Toros y cultura
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Con entusiasmo y euforia desmedidos, algunos medios de comunicación han acogido la noticia de que la comisión de Cultura del Congreso ha aprobado la proposición no de ley del paso total de los toros a Cultura, concretamente al Instituto de Artes Escénicas y de la Música. La noticia, en sí misma es buena por cuanto se reconoce oficialmente el carácter cultural de la fiesta de los toros, con las prerrogativas que ello conlleva: de tipo cultural propiamente dicho (la cultura no se puede prohibir y por ende, los toros tampoco) y de tipo crematístico en cuanto a reducción del IVA a pagar y el acceso a subvenciones oficiales como sucede con otro tipo de espectáculos, mediante la asignación de partidas presupuestarias para el fomento de la Fiesta. La proposición señala que las potestades administrativas en materia de espectáculos taurinos que asumiría el Ministerio de Cultura lo serán sin perjuicio de las que ostentan las Comunidades Autónomas, salvo las correspondientes a la competencia sobre seguridad pública. Y es aquí donde nos asalta la duda; en la fiesta de los toros existen responsabilidades administrativas que queda claro asumirá el Ministerio de Cultura; existen también responsabilidades de orden público que seguirá asumiendo el Ministerio del Interior. Pero existen también otro tipo de responsabilidades de orden técnico y la propuesta aprobada no aclara-o al menos nosotros lo desconocemos- quién las va a asumir. Nos referimos a las funciones que actualmente cumplen Presidentes cuando se trata de funcionarios policías y sobre todo los Delegados de la Autoridad, estos sí, dependientes del Cuerpo Superior de Policía, en plazas de 1ª y 2ª categoría.
Las funciones del Delegado de la Autoridad son múltiples y fundamentales: en primer lugar debe de tener mando sobre fuerza ,por lo que aquí no cabe ninguna duda, debe de pertenecer al Cuerpo Superior de Policía; debe de asesorar a la Presidencia en las operaciones preliminares y finales, así como durante el transcurso del espectáculo para garantizar su normal desarrollo; debe de contar con personal auxiliar designado por él, que colabore en el desempeño de sus funciones; debe transmitir las órdenes impartidas por la Presidencia y exigir su cumplimiento; debe de estar presente en el desembarque, pesaje, sorteo y reconocimientos previos y post morten de las reses a lidiar, así como de los caballos y elementos materiales para la lidia; debe redactar y firmar las actas según dispone el Reglamento General Taurino de las diferentes Comunidades Autónomas; debe realizar inspecciones y controles durante el tiempo que las reses permanezcan en la plaza para comprobar que se han adoptado las medidas adecuadas de vigilancia de las mismas.
Y -añadimos nosotros- no debe de ceder ante las imposiciones y caprichos de tanto aprovechado, "golfo", "pocaverguneza", irresponsable, ineducado, engañador , tramposo aranero, trapacero y maula que rodea al mundo "administrativo" del toro. Los empresarios, apoderados y banderilleros pertenecientes a una de las anteriores "categorías" que hemos nombrado- hay más de lo que muchos piensan - se felicitarán si todas las responsabilidades pasan a Cultura y desaparece el Delegado de la Autoridad y con él, todo lo que huela a labor de policía. De acuerdo que cualquier persona con la suficiente preparación podría desarrollar la mayoría de estas funciones, pero si esto se fuera de la mano de Interior, el fraude en el desarrollo de las corridas de toros probablemente lo tendríamos a la orden del día, pues la figura de los funcionarios de Interior es quien garantiza lo que aún queda de seriedad en este ámbito.
Es en este punto donde no nos queda nada clara la susodicha transferencia y que deberían dejar como está; responsabilidades administrativas, a Cultura y las de seguridad , técnicas y organizativas que continúen en Interior; dejemos que estos funcionarios que cumplen con profesionalidad y seriedad con su deber, continúen con sus responsabilidades y que el resto pase a Cultura, que por lo demás, todo sea dicho, es algo por lo que todo el mundo del toro está clamando y con razón.
Publicado el 4 de marzo de 2011 a las 09:30.