero todos los años. Éste es donado y destinado íntegramente a costear los estudios de Sudip Magar. Es genial poder ayudar con tu propia participación e iniciativa. La solidaridad se respira en el ambiente.
Un abrazo, Ana

5 | monica - 05/4/2011 - 00:36

Hola Josè Luis,
mi chiamo Monica,
scrivo in italiano sperando che tu mi riesca a capire. Sono la mamma di Sima la bimba che si vede nella terza foto dall'alto e che si copre la bocca con la mano...la si vede anche nella prima foto dall'alto, è quella sotto al dragone, nel mezzo ,con una maglietta bianca.
Sima è con noi dall'agosto 2010,è una bambina fantastica!!! Ora ha sei anni e mezzo e dalle notizie che ci hanno dato è entrata al Bal Mandir circa nel 2007.Cercando sul web notizie su questo ofanotrofio ho trovato il tuo blog e le tue foto..Io e mio marito siamo rimasti particolarmente colpiti dai giorni passati al Bal Mandir e continuiamo a ricercare sul web foto e notizie di tutti quei bimbi che abbiamo conosciuto là e che non dimenticheremo mai!!! Molto probabilmente tu hai conosciuto Sima prima di noi e probabilmente avrai anche foto fatte durante le tue visite in questo istituto nel periodo in cui lei ha vissuto lì.
Ci farebbe molto piacere averne qualcuna in cui si vede anche lei. E ci farebbe anche molto piacere sapere come poter fare per aiutare il vostro lavoro in questo istituto che ha così tanto bisogno di gente come voi....grazie infinite per quello che fate!!
Monica

6 | Sadhuram - 11/4/2011 - 13:47

Hola me llamo Sadhuram y yo tambien estuve en Bal Mandir de pequeño. Ahora mismo estoy viviendo en Barcelona y ya estoy en primero de carrera. Es lamentable la corrupcion y como la gente se aprovecha de la las ayudas. Las condiciones en ese orfanato son pesimas, y hablo desde la propia experiencia. No tengo muy buenos recuerdos de ese año que pase en Bal Mandir. La comida era realmente escasa (arroz, arroz y mas aroz...), las cuidadoras no se portaban nada bien con nosotros (aun recuerdo como pegavan a mi hermano pequeño de 3 años cuando mojaba la cama, les tenia bastante miedo la verdad)...

Me causa muchisima imptencia pensar que otros niños no han podido tener la misma suerte que yo, ahora mismo yo podria estar en su lugar y ellos en el mio. Si no me equivoco, solo una veientena de niños son adoptados cada año cuando ahi hay unos 200 niños!! Mi madre tardo cuatro años en adoptarem, estoy seguro que hay mas gente con ganas de adoptar pero que por la maldita burocracia solo veinte niños pueden ser adoptados cada año, condenando a los 180 restantes a una vida miserable, sin apenas oportunidades.

Cuando estuvimos el año pasado con mi padre en Bal Mandir, decidimos ayudar al orfanato pero en vez de darles dinero decidimos llevarles comida para unos meses, basicament daal y aroz. Sin embargo, temo tambien que esa comida no fuera destinada a los niños debido a la corrupcion.

Tu comentario

NORMAS

  • - Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
  • - Toda alusión personal injuriosa será automáticamente borrada.
  • - No está permitido hacer comentarios contrarios a las leyes españolas o injuriantes.
  • - Gente Digital no se hace responsable de las opiniones publicadas.
  • - No está permito incluir código HTML.

* Campos obligatorios

José Luis Gutiérrez Muñoz

José Luis Gutiérrez Muñoz

José Luis Gutiérrez Muñoz (Madrid, 1963), pofesor Titular y Director del Departamento de Escultura de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid. Director del Grupo de Investigación UCM "Arte al servicio de la sociedad". Responsable de diversos proyectos de cooperación al desarrollo que desde 2004 vienen llevándose a cabo en orfanatos de India, Nepal y Ecuador.

EN TU MAIL

Recibe los blogs de Gente en tu email

Introduce tu correo electrónico:

FeedBurner

Recibe este blog tu email

Introduce tu correo electrónico:

FeedBurner

Grupo de información GENTE · el líder nacional en prensa semanal gratuita según PGD-OJD